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Ver la versión completa : Renta extraordinaria de la soja en Argentina



Flavio Vespaciano
15/07/2008, 09:17
Al inicio de la semana / Por Roberto Cachanosky

Y dale con la renta extraordinaria

Tratar de impedir que las empresas o los individuos tengan altas rentabilidades no es más que el resultado del resentimiento de aquellos que, más que redistribuir la riqueza, quieren que el país se mantenga en la pobreza.

Si hasta ahora hemos escuchado una colección de disparates por parte de los funcionarios públicos, en los últimos días, tal vez por el grado de desesperación del Gobierno ante la empinada caída de su imagen frente a la opinión pública, la cantidad de insensateces se ha transformado en un verdadero tsunami de afirmaciones descabelladas.

La primera y más anecdótica es la del inefable Guillermo Moreno, nuestro secretario de Comercio Interior, cuando afirmó que los únicos datos creíbles y válidos sobre la inflación son los que informa el INDEC. La verdad es que esta afirmación no merece una respuesta porque ese tipo de declaraciones hay que tomarlas con humor. El recordado Fidel Pintos, en su papel de “el Chanta”, ha sido superado por la realidad.

Más hilaridad causó Néstor Kirchner cuando afirmó que ellos jamás habían agredido ni patoteado a nadie. Para el ex presidente no es patotear que sus aliados políticos hayan ido a la Quinta de Olivos a patotear a mujeres indefensas ni que Luis D'Elía haya ido a la Plaza de Mayo a repartir trompadas a quienes se manifestaban pacíficamente contra el gobierno.

Pero dejemos de lado tanto desprecio por la verdad e intentemos ponerle algo de racionalidad a tanto desatino.

¿Qué es lo que se viene esgrimiendo como argumento para mantener la resolución 125? Básicamente lo que ellos llaman la renta extraordinaria. En rigor, el oficialismo confunde precio extraordinario con renta extraordinaria, porque que el precio de la soja haya subido tanto no quiere decir que los costos de producción no hayan aumentado en forma sideral. Pero de todas maneras supongamos que hoy el sector agropecuario tiene una renta más alta en la soja por el incremento del precio. La famosa renta extraordinaria que, según el gobierno, hay que confiscar impositivamente para redistribuirla es el argumento central.

En primer lugar, ¿cuál es el problema de que haya una renta extraordinaria? A modo de referencia es bueno recordar que luego de la crisis del 2002 la renta en la construcción aumentó notablemente. Los negocios que se hacían eran similares a los de los pool de siembra. El desarrollador elegía un terreno, el arquitecto ponía el proyecto y cobraba con metros cubiertos y se armaba una “vaquita” con inversores para financiar la obra para luego vender. Las tasas rentabilidad fueron tan altas que se fueron incorporando nuevos inversores hasta que la mayor oferta hizo bajar la rentabilidad y tendió a igualarse con el resto de los sectores productivos. Era un negocio con una tasa de rentabilidad del 75% en un ciclo de 24 meses.

Lo mismo ocurrió con las famosas compras de electrodomésticos que se promocionaban a 24 cuotas fijas sin intereses. La realidad era que había altísimos intereses dentro del precio al punto que si uno quería comprar al contado no había un descuento significativo. Lo que se vendían no eran televisores, sino cuotas.

Ni en el caso de la construcción ni el de los electrodomésticos ningún funcionario público hizo un escándalo y el mercado se fue acomodando solo.

¿Por qué tanto barullo, entonces, con el tema de la soja? ¿Por qué no dejar que, si hay una renta extraordinaria, la mayor oferta, producto de un incremento de la inversión, haga bajar la renta extraordinaria o bien, la menor inversión en otros sectores, reduzca la oferta, eleve el precio, incremente la rentabilidad y atraiga inversiones? ¿Por qué no funcionó este mecanismo tan natural? Porque fue el gobierno el que, con su lógica económica tan primitiva, entendió que la ganadería, la lechería y el trigo también tenían rentas extraordinarias y adoptó medidas que las destruyeron. Los controles de precios, los cupos y prohibiciones de exportación arruinaron a esos sectores y se volcaron a la soja. Y ahora, empecinados con la resolución 125, van a arruinar el negocio de la soja.

Otro dato relevante es el énfasis con que los diputados y senadores oficialistas decían que había que castigar con toda la fuera posible la renta de los grandes productores, como si estos fueran el mismo demonio. ¿Qué tiene de malo que haya grandes empresas que tengan rentabilidad? Esta actitud refleja la típica postura resentida de aquellos que, más que redistribuir la riqueza, quieren un país chico.

Una vez más es necesario insistir en que no hace falta que intervenga ningún burócrata iluminado para orientar la asignación de los recursos productivos. Si un sector tiene más rentabilidad que otros lo que va a ocurrir es que atraerá inversiones (como la construcción y la venta de electrodomésticos) hasta que el incremento de la oferta haga bajar los precios y la renta. Gracias a este mecanismo es como crecen y se desarrollan los países. Crecen a partir de las inversiones que buscan rentas extraordinarias. Lamentablemente el gobierno quiere poca renta y escasas inversiones, con lo cual, crea las condiciones para que la pobreza se perpetúe y Argentina sea cada vez más subdesarrollada.

Otra de las afirmaciones que también fue alucinante fue cuando sostuvieron que las retenciones no eran un impuesto, sino una herramienta de política económica. ¿Desde cuándo la apropiación del ingreso o del patrimonio de las personas por parte del Estado para financiar el gasto público no es un impuesto? En rigor, dada la magnitud del impuesto establecido en la resolución 125 bien podría calificarse este tributo como una expoliación lisa y llana.

La realidad es que todo impuesto, al ser pagado en forma compulsiva, tiene efectos macroeconómicos y puede ser más o menos distorsivo, pero siempre un impuesto distorsiona la economía. Si se aplica el IVA se castiga el consumo. Si se aplica ganancias se atenta contra la inversión. Si se aplica el impuesto al cheque se atenta contra la bancarizacion de la economía y se estimula el mercado negro. Lo que uno puede intentar es buscar los impuestos menos nocivos para el crecimiento económico, pero cualquier impuesto que se elija va a afectar la asignación de recursos o la distribución de los ingresos.

El problema que tenemos en Argentina es que el gobierno pretende que el sistema impositivo cumpla tres funciones simultáneamente: a) generar recursos para financiar el gasto, b) redistribuya ingresos y c) reasigne recursos productivos. En rigor, mi visión es que el gobierno solo quiere cobrar impuestos buscando recaudar más para hacer caja que es lo que le dio poder hasta ahora. Y aún así, ese poder, se ha diluído.

En el caso particular de la resolución 125 se esgrime el argumento de la distribución de ingresos y de la reasignación de los recursos productivos. Y esto se hace para argumentar que es una herramienta de política económica y no impositiva con el objeto de no tener que pasar por el Congreso (cosa que finalmente tuvieron que hacer) para apropiarse de los ingresos de los productores. El aumento de las retenciones no tiene por objetivo ni defender la mesa de los argentinos, ni estimular la producción de carne, lácteos o trigo y mucho menos redistribuir esos recursos para destinarlos a la educación o la salud. El objetivo, claramente, es tratar de recomponer la caja del sector público devastada por tantos subsidios y endeudamiento.

Pero, claro, el gobierno presentó otro argumento porque si hubiese dicho la verdad hubiera reconocido el fracaso de su política económica y la emergencia en la que nos ha sumergido 5 años de primitivismo económico. Detrás tantas declamaciones de contenido “social” no se esconde otra cosa que la necesidad de más caja para tratar de sostener subsidios y e intentar seguir subordinando a gobernadores e intendentes para continuar construyendo poder vía la “compra” de adhesiones.

El modelo exige de creciente gasto público en subsidios porque endógenamente así funciona. Como se ataca sistemáticamente la producción para abaratar artificialmente los bienes y servicios, la única manera de mantener algún grado de abastecimiento en la sociedad es repartiendo subsidios. Y esto lleva a más gasto y más presiones impositivas.

Hoy el gobierno tiene dos rebeliones fiscales simultáneas: a) la del campo y b) la de la gente contra el impuesto inflacionario. Ha conseguido ponerse al grueso de la población en su contra, al punto que no logra armar un acto sino es con el apoyo de los piqueteros comandados por Luis D’Elía y otros que movilizan a la gente como ganado.

El gobierno ha quedado políticamente aislado y tambaleando por su voracidad fiscal. Y, encima, ha congelado repentinamente la economía. Desbordado por la recesión, la inflación y la rebelión del campo ante la confiscación ha conseguido reeditar lo que ocurrió en infinidad de casos en la historia de la humanidad. La gente se cansa de tanta arbitrariedad, mentira y expoliación y, como sucedió en infinidad de oportunidades, el monarca ve que ya no subyuga ni atemoriza a nadie.

El monarca ha perdido el poder por atacar la renta extraordinaria.

Arielo
15/07/2008, 10:46
"Por una democracia efectiva plasmada en la redistribución de la riqueza"

Quienes firmamos esta carta, hombres y mujeres de la educación, la cultura y las ciencias de la Provincia de Santa Fe, ante los graves acontecimientos que vive la Nación nos vemos en la obligación de expresar:

Una perniciosa confusión se suscita cuando desmadrados reclamos corporativos impugnan legítimas decisiones del Estado, pensado como espacio integrador de un sinnúmero de intereses diversos. Los salvajes cortes de ruta que padecimos en estos últimos meses son la versión más grave de una tendencia conocida. Aferrarse a una demanda propia en demérito del destino colectivo, el de trabajadores, pequeños y medianos empresarios, comerciantes, desocupados, jubilados, excluidos, etc.- que fueron usados como medios en la extorsión a la que se somete al gobierno nacional.

La decisión de la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de afectar una porción de la renta extraordinaria -que hoy recibe la producción agraria gracias a un contexto internacional imprevistamente favorable- como forma de administrar los precios internos, diversificar la estructura productiva y fortalecer el gasto social sólo puede impugnarse desde la visión sesgada y egoísta de un sector que no discute lo que gana (que es significativo) sino lo que podría ganar, en tanto y en cuanto todo indica que la demanda agregada de China e India, así como el negocio de los biocombustibles y la inversión especulativa en ?commodities?, llegaron para quedarse. Gravar una renta extraordinaria obtenida de la explotación de recursos naturales no renovables que, como el suelo se desgasta, bajo la exclusiva lógica del lucro, comprometiendo las posibilidades alimentarias de las futuras generaciones de argentinos, es necesario, pero insuficiente.

Ciertamente la política agropecuaria del gobierno nacional ha sido hasta aquí deficiente. El avance de la sojización y los pools de siembra fue tolerado inexplicablemente y a condiciones macroeconómicas exitosas debieron incorporársele acciones sectoriales apuntadas por ejemplo a sostener tambos. De igual forma otras rentas extraordinarias deben afectarse si se aspira a profundizar la distribución del ingreso. La explotación de otros recursos naturales como minería e hidrocarburos, debieran también hacer su contribución a la equidad social y la integración nacional. En esa misma dirección consideramos igualmente indispensable modificar un sistema tributario regresivo, sustituyéndolo por otro que grave menos al consumo y al trabajo y más a la actividad financiera según el principio ?el que más gana, más paga? como es en los países desarrollados del mundo.

Es obvio que cualquier sector de la vida nacional tiene el derecho de peticionar o impugnar, sometiendo su reclamo a consideración de la autoridad política. Lo que resulta intolerable es la virulenta intransigencia que deslegitima tácitamente la institucionalidad vigente y toma de rehén al conjunto de los argentinos

Un párrafo aparte merece, en este conflicto, la situación de los trabajadores, formales e informales, activos o jubilados, víctimas propiciatorias de las medidas tomadas por estos sectores. Al compás de las cacerolas de una clase media consumista, el aumento de precios de alimentos y otros artículos de primera necesidad achicó nuestro salario y asistimos por primera vez desde el 2002 al retorno de las suspensiones de obreros industriales (de frigoríficos o automotrices) y empleados ( de estaciones de servicios o choferes).

Hasta que este conflicto se desató, los trabajadores estábamos discutiendo salarios contra inflación, reclamando por el blanqueo de quienes estaban en negro y de los montos salariales en negro. Reclamábamos por la movilidad de las jubilaciones y su actualización. Pero alguna vez los trabajadores, en nuestras luchas, hemos sometido al conjunto de la ciudadanía a tamaña penuria?

En el marco de este conflicto también se puede apreciar una disputa de la que participan además intereses del orden de las representaciones. Esta es también una ?pulseada? por el lenguaje, donde una ética de la participación social se plantea la recuperación de la palabra pública, apropiada por los medios en una pragmática de la descalificación. Ese relato único del medio aparece como el lugar en que gran parte de los espectadores encuentra una modalidad de construcción de la verdad, creyendo que es la propia verdad.

En la producción del discurso de los medios, el énfasis en el ?directo televisivo? y la predominancia de un relato único, construyen una ilusión referencial y de transparencia. Y sobre esa supuesta objetividad una parte de los espectadores, elige construir un verosímil por medio de la apropiación de ese relato televisivo, desde el cual enuncia su verdad.

No se puede negar, además, en relación con la propiedad y el negocio de los medios, que Argentina tiene que definir un estándar para su televisión abierta. Los medios, que en algunas circunstancias funcionaron como escenario de demandas sociales, en esta oportunidad se mostraron como parte interesada de una exigencia sectorial. Que el grupo Clarín, en particular, ejerza presiones para que se instale en el país la norma estadounidense para la digitalización y procure desactivar algunas propuestas contenidas en el proyecto de legislación sobre medios permite comprender mejor su participación en el conflicto.

Parece evidente entonces que la acción gubernamental no es repudiada por sus falencias sino por sus avances, que aún en sus insuficiencias corresponde ahora acompañar. En esta dirección, resulta manifiesto que bajo el manto de las retenciones móviles se cobijan ánimos revanchistas de la peor derecha que nunca toleró su decisión de juzgar a los genocidas de la última dictadura militar o la posición internacional autónoma del gobierno. En el contexto de una política continental que busca jaquear a quienes impugnan el ALCA en favor de la conformación de un bloque regional independiente, la reciente situación de nuestro país pone de relieve un aspecto que no es exclusivamente doméstico.

Dicho esto, señalemos que las medidas tan resistidas deben ser entonces complementadas y no combatidas, por cuanto bosquejan un camino correcto. Por todo lo expuesto hasta aquí, alentamos las posiciones que en el Congreso de la Nación sostienen el proyecto de ley que convalida las retenciones móviles así como otros proyectos de ley que se encaminan al logro de verdadera democracia sustantiva.

La Nación y la Provincia somos todos: vive en el campo y en la industria; en los conurbanos de las grandes ciudades y en la ciudadanía toda; en los hombres y mujeres del Pueblo que aún esperan las reparaciones que merecen y en la Constitución que expresa y resguarda la Soberanía Popular, que es imprescindible respetar para construír un país dónde la igualdad y la Justicia sean moneda corriente. Así debe crecer Santa Fe, en defensa de la redistribución de la riqueza y la igualdad de oportunidades.-"


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Carta Abierta, firmada por gran cantidad de personas vinculadas con la cultura, las ciencias y la educación de la provincia de Santa Fe.
Carta que prácticamente no ha tenido difusión en los medios, como sí la han tenido voces contrarias a la sanción de las retenciones.
Qué increíble que en este país, tenga más difusión un personajito como De Angelis... En fin...

ArieliSs!!
15/07/2008, 13:42
Bien has hecho Arielo en mostrar la otra cara de la moneda que no vemos en los medios de comunicación, medios cuya subjetividad ya es más que evidente.

Pompilio Zigrino
15/07/2008, 17:58
Dentro de un año, más o menos, conoceremos la verdad. Si se reduce la producción, el campo tenía razón. Si todo sigue igual, el gobierno dice la verdad.

ArieliSs!!
15/07/2008, 20:47
Dentro de un año, más o menos, conoceremos la verdad. Si se reduce la producción, el campo tenía razón. Si todo sigue igual, el gobierno dice la verdad.
No olvidemos que primero estan los senadores.

Arielo
16/07/2008, 13:15
Dentro de un año, más o menos, conoceremos la verdad. Si se reduce la producción, el campo tenía razón. Si todo sigue igual, el gobierno dice la verdad.No estoy de acuerdo.

Una merma de producción puede deberse a muchos factores, no depende exclusivamente de las retenciones. Lo que sí depende de las retenciones, es la rentabilidad...

Hay que recordar además, que si el precio internacional de la soja baja, las retenciones bajan.

ArieliSs!!
16/07/2008, 16:23
Antes que cuestionar las retenciones, tendríamos por preocuparnos por que se baje el IVA. Esa es una forma de distribuír mas equitativamente las riquezas.

Pompilio Zigrino
16/07/2008, 17:13
Lo que hay que distribuir es el trabajo. De eso nadie habla. En vez de combatir la producción, debería fomentarse el trabajo.

Arielo
17/07/2008, 08:14
Y anoche, finalmente, se rechazó el proyecto que pretendía introducir el esquema de retenciones móviles a la exportación de soja.

Luego de 18 horas de debates, la votación terminó empatada en 36 votos por lado, definiendo el vicepresidente de la Nación, y presidente del Senado, Julio Cobos.

Ahora, lo mejor que puede hacer el Ejecutivo, es una nueva resolución, dejando sin efecto la 125 sobre las retenciones. Y queda claro que no podrá seguir adelante con este proyecto.