karlacris
14/01/2008, 14:34
Sábado con olor a celebración familiar.
Viajamos por espacio de una hora y media para asistir al 50 aniversario de matrimonio de mis tíos. La carretera nueva ayuda a descongestionar las "trabazones" del paso de Los Chorros.
Viaje sin problemas hasta llegar a Santa Ana... casi que nos perdemos pero seguimos a una camioneta que resulta que va con el mismo destino (la vida siempre te trae momentos graciosos: resulta que seguimos a los suegros de una de las hijas de mi tíos!!).
El servicio religioso, como era de esperar, ha comenzado pero llegamos a tiempo de escuchar la homilía. Vemos a mis tíos, muy arregladitos, en la primera banca junto con 4 de sus 5 hijos, y con la mayoría de nietecitos.
La familia (tíos y primos) están en las bancas inmediatas, por respeto no nos unimos al "marón de los Rivera" en todas sus presentaciones...
Al final de la misa, mi tío se levanta con un poco de esfuerzo y pasa a dar unas palabras de agradecimiento. Profesor de profesión y de vocación, el discurso le sale del corazón, nos emociona con cada una de las palabras que le brotan de su alma misma, donde da las gracias por estar casado con la mujer que "Dios mismo le preparó sin andarla buscando mucho", según nos cuenta... Termina emocionado y con lágrimas en la garganta mientras recita aquellos inmortales versos de Amado Nervo: "Vida nada me debes, Vida estamos en paz".
Transcurre una fracción de silencio hasta que la concurrencia estalla en aplausos, mientras que toda la familia dismuladamente engujamos las lágrimas de emoción que nuestro tío nos ha arrancado con sus palabras de novio enamorado de su esposa.
Y es ahí, mientras mi tío se encamina de regreso a sentarse junto a su Novia, como él la llama, que me doy cuenta que ellos son más que amantes, son compañeros inseparables, son amigos íntimos, son una sóla persona con dos cuerpos, son la esperanza de saber que el amor puede triunfar através del tiempo, son la certeza que se puede encontrar matrimonios que perduren a pesar de las circunstancias.
Observo a mis primos acercarse a sus padres y abrazarles mientras lloran emocionados, hijos que cada uno tiene ya su propio hogar y que han traído alegría a la ancianidad de sus padres con los retoños que retozan alrededor...
Sábado con olor a celabración familiar... sábado donde renové mi fe en el amor que sobrevive a lo largo de los años, con madurez, con lecciones aprendidas, que convierte a los amantes en algo más profundo que eso y que trasciende hasta tocar el corazón de los espectadores de ese milagro que llamamos amor!
Viajamos por espacio de una hora y media para asistir al 50 aniversario de matrimonio de mis tíos. La carretera nueva ayuda a descongestionar las "trabazones" del paso de Los Chorros.
Viaje sin problemas hasta llegar a Santa Ana... casi que nos perdemos pero seguimos a una camioneta que resulta que va con el mismo destino (la vida siempre te trae momentos graciosos: resulta que seguimos a los suegros de una de las hijas de mi tíos!!).
El servicio religioso, como era de esperar, ha comenzado pero llegamos a tiempo de escuchar la homilía. Vemos a mis tíos, muy arregladitos, en la primera banca junto con 4 de sus 5 hijos, y con la mayoría de nietecitos.
La familia (tíos y primos) están en las bancas inmediatas, por respeto no nos unimos al "marón de los Rivera" en todas sus presentaciones...
Al final de la misa, mi tío se levanta con un poco de esfuerzo y pasa a dar unas palabras de agradecimiento. Profesor de profesión y de vocación, el discurso le sale del corazón, nos emociona con cada una de las palabras que le brotan de su alma misma, donde da las gracias por estar casado con la mujer que "Dios mismo le preparó sin andarla buscando mucho", según nos cuenta... Termina emocionado y con lágrimas en la garganta mientras recita aquellos inmortales versos de Amado Nervo: "Vida nada me debes, Vida estamos en paz".
Transcurre una fracción de silencio hasta que la concurrencia estalla en aplausos, mientras que toda la familia dismuladamente engujamos las lágrimas de emoción que nuestro tío nos ha arrancado con sus palabras de novio enamorado de su esposa.
Y es ahí, mientras mi tío se encamina de regreso a sentarse junto a su Novia, como él la llama, que me doy cuenta que ellos son más que amantes, son compañeros inseparables, son amigos íntimos, son una sóla persona con dos cuerpos, son la esperanza de saber que el amor puede triunfar através del tiempo, son la certeza que se puede encontrar matrimonios que perduren a pesar de las circunstancias.
Observo a mis primos acercarse a sus padres y abrazarles mientras lloran emocionados, hijos que cada uno tiene ya su propio hogar y que han traído alegría a la ancianidad de sus padres con los retoños que retozan alrededor...
Sábado con olor a celabración familiar... sábado donde renové mi fe en el amor que sobrevive a lo largo de los años, con madurez, con lecciones aprendidas, que convierte a los amantes en algo más profundo que eso y que trasciende hasta tocar el corazón de los espectadores de ese milagro que llamamos amor!