prometeo6002
06/03/2008, 15:53
Voy a saciar el alma en alaridos,
colmado de tormentas, tormentas temblaré
cuando doble algún sonido en tenue reverencia a las mitades,
ya fueron rescatadas las murallas
cada piedra es terruño del patriarca,
los pórticos recios de renombre y costumbre
auguran que no peligra el desorden de las calles,
dancen todos, en qué difiere el tango de la rumba,
la contorsión ya fue educada, perfectamente estatuida,
nítidamente delineada, puede un alarde de brazos
retar la escasez de la cintura
mas quién la extrema lucidez de la academia.
Es la hora del Rey Arturo
el instante en que sabremos las ajenas penurias,
haga un guiño a las propias,
tan inocentes acucian al borde de la tregua,
sigamos hasta la guerra
o tal vez la opulencia de la muerte que todo lo permite,
santificada será entonces la llaga de la espalda,
el fardo harto de remedios caseros,
la hornilla perseverante en su letargo de prohibidos olores,
añoremos radiantes la próxima reencarnación
algo ha de existir más allá de la esperanza
rescatando los comunes nombres del planeta
del vicio de creerse profecía.
Envejece el tejado en usufructo,
hasta el polvo porta el timbre que lo nombra,
abuela marchó creyendo en el Dios Mío
sin saber que el futuro es Padre Nuestro, intangible quizás,
pero unánime como el verde en verde primavera,
por suerte nada queda para el riesgo,
ahora que el amor es protegido no sufrimos la duda del contagio,
entonces abrázame, no puede ser que antes de gritar reviente
si en fin, bastó la juventud y algo más
para ver a Lennon en su parque…,
colmado de tormentas, tormentas temblaré
cuando doble algún sonido en tenue reverencia a las mitades,
ya fueron rescatadas las murallas
cada piedra es terruño del patriarca,
los pórticos recios de renombre y costumbre
auguran que no peligra el desorden de las calles,
dancen todos, en qué difiere el tango de la rumba,
la contorsión ya fue educada, perfectamente estatuida,
nítidamente delineada, puede un alarde de brazos
retar la escasez de la cintura
mas quién la extrema lucidez de la academia.
Es la hora del Rey Arturo
el instante en que sabremos las ajenas penurias,
haga un guiño a las propias,
tan inocentes acucian al borde de la tregua,
sigamos hasta la guerra
o tal vez la opulencia de la muerte que todo lo permite,
santificada será entonces la llaga de la espalda,
el fardo harto de remedios caseros,
la hornilla perseverante en su letargo de prohibidos olores,
añoremos radiantes la próxima reencarnación
algo ha de existir más allá de la esperanza
rescatando los comunes nombres del planeta
del vicio de creerse profecía.
Envejece el tejado en usufructo,
hasta el polvo porta el timbre que lo nombra,
abuela marchó creyendo en el Dios Mío
sin saber que el futuro es Padre Nuestro, intangible quizás,
pero unánime como el verde en verde primavera,
por suerte nada queda para el riesgo,
ahora que el amor es protegido no sufrimos la duda del contagio,
entonces abrázame, no puede ser que antes de gritar reviente
si en fin, bastó la juventud y algo más
para ver a Lennon en su parque…,