Espartacus
04/04/2008, 03:14
Lucía feliz, en blanco tul y encajes,
su alma bailaba al ritmo del vals,
con delicados pies surcaba la noche
y suavemente hacia la última nota,
dejó caer, su dorada sonrisa.
Extendí mis brazos para sentirla cerca,
alistando mis manos con miel y rocío;
pero ni siquiera el mirarla
fué tan sublime como el roce.
Inundé mi rostro con tu flamante alegría,
y fui eludiendo el destino cruel,
para poder adueñarme
de tu ser por completo.
Se despojó en silencio
de aquella juventud que tanto quería,
y fué rodeando su agonía de estrella
sin que escape el perfume que le vestía.
No quise esbozar palabras, recuerdo...
permití a la cobardía que ocupase mi lugar,
no quise hablarle, juro que no quise.
El temor se apoderó de mis labios,
y me dejé vencer con fatal maestría.
Ellos, siguieron con rituales ambiguos,
retorcían las risas entre canción y desprecio,
el vals se cansaba...
su nostalgia pesaba y derrumbose conmigo...
como destellos fugaces
de otrora letanía.
El vals se cansaba, y yo me moría;
te estaba amando en cada latido de tiempo,
en cada gota caída del cielo...
te estaba amando en cada flor deshojada,
en esta pena rescatada de un olvido,
y pude escapar de tu barca, como polizonte...
y mi alma vagabunda
se quedó sin tu Norte...
su alma bailaba al ritmo del vals,
con delicados pies surcaba la noche
y suavemente hacia la última nota,
dejó caer, su dorada sonrisa.
Extendí mis brazos para sentirla cerca,
alistando mis manos con miel y rocío;
pero ni siquiera el mirarla
fué tan sublime como el roce.
Inundé mi rostro con tu flamante alegría,
y fui eludiendo el destino cruel,
para poder adueñarme
de tu ser por completo.
Se despojó en silencio
de aquella juventud que tanto quería,
y fué rodeando su agonía de estrella
sin que escape el perfume que le vestía.
No quise esbozar palabras, recuerdo...
permití a la cobardía que ocupase mi lugar,
no quise hablarle, juro que no quise.
El temor se apoderó de mis labios,
y me dejé vencer con fatal maestría.
Ellos, siguieron con rituales ambiguos,
retorcían las risas entre canción y desprecio,
el vals se cansaba...
su nostalgia pesaba y derrumbose conmigo...
como destellos fugaces
de otrora letanía.
El vals se cansaba, y yo me moría;
te estaba amando en cada latido de tiempo,
en cada gota caída del cielo...
te estaba amando en cada flor deshojada,
en esta pena rescatada de un olvido,
y pude escapar de tu barca, como polizonte...
y mi alma vagabunda
se quedó sin tu Norte...