ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
29/01/2008, 09:12
“El Dasein como estar-en-el-mundo, se mueve esencialmente en un desalejar. Esta des-alejación, es decir, la lejanía de lo a la mano respecto del Dasein mismo, el Dasein jamás puede cruzarla. Sin duda, la lejanía de un ente a la mano con respecto al Dasein puede ser entendida por éste como distancia, si se la determina en relación a una cosa pensada como si estuviera presente en el lugar que el Dasein había ocupado antes. El “entre” de la distancia puede ser posteriormente atravesado por el Dasein, pero sólo si la distancia misma se torna desalejada. El Dasein no ha cruzado su des-alejación, sino que, más bien, la ha llevado y la lleva consigo, porque él es esencialmente des-alejación, es decir, espacial. El Dasein no puede deambular él mismo por el ámbito de sus des-alejaciones, sólo puede variarlas. El Dasein es espacial en el modo del descubrimiento circunspectito del espacio, y en tal forma que en todo momento tiene un comportamiento des-alejante respecto del ente que así le sale espacialmente al encuentro” (Martin Heidegger, de Ser y Tiempo, § 22. La espacialidad de lo a la mano dentro del mundo)
Facilito este breve texto extraído de una conocida obra de Heidegger. Sin duda, sitúo a Heidegger en la fenomenología, la de Hegel, Husserl y -aquí también- Kant.
La temporareidad de la que habla conduciría (1927), sin problemas, a haber replanteado el descondicionamiento del que hablé ayer acerca de Durkheim (1912) y el desanclaje de Giddens (1991). Por un camino parecido –y terriblemente distinto, a su vez- se llegaría con Wittgenstein (1953) a un mismo lugar. Añado a este respecto que de la mano de las teorías de otro pensador muy criticado en estos foros – Garkinkel y la etnometodología (1967) – se llegaría a igual sitio. O sea, que no somos tan erróneos.
Facilito este breve texto extraído de una conocida obra de Heidegger. Sin duda, sitúo a Heidegger en la fenomenología, la de Hegel, Husserl y -aquí también- Kant.
La temporareidad de la que habla conduciría (1927), sin problemas, a haber replanteado el descondicionamiento del que hablé ayer acerca de Durkheim (1912) y el desanclaje de Giddens (1991). Por un camino parecido –y terriblemente distinto, a su vez- se llegaría con Wittgenstein (1953) a un mismo lugar. Añado a este respecto que de la mano de las teorías de otro pensador muy criticado en estos foros – Garkinkel y la etnometodología (1967) – se llegaría a igual sitio. O sea, que no somos tan erróneos.