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Gaetano
19/04/2008, 03:51
Se estima que en Libertador hay 700 "perreros" ilegales. En Candelaria dieron 20 permisos (Kisai Mendoza)

También se prohibió la venta de choripanes y chorizos, entre otros
ELKIS BEJARANO DELGADO

EL UNIVERSAL

"Pana, dame un pepito con bastante salsa tártara, por favor". "Ya no vendemos pepitos, sólo tenemos perros y hamburguesas con mayonesa, mostaza y salsa de tomate, las otras salsas están prohibidas".

La tradición culinaria urbana transformó los "hotdog" estadounidenses en perrocalientes caraqueños, a los que se le fueron agregando un sin fín de aderezos que distan mucho de sus antepasados anglosajones.

Pero esta pieza gastronómica, que conjuga carne o chorizo con aguacate, queso, papas, huevo y ensalada (entre otros) ya no podrá ser consumida, por lo menos en el municipio Libertador, donde la venta de los mismos fue regulada conjuntamente con el Ministerio de Sanidad.

Silfredo Zambrano, presidente de Fundacaracas, informó que por recomendaciones del Distrito Sanitario sólo permiten las salsas industriales, porque las mezclas caseras que se hacían con ingredientes desconocidos traían consecuencias en la salud de los compradores.

"Ellos tienen permiso para vender perrocalientes y hamburguesas. La Alcaldía reguló la venta con lo tradicional, que es la salta de tomate, mostaza y mayonesa".

Explicó que tampoco pueden vender chorizos o chuletas, porque estos requieren de un permiso sanitario distinto.

Ayer los pocos puestos de "perreros" que se observaron en el centro estuvieron colmados de compradores al mediodía. Carlos Azuaje, trabaja cerca de la plaza El Venezolano y ha sido cliente de los "perreros" desde hace cinco años. "Se creó una tendencia en el uso de las múltiples salsas. Hay gente que a un mismo perro le echa de cada una de las salsas. Si las quitan no tendrán el mismo sabor", afirma.

Mauricio Nieves, perrocalentero de San Pedro, aseguró que no ha sido informado del uso de las tres salas; pero teme que su clientela se espante cuando sepa que ya no hay más tártara. "Tengo clientes que sólo vienen por la salta tártara que hago. Soy famoso por mi salsa, y si me obligan a eliminarla la gente se va a ir a comer a otra parte".

Los perrocalenteros del centro, que recibieron un permiso provisional para trabajar por tres meses, lucen sus impecables batas blancas, con toldo verde oscuro y papeleras que le hacen juego. La norma llegó y ellos la acataron, por lo que tuvieron que quitar de sus menús los muy solicitados "pepitos", los "choripanes", el "chuletón" y las hamburguesas de pollo.

José Luis Escalona, presidente de la Cooperativa Sumare, que agrupa a 22 perrocalenteros, aseguró que se han sentado en las mesas de diálogo con Fundacaracas y han aceptado la nueva normativa. "El equipo de trabajo siempre nos ha atendido perfectamente, y estamos en la entrega de los permisos. Nos hemos apegado a las normas, para trabajar con tranquilidad".

Otros comensales, como Pedro Suárez, se extrañaron de las medidas, pero señalaron que en el fondo, hay más higiene así.