Ratifusio
14/02/2008, 21:28
El peón, con su poder tan limitado y tan fuerte voluntad. Marcha con seguridad y ataca con firmeza. Poco a poco llega a ser lo que quiera, demostrando que todo se puede.
El alfil, con su miedo aparente a atacar de frente y su golpe directo e inesperado. Espera a que su presa se descuide y lo olvide, luego clava sus puñales que comprueban que la paciencia es un árbol de frutos dulces.
El caballo, con su sigilo. Usa a quien pueda para ocultarse y no delatar sus movimientos. Luego utiliza su posición como catapulta para lograr su objetivo aún habiendo obstáculos en el camino, comprobando que nada puede detener un plan bien establecido.
La torre, con su visión intocable. Ataca su objetivo desde lejos y sin cambiar su rumbo, como si fuera una flecha lanzada por un arco, enseñándonos que enfocarse en los objetivos asegura su cumplimiento.
La reina, con su astucia. Copia la seguridad del peón, la paciencia del alfil, el sigilo del caballo y el enfoque de la torre. Se mantiene tranquila y contemplativa, mientras al lado del rey busca la manera de salir y arriesgarse para ganar, haciendonos ver la importancia de la observación.
El rey, con su sabiduría. Espera sin prisa su momento para atacar, mientras comanda sus tropas desde lejos. Éste nos demuestra que saber liderar y moverse con cuidado son puntos claves para el éxito.
El alfil, con su miedo aparente a atacar de frente y su golpe directo e inesperado. Espera a que su presa se descuide y lo olvide, luego clava sus puñales que comprueban que la paciencia es un árbol de frutos dulces.
El caballo, con su sigilo. Usa a quien pueda para ocultarse y no delatar sus movimientos. Luego utiliza su posición como catapulta para lograr su objetivo aún habiendo obstáculos en el camino, comprobando que nada puede detener un plan bien establecido.
La torre, con su visión intocable. Ataca su objetivo desde lejos y sin cambiar su rumbo, como si fuera una flecha lanzada por un arco, enseñándonos que enfocarse en los objetivos asegura su cumplimiento.
La reina, con su astucia. Copia la seguridad del peón, la paciencia del alfil, el sigilo del caballo y el enfoque de la torre. Se mantiene tranquila y contemplativa, mientras al lado del rey busca la manera de salir y arriesgarse para ganar, haciendonos ver la importancia de la observación.
El rey, con su sabiduría. Espera sin prisa su momento para atacar, mientras comanda sus tropas desde lejos. Éste nos demuestra que saber liderar y moverse con cuidado son puntos claves para el éxito.