ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
21/12/2007, 08:26
La responsabilidad es un grado de la conciencia ética dirigida a su encuentro estético. Es decir, el crédito de nuestra identidad entre los otros.
Hace poco traté con unas interesantes especulaciones acerca de los componentes de la identidad como la relación entre lo percibido sobre nosotros y el sentimiento que nos genera. Me pareció significativa la insistencia de Giddens en los enfoques psicológicos y psicoanalíticos de Laing y Erikson. En verdad, es enormemente especulativo e incierto, mas no es difícil alcanzar su significado, hacia dónde señalan las relaciones.
La adaptación del niño al mundo de fuera se da en una reproducción de esquemas necesarios que tienden a agruparse y desagruparse con el entorno. La cristalización de estas estructuras determinará en gran medida lo que llaman, ontológicamente, la confianza.
La confianza es el aval, una promesa de permanencia ante nosotros y los demás, la expectativa de nosotros mismos como condición que esperamos se mantenga. La constatación del crédito se expone en las situaciones en las que se hace real.
Aunque veo excesivo el mecanismo psicoanalítico de la vergüenza y la culpa, apruebo totalmente la distinción a la que lleva, el objeto de una y el de la otra. Es una auténtica implicación ética de la que se sirve la moral, su índice. Cómo llegue a integrarse la moral se distingue de ”lo moral”, el desnudo y puro impulso social, en que uno es contingente, arbitrario, mientras el otro es puro, siempre igual.
La responsabilidad, como casi todos los conceptos y sentimientos éticos, es una indeterminación, se supone en un momento distinto del su ejecución, el tropiezo de todas las reflexiones sobre eticidad. Es el impulso racional enmarañado con el irracional. La responsabilidad supone la victoria del racional.
Hace poco traté con unas interesantes especulaciones acerca de los componentes de la identidad como la relación entre lo percibido sobre nosotros y el sentimiento que nos genera. Me pareció significativa la insistencia de Giddens en los enfoques psicológicos y psicoanalíticos de Laing y Erikson. En verdad, es enormemente especulativo e incierto, mas no es difícil alcanzar su significado, hacia dónde señalan las relaciones.
La adaptación del niño al mundo de fuera se da en una reproducción de esquemas necesarios que tienden a agruparse y desagruparse con el entorno. La cristalización de estas estructuras determinará en gran medida lo que llaman, ontológicamente, la confianza.
La confianza es el aval, una promesa de permanencia ante nosotros y los demás, la expectativa de nosotros mismos como condición que esperamos se mantenga. La constatación del crédito se expone en las situaciones en las que se hace real.
Aunque veo excesivo el mecanismo psicoanalítico de la vergüenza y la culpa, apruebo totalmente la distinción a la que lleva, el objeto de una y el de la otra. Es una auténtica implicación ética de la que se sirve la moral, su índice. Cómo llegue a integrarse la moral se distingue de ”lo moral”, el desnudo y puro impulso social, en que uno es contingente, arbitrario, mientras el otro es puro, siempre igual.
La responsabilidad, como casi todos los conceptos y sentimientos éticos, es una indeterminación, se supone en un momento distinto del su ejecución, el tropiezo de todas las reflexiones sobre eticidad. Es el impulso racional enmarañado con el irracional. La responsabilidad supone la victoria del racional.