Espartacus
07/02/2008, 17:36
Tengo un gran amigo, que es Pianista y actualmente Rector del
Instituto de Mùsica de Rosario. Reside en Rosario. Lo publico, porque le llenò de emociones. Veamos, què opinan ustedes...mis amigos.
Las notas inquietas danzaban,
sin sonidos aparentes...ausentes, quizàs,
pues no conocìan de vicios,
pero tampoco los esperaban.
Poco a poco, como persianas,
los momentos se iban sucediendo
pàlidos, en tiempo
suspendidos,
como aquel papel donde perfectas bailaban.
Dedos trèmulos caìan
como cadàveres...
en blancas tumbas de marfil gastado.
Las notas, ¡Ay!, las notas
como lamentos
en Si Bemol se congregaban
sospechosas.
Y entonces tu vista
de tantos y tantos inviernos olvidados,
reposò inquietante en la negrura
del roble fino
que acariciaban.
Caìste en tu naturaleza,
como siempre lo soñaste.
Moriste y a tu desdicha
me quedo muerto por acompañarte.
sigue arrancando melodìas,
escribe de nuevo, ¡si de nuevo!
tu sonata,
conmuèveme como lo hacìas...
¿Acaso ya no percibes mi tonada?.
Tu rosa roja se marchita,
y tu clavel de prosa concebido...
se compromete a llevarte.
continùa tocando, ¡mi pianista!,
sacùdeme como lo hacìas...
¡sigue tocando pianista!
bajo tus tumbas
de marfil cansado...
Instituto de Mùsica de Rosario. Reside en Rosario. Lo publico, porque le llenò de emociones. Veamos, què opinan ustedes...mis amigos.
Las notas inquietas danzaban,
sin sonidos aparentes...ausentes, quizàs,
pues no conocìan de vicios,
pero tampoco los esperaban.
Poco a poco, como persianas,
los momentos se iban sucediendo
pàlidos, en tiempo
suspendidos,
como aquel papel donde perfectas bailaban.
Dedos trèmulos caìan
como cadàveres...
en blancas tumbas de marfil gastado.
Las notas, ¡Ay!, las notas
como lamentos
en Si Bemol se congregaban
sospechosas.
Y entonces tu vista
de tantos y tantos inviernos olvidados,
reposò inquietante en la negrura
del roble fino
que acariciaban.
Caìste en tu naturaleza,
como siempre lo soñaste.
Moriste y a tu desdicha
me quedo muerto por acompañarte.
sigue arrancando melodìas,
escribe de nuevo, ¡si de nuevo!
tu sonata,
conmuèveme como lo hacìas...
¿Acaso ya no percibes mi tonada?.
Tu rosa roja se marchita,
y tu clavel de prosa concebido...
se compromete a llevarte.
continùa tocando, ¡mi pianista!,
sacùdeme como lo hacìas...
¡sigue tocando pianista!
bajo tus tumbas
de marfil cansado...