Pompilio Zigrino
20/01/2008, 19:13
La política surge de la necesidad de tomar decisiones, que afectarán a toda la sociedad, y que serán adoptadas por medio de sus representantes. Como no es posible que todos decidan, se opta por la elección de los que tendrán esa responsabilidad. Pero en política no sólo se ejerce una función administrativa, sino también ideológica, ya que el accionar individual es inherente al éxito de la sociedad.
Podemos encontrar dos extremos en el ejercicio de la política. En un caso, las decisiones y la influencia ideológica serán orientadas al hombre-masa, tratando de usarlo y dirigirlo hacia donde mejor le parezca al político en el ejercicio del poder. En el otro extremo tenemos el caso en que las decisiones y la influencia ideológica son orientadas hacia el hombre libre, buscando su mejor adaptación al medio social, incluso al orden natural.
Asociadas a estos casos extremos, aparecen dos resultados posibles: el conflicto o la paz. Así, hay quienes sugieren que toda culpa por los males de la sociedad recae en un grupo concreto. Luego describen con lujo de detalles el porqué de la supuesta culpabilidad fundamentando tal afirmación. De esta forma se instiga a la violencia sin necesidad de que exista una sugerencia explícita hacia la acción. Así tenemos el caso de Hitler, que sugería que los judíos eran los culpables de todos los males de Alemania, o el caso de Marx, que sugería que la burguesía era la culpable de todos los males de cualquier sociedad. En el otro extremo tenemos el caso de Gandhi, quien veía en cada individuo al “culpable” de sus propios males, fortaleciéndolo eficazmente aun cuando no fuese culpable del todo.
En estos ejemplos podemos ver tanto el origen de las grandes tragedias del siglo XX (nazismo, comunismo) como el origen de la liberación de la India ante el imperialismo británico. En un caso se degrada al hombre-masa inculcándole el odio sectorial, mientras que en el otro caso se lo trata de fortalecer en todos sus aspectos. Los que se dirigen al hombre-masa utilizan la propaganda para difundir verdades parciales, incluso la mentira, mientras que quienes se dirigen al hombre libre utilizan la difusión directa de la verdad.
Adolf Hitler escribió:
“La propaganda es un arte, debe dirigirse siempre y únicamente a la masa”.
“Repetir constantemente un reducido número de ideas”.
“La palabra es un medio de propaganda superior. Es a través de ella que se desencadenan las revoluciones”.
“La gran masa de un pueblo obedece siempre al poder de la palabra. Todos los movimientos de la historia son movimientos populares, erupciones volcánicas de pasiones humanas provocadas por la diosa cruel de la miseria o por las antorchas de la palabra arrojadas al seno de las masas; jamás por los chorros de limonada de estetas literarios y de héroes de salón”.
“Únicamente un huracán de pasión devoradora puede cambiar el destino de los pueblos; pero únicamente quien lleva en sí mismo esa pasión es capaz de provocarla. Es ella la única que inspira a sus elegidos las palabras que abren, como a golpes de martillo, las puertas del corazón de un pueblo. Aquel que ignora la pasión y cuya boca permanece muda no es el elegido del Cielo para imponer su voluntad”.
“Si el judío, apóstol del marxismo, se convierte en el vencedor de los pueblos de este mundo, su corona será la corona mortuoria de la humanidad. Entonces nuestro planeta recorrerá su ruta por el espacio en el estado mismo en que se encontraba hace miles de años: los hombres habrán desaparecido de la superficie. La naturaleza se venga sin piedad cuando se transgreden sus órdenes. Por eso es que creo obrar de acuerdo a los designios del Todopoderoso, nuestro creador, ya que: Al defenderme contra el judío, combato para defender la obra del Señor”. (De “Mi doctrina” – Ed. Temas Contemporáneos).
Los fundamentos ideológicos del nazismo se nutren de los aportes de pensadores anteriores, que de alguna manera fortalecen y permiten la gestación de la doctrina final. Werner J. Dannhauser escribió:
“Si Marx está inseparablemente relacionado con el desarrollo del comunismo, debe reconocerse que Nietzsche está ligado al surgimiento del fascismo del siglo XX. La relación del fascismo con Nietzsche nos recuerda la relación de la Revolución Francesa con Rousseau”.
“Acaso el fascismo abusara de las palabras de Nietzsche, pero es singularmente fácil abusar de tales palabras. Nietzsche fue un extremista, y nadie tuvo más talento que él para hacer que una opinión extrema pareciese atractiva, presentándola con gran audacia y elocuencia. Un hombre que aconseja a los hombres vivir peligrosamente, debe esperar que hombres peligrosos, como Mussolini, sigan su consejo; un hombre que enseña que una buena guerra justifica toda causa debe esperar que se abuse de su enseñanza que, a medias, había sido presentada en broma, pero sólo a medias. Nietzsche elogia la crueldad y condena la piedad, sin reflexionar lo suficiente en si realmente debe recomendarse al hombre ser más cruel de lo que él es, o sobre cuál será el efecto de semejante idea sobre hombres crueles”.
“Nietzsche no fue racista, pero sus escritos abundan en reflexiones sobre la raza y en las posibilidades de un rejuvenecimiento biológico del hombre. Nietzsche no sólo no propone ni enseña la prudencia y la responsabilidad pública; las calumnia. Por último, hay que repetir que Nietzsche es el inventor de un ateísmo de la derecha política”. (De “Historia de la Filosofía Política” de L. Strauss y J. Cropsey – Fondo de Cultura Económica).
Podemos citar algunas frases de Nietzsche para tener una idea de su personalidad:
“Los débiles y malogrados deben perecer: artículo primero de nuestro amor a los hombres. Y además se debe ayudarlos a perecer”. “¿Hay algo más perjudicial que cualquier vicio? Sí, la compasión que experimenta el hombre de acción hacia los débiles y los idiotas: el cristianismo” (De “El Anticristo”)
“Debéis buscar vuestro enemigo y hacer vuestra guerra. Debéis amar la paz como medio para nuevas guerras, y la paz de corta duración más que la larga. Decís que es la bondad de la causa la que santifica la guerra; yo digo, es la bondad de la guerra lo que santifica toda causa”.
Podemos encontrar dos extremos en el ejercicio de la política. En un caso, las decisiones y la influencia ideológica serán orientadas al hombre-masa, tratando de usarlo y dirigirlo hacia donde mejor le parezca al político en el ejercicio del poder. En el otro extremo tenemos el caso en que las decisiones y la influencia ideológica son orientadas hacia el hombre libre, buscando su mejor adaptación al medio social, incluso al orden natural.
Asociadas a estos casos extremos, aparecen dos resultados posibles: el conflicto o la paz. Así, hay quienes sugieren que toda culpa por los males de la sociedad recae en un grupo concreto. Luego describen con lujo de detalles el porqué de la supuesta culpabilidad fundamentando tal afirmación. De esta forma se instiga a la violencia sin necesidad de que exista una sugerencia explícita hacia la acción. Así tenemos el caso de Hitler, que sugería que los judíos eran los culpables de todos los males de Alemania, o el caso de Marx, que sugería que la burguesía era la culpable de todos los males de cualquier sociedad. En el otro extremo tenemos el caso de Gandhi, quien veía en cada individuo al “culpable” de sus propios males, fortaleciéndolo eficazmente aun cuando no fuese culpable del todo.
En estos ejemplos podemos ver tanto el origen de las grandes tragedias del siglo XX (nazismo, comunismo) como el origen de la liberación de la India ante el imperialismo británico. En un caso se degrada al hombre-masa inculcándole el odio sectorial, mientras que en el otro caso se lo trata de fortalecer en todos sus aspectos. Los que se dirigen al hombre-masa utilizan la propaganda para difundir verdades parciales, incluso la mentira, mientras que quienes se dirigen al hombre libre utilizan la difusión directa de la verdad.
Adolf Hitler escribió:
“La propaganda es un arte, debe dirigirse siempre y únicamente a la masa”.
“Repetir constantemente un reducido número de ideas”.
“La palabra es un medio de propaganda superior. Es a través de ella que se desencadenan las revoluciones”.
“La gran masa de un pueblo obedece siempre al poder de la palabra. Todos los movimientos de la historia son movimientos populares, erupciones volcánicas de pasiones humanas provocadas por la diosa cruel de la miseria o por las antorchas de la palabra arrojadas al seno de las masas; jamás por los chorros de limonada de estetas literarios y de héroes de salón”.
“Únicamente un huracán de pasión devoradora puede cambiar el destino de los pueblos; pero únicamente quien lleva en sí mismo esa pasión es capaz de provocarla. Es ella la única que inspira a sus elegidos las palabras que abren, como a golpes de martillo, las puertas del corazón de un pueblo. Aquel que ignora la pasión y cuya boca permanece muda no es el elegido del Cielo para imponer su voluntad”.
“Si el judío, apóstol del marxismo, se convierte en el vencedor de los pueblos de este mundo, su corona será la corona mortuoria de la humanidad. Entonces nuestro planeta recorrerá su ruta por el espacio en el estado mismo en que se encontraba hace miles de años: los hombres habrán desaparecido de la superficie. La naturaleza se venga sin piedad cuando se transgreden sus órdenes. Por eso es que creo obrar de acuerdo a los designios del Todopoderoso, nuestro creador, ya que: Al defenderme contra el judío, combato para defender la obra del Señor”. (De “Mi doctrina” – Ed. Temas Contemporáneos).
Los fundamentos ideológicos del nazismo se nutren de los aportes de pensadores anteriores, que de alguna manera fortalecen y permiten la gestación de la doctrina final. Werner J. Dannhauser escribió:
“Si Marx está inseparablemente relacionado con el desarrollo del comunismo, debe reconocerse que Nietzsche está ligado al surgimiento del fascismo del siglo XX. La relación del fascismo con Nietzsche nos recuerda la relación de la Revolución Francesa con Rousseau”.
“Acaso el fascismo abusara de las palabras de Nietzsche, pero es singularmente fácil abusar de tales palabras. Nietzsche fue un extremista, y nadie tuvo más talento que él para hacer que una opinión extrema pareciese atractiva, presentándola con gran audacia y elocuencia. Un hombre que aconseja a los hombres vivir peligrosamente, debe esperar que hombres peligrosos, como Mussolini, sigan su consejo; un hombre que enseña que una buena guerra justifica toda causa debe esperar que se abuse de su enseñanza que, a medias, había sido presentada en broma, pero sólo a medias. Nietzsche elogia la crueldad y condena la piedad, sin reflexionar lo suficiente en si realmente debe recomendarse al hombre ser más cruel de lo que él es, o sobre cuál será el efecto de semejante idea sobre hombres crueles”.
“Nietzsche no fue racista, pero sus escritos abundan en reflexiones sobre la raza y en las posibilidades de un rejuvenecimiento biológico del hombre. Nietzsche no sólo no propone ni enseña la prudencia y la responsabilidad pública; las calumnia. Por último, hay que repetir que Nietzsche es el inventor de un ateísmo de la derecha política”. (De “Historia de la Filosofía Política” de L. Strauss y J. Cropsey – Fondo de Cultura Económica).
Podemos citar algunas frases de Nietzsche para tener una idea de su personalidad:
“Los débiles y malogrados deben perecer: artículo primero de nuestro amor a los hombres. Y además se debe ayudarlos a perecer”. “¿Hay algo más perjudicial que cualquier vicio? Sí, la compasión que experimenta el hombre de acción hacia los débiles y los idiotas: el cristianismo” (De “El Anticristo”)
“Debéis buscar vuestro enemigo y hacer vuestra guerra. Debéis amar la paz como medio para nuevas guerras, y la paz de corta duración más que la larga. Decís que es la bondad de la causa la que santifica la guerra; yo digo, es la bondad de la guerra lo que santifica toda causa”.