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Ver la versión completa : Hoy, como ayer: Cavallo = Alsogaray



juan manuel
11/04/2001, 03:01
Me parece muy oportuno citar a Arturo Jauretche para hacer un paralelismo entre Cavallo y Alsogaray.
"(...) El capitán ingeniero Álvaro Alsogaray es, quizás, el hombre público que más fracasos regstra en su ya larga trayectoria. Como político, fundo el Partido Cívico Independiente, cuya campaña electoral multimillonaria proporciaba la explotación del petróleo por compañías extranjeras, sufriendo una aplastante derrota (...) Como economista, hace largos años que critica a todos los ministros de turno reclamándoles que otorgen mayor libertad a las fuerzas del mercado (...) Durante años el capitán ingeniero solicita la atención de los gobernantes ofreciendo su panacea elaborada en el siglo XIX. Pero resulta que él se ha desempeñado como subsecretario de Comercio de Lonardi, ministro de Industria de Aramburu, de Economía de Frondizi y de Guido, influyente personaje del gobierno de Onganía desde la embajada en Estados Unidos y asesor del presidente Viola, por lo que cabe preguntar: ¿quién otro ha tenido mayores oportunidades que él para demostrar las bondades de la economía neoclásica? Asimismo, ¿quién otro ha tenido mayores posibilidades para fundar partidos políticos, con enormes recursos financieros y publicidad abrumadora? ¿cómo explicar entonces que se encuentre aún en la palestra y más aún, perorando con la ssuficiencia de quién tiene atrpas un curriculum vitae prestigioso, cuando más bien debiera avergonzarse del mismo? (...)
Cupos, cuotas, tratados bilaterales, cláusula de nación más favorecida, mosca del mediterráneo, aftosa, etc., son los nombres variables con que los países que los Alsogarayes nos presentan como campeones de la libre empresa defienden sus preeminencias en sus propios mercados internos y para irrumpir en los mercados externos, perturbando el desenvolvimiento económico de los países manejados por cipayos y vendepatrias (...). Es elemental que los países en tránsito hacia el desarrollo tienen la necesidad de mantener su autonomía económica. Y comprendido eso se comprenderá lo que significa el Fondo Monetario Internacional, que es el modo de limitar la soberanía que se ha tenido para voltear las barreras defensivas que necesita toda nación, que quiere ser eso: Nación.
Pero lo que aquí ha sucedido, es que los Alsogarayes no nos han llevado al nivel de producción internacional del que hablan mucho, pero sí al costo de la vida internacional, de lo que hablan poco. Costo de vida internacional para sueldos y salarios criollos, porque la verdad, lo único de criollos que nos están dejando es la miseria.
Yo no pretendo dictar cátedra, sino llevarlo de la mano a usted para que caminando los dos juntos, vayamos descubriendo la verdad que se oculta tras el palabrerío de apariencia técnica (...).
El muchacho empezó a estirarse, pero cada vez más flaco y más pálido. El empresario de pompas fúnebres de la esquina tenía que medirlo todos los días con la mirada pues le estaba calculando el sobretodo de madera. ´El Desarrollo´ decía la madre, y ´el desarrollo´, decía el médico. Hasta que empezó a largar unos anillos y se descubrió que tenía la lombriz solitaria, que era la que se desarrollaba. Pues bien, el desarrollo puede operarse de dos maneras: armoniosamente, como producto de la evolución económica y social del país y de naciones fuertes. Es lo que se llama el desarrollo nacional. Pero puede producirse una apariencia de desarrollo lograda con el exceso de alimentación que suscita la lombriz al introducirse. Hay un momento de aparente prosperidad, como lo tuvo el muchacho. Su peso era del muchacho más el peso de la lombriz, su apetito, el del hijo del juguetero más el apetito de la lombriz. Hasta que llego el momento de que la solitaria bien restablecida, se tragaba todo lo que el muchacho comía. Después, al muchacho mismo. Eso es lo que pasa con las naciones y eso es el colonialismo. Lombriz solitaria. No es fácil de expulsar. A veces como nos ocurrió a los argentinos, parece que la hemos expulsado toda, pero la cabeza suele quedar adentro. La cabeza de la lombriz es engañadora, porque es lo más finito de la misma. Termina en punta, como apellido de presidente (...)".
(El Popular, 5 de octubre de 1960)