Sadness
03/08/2008, 22:00
Me siento extenuado, cansado,
¿Abatido? No al extremo,
Incluso, no lo considero un drama,
Porque goce de buenos momentos,
Aunque de sentimentalismo carentes.
Nada personal. Pero me sentía vivir.
Y hubiera seguido bebiendo del vino salaz,
Que se me ofrecía a manos llenas,
Y sin el menor asomo de recato,
Por gentiles mozas, tan bellas.
De no haber escuchado hablar
De las adjetivaciones del verbo, Amar.
Al principio, sólo por curiosidad
Me propuse ir a su encuentro
Y no porque lo buscara,
Pero anhelaba estrenar
Mi romanticismo barato y explayar:
“Eres exacta o más o menos, lo que siempre soñé”
Y fue más menos que más.
Y nos encontramos, o así lo creí,
Nos miramos y así lo sentí,
Ella me amo, yo le mentí.
Por un segundo dude, y quise anclar
En tierra fértil y virginal
Que se ofrecía como mendaz meretriz.
Mentira, mentira, tampoco fue ella…
Y así, extravíe mi juventud en dudoso lugar,
Mi presente no existe,
Y de lo incierto de mi futuro, queda tan poco,
Algunos bocetos, olvidados a propósito
En un cajón que jamás he de volver a ver.
Y luego, de una vida entera,
De una búsqueda infructuosa,
De seguirle el rastro por cielo e infierno,
Pero más por el infierno,
De caer creyendo,
Y levantarse por orgullo, pero sin fe.
Luego de tantos cuerpos que probé,
Como recipientes anhelantes de contener
Lo incontenible,
Como el sueño fugaz,
Del rapaz que juega poder atrapar con la caracola
A la imponente mar,
Nada, quedó, nada.
No conseguí conocer el rostro del amor,
Fui pisada que no dejó huella,
Hoja que el viento meció,
Insignificante grano de arena,
Sepultado en un océano de infelices
Que buscan y creen encontrar, no encuentran.
Mi tiempo se agota,
Pero ya no espero que entre por esa puerta,
Abierta eternamente abierta
¡Amor, ¿Por qué me has repudiado?!
¿Por qué no viniste a mi encuentro,
despojado de tu soberbia,
como la doncella al tálamo nupcial?
¡Y ni siquiera hoy que mi vida se extingue!
Por caridad, de tu presencia me obsequias
¡Eres cruel, elitista y vanidoso!
¡Altivo sentimiento, la admiración de los hombres te ha dañado,
No eres más que una ****, carente de valor!
¡Amor, amor que gran mentira!
La Muerte, bella y benevolente,
Me cubre humilde con su manto,
Es tierna y sincera, no discrimina,
Quizás ella sea el real Amor,
Siempre Tan anhelado, tan buscado,
No tú, tú no.
Herí y me dañaron,
Sentí morir
Y fue un auto-engaño,
De mi imperiosa necesidad
Por sentirme amado….
No más… …la búsqueda ha terminado.
¿Abatido? No al extremo,
Incluso, no lo considero un drama,
Porque goce de buenos momentos,
Aunque de sentimentalismo carentes.
Nada personal. Pero me sentía vivir.
Y hubiera seguido bebiendo del vino salaz,
Que se me ofrecía a manos llenas,
Y sin el menor asomo de recato,
Por gentiles mozas, tan bellas.
De no haber escuchado hablar
De las adjetivaciones del verbo, Amar.
Al principio, sólo por curiosidad
Me propuse ir a su encuentro
Y no porque lo buscara,
Pero anhelaba estrenar
Mi romanticismo barato y explayar:
“Eres exacta o más o menos, lo que siempre soñé”
Y fue más menos que más.
Y nos encontramos, o así lo creí,
Nos miramos y así lo sentí,
Ella me amo, yo le mentí.
Por un segundo dude, y quise anclar
En tierra fértil y virginal
Que se ofrecía como mendaz meretriz.
Mentira, mentira, tampoco fue ella…
Y así, extravíe mi juventud en dudoso lugar,
Mi presente no existe,
Y de lo incierto de mi futuro, queda tan poco,
Algunos bocetos, olvidados a propósito
En un cajón que jamás he de volver a ver.
Y luego, de una vida entera,
De una búsqueda infructuosa,
De seguirle el rastro por cielo e infierno,
Pero más por el infierno,
De caer creyendo,
Y levantarse por orgullo, pero sin fe.
Luego de tantos cuerpos que probé,
Como recipientes anhelantes de contener
Lo incontenible,
Como el sueño fugaz,
Del rapaz que juega poder atrapar con la caracola
A la imponente mar,
Nada, quedó, nada.
No conseguí conocer el rostro del amor,
Fui pisada que no dejó huella,
Hoja que el viento meció,
Insignificante grano de arena,
Sepultado en un océano de infelices
Que buscan y creen encontrar, no encuentran.
Mi tiempo se agota,
Pero ya no espero que entre por esa puerta,
Abierta eternamente abierta
¡Amor, ¿Por qué me has repudiado?!
¿Por qué no viniste a mi encuentro,
despojado de tu soberbia,
como la doncella al tálamo nupcial?
¡Y ni siquiera hoy que mi vida se extingue!
Por caridad, de tu presencia me obsequias
¡Eres cruel, elitista y vanidoso!
¡Altivo sentimiento, la admiración de los hombres te ha dañado,
No eres más que una ****, carente de valor!
¡Amor, amor que gran mentira!
La Muerte, bella y benevolente,
Me cubre humilde con su manto,
Es tierna y sincera, no discrimina,
Quizás ella sea el real Amor,
Siempre Tan anhelado, tan buscado,
No tú, tú no.
Herí y me dañaron,
Sentí morir
Y fue un auto-engaño,
De mi imperiosa necesidad
Por sentirme amado….
No más… …la búsqueda ha terminado.