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Pompilio Zigrino
17/07/2008, 08:58
Por 37 votos contra 36 se impuso la negativa de los Senadores para validar el proyecto de Ley de Retenciones móviles promovido por el Poder Ejecutivo.

El aspecto sobresaliente fue que el propio Vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, tuvo que decidir la votación debido a un previo empate 36 a 36.

Había mucho en juego, porque si ganaba la postura de los Kirchner, promovía la división del pueblo, abría la apertura a la confiscación y a la economía socialista.
Promovía la instalación de una tiranía que no sólo emplea la mentira como arma principal, sino también la promulgación de leyes anticonstitucionales (las retenciones a la exportación superiores al 33% son anticonstitucionales).

Hace muy poco tiempo atrás, el ex presidente Kirchner acusaba de "golpistas" a los que se oponían a su voluntad de tirano. Entonces el Vicepresidente Cobos, por su actitud, es golpista, ya que intenta derrocar al gobierno nacional del cual es él mismo el Vicepresidente. Esta incoherencia se debe a que Kirchner siempre dice mentiras, excepto algunas pocas veces en que "se le escapa una verdad".

Entre las disertaciones de los senadores, se escuchó decir a la senadora Picchetti, de Tucumán, que la soja podía cultivarse en aquellas tierras que eran ineptas para todo otro cultivo. De ser así, nuevamente vemos que aquellos deseos de "salvar al ecosistema", impuesto por los Kirchner, también parecía ser otra mentira.

El país se ha salvado, al menos por ahora, de una profunda crisis económica y social, ya que la paralización económica que le seguiría a la confiscación, habría de ser nefasta para todo el país. Incluso todavía resuenan en nuestra mente las palabras oficialistas condenatorias de la producción y de los "perversos inversionistas que ganan dinero a costa de producir muchos alimentos". Deberíamos aclarar que el primer perverso es el que no produce, el que no trabaja, el que gasta y despilfarra el dinero del Estado, el que promueve (como los Kirchner) que los beneficios del campo vayan a parar a los bolsillos de muchos parásitos que incondicionalmente intercambian sus votos por mantención fuera del trabajo decente y normal.

La gran división del pueblo producida y favorecida por los Kirchner, ya se vivió en otras épocas. Así como el canto popular dice que "el pueblo unido jamás será vencido", el pueblo desunido sólo lleva a la crisis, a la pobreza y al caos, algo perfectamente conocido, tanto por los Kirchner como por el más simple de los ciudadanos argentinos.

Arielo
17/07/2008, 10:49
Excelente que al fin se haya llegado a una definición con respecto a este tema.
Ahora, es tiempo de empezar a trabajar en otras cuestiones igual o mayormente importantes...

Pompilio Zigrino
17/07/2008, 13:21
Esas cuestiones son:

Inflación

Seguridad

Energía

Aunque todavía falta la derogación del decreto de las retenciones por parte de la Presidente. Esta votación es un gran paso adelante.

Algo sobre retenciones:

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24).

10 razones por las que las retenciones resultan herramientas de uso inconveniente en una política económica:

1. Violan la Constitución por varias razones: en primer lugar, convierten en ilusorio el derecho de propiedad. Fijar de precios a los que los productores deben enajenar sus bienes es lo mismo que quitarles la posesión de esos bienes.

Las retenciones no sólo se apropian de la renta de la tierra, se apropian del trabajo y la capacidad de innovar y emprender.

2. Violan la Constitución porque son confiscatorias.

Las retenciones no gravan las ganancias, gravan la facturación (que incluye costos); el Estado cobra antes que nadie, recién después perciben los tenedores de la tierra, los trabajadores y los capitalistas.

Además de las retenciones, los productores agropecuarios aún tienen que pagar Ganancias, IVA (no descargable), I. Brutos, Bienes Personales, Tasa de Gas Oil.

3. Violan la Constitución porque son anti–federales y anti–republicanas.

Con ellas se busca que los gobernadores e intendentes que representan a la gente que las aportó queden sometidos al Poder Central.

Al no integrar la coparticipación, el gobierno nacional le quita a las provincias unos $ 21.000 millones.

Las retenciones significan unos $ 35.000 millones, que de no existir quedarían en gran parte dentro de las economías zonales.

Las retenciones llevan a la miseria a las ciudades y pueblos del interior, que se despoblarán (son por lejos, los más perjudicados). Las economías regionales van camino a hundirse cuando debieran ser florecientes y estar atrayendo gente de las ciudades.

4. Discriminan contra una clase de personas por lo que producen, no por el nivel de ingresos (de hecho, se les saca a familias de diferentes ingresos para asignárselo a segmentos primordialmente ricos).

Una muy reducida porción de los más de 250.000 productores (contando a los informales) y de los habitantes de los pueblos del interior son ricos; sus fondos son redistribuidos entre contratistas del estado, amigos del poder y consumidores de energía de altos ingresos (p. ej, prácticamente no hay pobres en la clientela de las distribuidoras de gas, beneficiaria de tarifas subsidiadas).

Parte de las retenciones van al fondo para el transporte, empresarios a los que se le da gas oil subsidiado y que lo revenden en el interior, a más de $ 3 por litro, a los mismos contribuyentes que aportaron esas retenciones

5. Las retenciones constituyen un impuesto a la eficiencia.

6. Quienes aportan las retenciones no reciben lo mínimo que se puede pedir a cambio de impuestos: caminos transitables y seguridad.

7. Un impuesto a exportar —un contrasentido digno de estudio neuropsiquiátrico— reduce la riqueza.

> La retracción de exportaciones impide importar más de aquello que no tenemos o que hacemos caro (es decir, las importaciones implican más bienestar porque permiten al pueblo acceder a bienes más baratos o de mejor calidad gracias a que exportamos lo que hacemos mejor y más eficientemente).

> Al caer el ingreso de los productores, se desploma la inversión (el campo invierte mucho más que la industria) y el consumo.

8. Son una extravagancia a nivel global. Los países desarrollados han reducido a la insignificancia los ingresos provenientes de la aduana porque deterioran el bienestar.

Sólo un puñado de países no desarrollados —como Kazajstán, Vietnam, y Pakistan— aplican restricciones a las exportaciones.

La consecuencia inmediata de esas medidas es la disminución del área sembrada —en la Argentina, podría caer 15 % el cultivo del trigo— y menor tecnificación y productividad.

9. Benefician a los pools de siembra y concentran la producción en sus manos. Los pools no las sufren porque pueden descargar su incidencia del alquiler que pagan por arrendar la tierra a los propietarios (muchos de éstos dejarán de serlo porque se empobrecerán).

10. Las retenciones sojizan. Basta hacer un par de cuentas para darse cuenta que va a desplomarse la producción de trigo y de maíz.

El campo lidera la inversión en la Argentina y genera empleo para mucha más gente que la industria no–agroalimentaria. Sin campo, no hay industria agroalimentaria.