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Pompilio Zigrino
20/10/2007, 09:34
Podemos denominar como “ideología” a un sistema descriptivo de la realidad, que promueve cierta acción social, y que ha sido basado en la religión, en la filosofía o en la ciencia. Podrá estar destinado a todo individuo o bien a un sector de la sociedad. Podrá adecuarse a la realidad, o bien podrá ser verdadero sólo parcialmente. Será destinado al mejoramiento individual o bien será destinado al hombre masa para promover pasiones violentas en contra de algún sector de la sociedad.

Generalmente, las verdades parciales, o la mentira, conducen a pobres resultados, mientras que la verdad conduce a metas exitosas. Sin embargo, nada garantiza que un sistema descriptivo verdadero tenga aceptación suficiente, o que no lo tenga la ideología carente de un fundamento válido. La aceptación, o no, depende de cuestiones “estéticas”, como ocurre en el caso de una obra de arte.

La información de tipo ideológico ha de producir ciertos efectos en la sociedad. Que sepamos, o no, describir acertadamente cuáles serán esos efectos, es otra cuestión bastante distinta. La acción ideológica será siempre una acción con influencia social, de ahí que nos da derechos, como integrantes de la sociedad, a cuestionar todo tipo de ideología que se nos presente. Hay dudas, sin embargo, respecto a si el ideólogo determina mayormente la mentalidad generalizada de la sociedad o si es ésta la que acepta en mayor o en menor medida a tal o cual ideología. Humayun Kabir escribió respecto de R. Tagore:

“La aparición del genio nunca puede explicarse, puesto que el genio es por naturaleza una excepción a la regla general. La función del genio es la de hallar la expresión de las emociones e ideas que vivifican el espíritu inconsciente y subconsciente de la colectividad. Entre el genio y el pueblo se establece un vínculo, lo cual explica la admiración y el asombro con que se le acoge, pasados los primeros instantes de sorpresa. Sus palabras y actos encarnan sentimientos y aspiraciones vagamente sentidos que nunca pudieron manifestarse antes. Al genio también le favorece esa relación; su fuerza y energía derivan precisamente de los sentimientos inexpresados y de las vagas aspiraciones que abriga la mente del hombre común” (De la Introducción de “Hacia el hombre universal” de R. Tagore – Ed. Sagitario SA)

Así como el docente sabe que su opinión y su ejemplo producirá efectos tangibles en sus alumnos, y adopta una postura responsable, con mayor razón deberán tomar actitudes responsables los que tengan una mayor influencia social, algo que no ocurre generalmente. En cierta ocasión, el pueblo peronista reclama acción a su líder con expresiones como “¡Leña, leña!” (castigo), luego de un incidente en Plaza de Mayo, a lo que el propio Perón les contesta: “¡Comiencen ustedes a dar leña!”. Imaginemos un curso en la escuela secundaria en donde existe una división en dos sectores y uno de los grupos le pide al profesor que castigue al otro, pero éste opta por sugerirles que “hagan justicia con sus propias manos”. Este es un ejemplo de la violencia promovida, o permitida, por personas que tienen una enorme influencia social, con resultados nada favorables para el pueblo dividido. Una neta división de la sociedad puede crear las condiciones favorables para una guerra civil.

No sólo pueden surgir conflictos entre sectores de un mismo país, sino que es posible la existencia de conflictos entre distintos países, como ocurre en el caso de los imperialismos. Entre los casos históricos más importantes está el de Cristo, cuyo pueblo forma parte del Imperio Romano. Surgen dos alternativas posibles: desalojar al opresor mediante medios pacíficos, promoviendo el fortalecimiento individual o bien por medio de la violencia, promoviendo el odio al opresor. Con el tiempo, la religión de Cristo llegó a difundirse entre los propios romanos, mostrando las ventajas de la primera alternativa. Si bien buscaba la liberación del hombre respecto de sus propias fallas morales, por añadidura logra liberarlo de la opresión romana.

Una historia algo similar ocurre durante el siglo XX en la India dominada por el Imperio Británico. Con métodos similares al empleado por Cristo, el Mahatma Gandhi logra fortalecer individualmente a cada hindú y, mediante la no violencia, logra la independencia de su país.

En todo acontecimiento social de cierta trascendencia histórica, con efectos positivos o negativos para la sociedad, podemos encontrar una ideología que lo sustenta y lo favorece. En el caso de la Inquisición, lo fácil sería culpar al propio Cristo por los efectos negativos que produjo. Sin embargo, leyendo los Evangelios, queda claro que no existe ninguna sugerencia explícita, ni tampoco implícita, que favorezca la violencia, en cualquiera de sus formas posibles. No ocurre lo mismo con los escritos de Santo Tomás de Aquino, quien escribió:

“Acerca de los herejes deben considerarse dos aspectos: uno por parte de ellos; otro por parte de la Iglesia. Por parte de ellos está el pecado, por el que no sólo merecieron ser separados de la Iglesia por la excomunión, sino aún ser excluidos del mundo por la muerte; pues mucho más grave es corromper la fe, vida del alma, que falsificar moneda, con que se sustenta la vida temporal. Y si tales falsificadores y otros malhechores justamente son entregados sin más a la muerte por los príncipes seglares, con más razón los herejes, al momento de ser convictos de herejía, podían no sólo ser excomulgados sino ser entregados a justa pena de muerte. Por parte de la Iglesia, está la misericordia para la conversión de los que yerran. Por eso no condena luego, sino «después de una primera y segunda corrección», como enseña el Apóstol [Epístola de Pablo a Tito, 3,10]. Pero, si todavía alguno se mantiene pertinaz, la Iglesia, no esperando su conversión, lo separa de sí por la sentencia de excomunión, mirando por la salud de los demás. Y aun va más allá, legándolos al juicio seglar para su exterminio del mundo por la muerte” (Citado en “Crítica de la Religión y la Filosofía” de W. Kaufmann – Fondo de Cultura Económica).

En cuanto al nazismo, se considera a Friedrich Nietzsche como el filósofo cuyo pensamiento estuvo ligado a tal movimiento político. Juan José Sebreli escribió al respecto:

“¿Es posible interrogarse hasta qué punto Cristo fue responsable de Torquemada, Marx de Stalin y Nietzsche de Hitler?. Sin embargo, no es arbitrario preguntarse por qué los nacional-socialistas eligieron como sus precursores a Schopenhauer y a Nietzsche y no a Kant o Hegel. Por muy degradadas y tergiversadas que hayan sido las ideas de Nietzsche, no está demás indagar en sus escritos en busca de los conceptos que sirvieron al fascismo y al nazismo para legitimizar su ideología.

El discurso fascista no podía dejar de recurrir al de ese profeta apocalíptico que anunciaba el advenimiento de una nueva edad heroica; ese profesor de energía que enseñaba a «vivir peligrosamente», justificaba las castas, el racismo, la esclavitud, la opresión de los débiles y predicaba la inferioridad de la mujer y su necesaria subordinación al varón. Ese aristocratizante despreciaba la democracia, el sufragio universal -«dominio de los hombres inferiores»-, adoraba la «bestia rubia que hay en el fondo de todas las razas aristocráticas». Acerca de la democracia sus juicios eran lapidarios:

«…el sufragio universal dominio de los hombres inferiores. La democracia es una forma de decadencia del Estado, de degeneración de las razas, de preponderancia de los fracasados…un desencadenamiento, de perezas, de cansancio, de debilidades»

El pobre profesor jubilado por incapacidad, que rodaba por pensiones familiares cuando la enfermedad no lo recluía al cuidado de la madre y la hermana, proponía: «Los débiles y los fracasados deben desaparecer; ésta es la primera proposición de nuestro amor a los hombres. Y hay que ayudarlos a perecer». Ese «solitario achacoso» -epíteto con que él menospreciaba a Spinoza- hubiera sido una víctima propicia para sus nefastas ideas a favor de la eliminación de los débiles.

El fascismo -«nietzscheanismo popular» lo llamó Paul Ricoeur- tenía cierto derecho a reclamar la herencia de Nietzsche, en cuanto apologista de la violencia y la crueldad, ya que había opuesto, en sus escritos, la fuerza contra el derecho, los instintos contra la razón, el mito contra la historia. También porque había sido uno de los iniciadores de la Kriegideologie, literatura que exaltaba la guerra como estímulo de la energía y la barbarie como rejuvenecimiento de los pueblos…..” (De “El Olvido de la Razón” – Ed. Sudamericana SA)


(Sigue)

Pompilio Zigrino
20/10/2007, 09:36
La situación de mayor riesgo la constituye la existencia de dos bandos bien definidos que entran en conflicto y uno de ellos llega al poder absoluto a través del Estado. Esta situación fue favorecida a través de los escritos de Karl Marx, con los lamentables resultados por todos conocidos. La eliminación de la propiedad privada es el fundamento del marxismo y de la violencia promovida para ese logro. Si bien Marx propone en sus escritos la abolición final del Estado, como un deseo, resulta totalmente irrealizable luego de la expropiación generalizada.

La secuencia típica que se dio en la década de los setenta, en la búsqueda de la expansión del ex Imperio Soviético, fue la siguiente:

1) Acción ideológica marxista

2) Acción marxista armada y/o terrorista

3) Reacción violenta e ilegal

El primer eslabón de la secuencia de causas y efectos, la del ideólogo, casi no es tenida en cuenta y en la actualidad son los mismos iniciadores de la violencia los que dan lecciones de “ética” al resto de la sociedad.

Se promueve la acción armada a través de la figura de Ernesto Che Guevara, quien luchó junto a Fidel Castro, y a otros cubanos, para derrocar al dictador Fulgencio Batista. Logrado el propósito inicial, traicionan a varios de sus camaradas e instalan otra dictadura, de tipo marxista. Guevara fue Ministro de la Producción con muy pobres resultados. Luego intenta establecer un gobierno marxista en el Congo, pero fracasa en su intento. Mientras tanto escribe una carta a Castro, para ser guardada secretamente, en la que afirma desligarse de Cuba, para evitar que ese país pueda recibir algún tipo de sanción internacional. Pero Castro lee la carta en público (posiblemente cuando Guevara prepara su acción militar en Bolivia) y deja de prestarle apoyo, cayendo Guevara fácilmente dada la inferioridad numérica de su grupo de combate.

Es oportuno decir que la acción guerrillera apunta no sólo contra la autoridad constituida, sino contra los empresarios que dan trabajo y constituyen el fundamento material de una Nación. Son considerados “burgueses”, explotadores y culpables de todos los males de la sociedad “hasta que demuestren lo contrario”.

También en el continente africano, precisamente en Sudáfrica, encontramos un caso, exitoso esta vez, de un hombre que lucha contra la discriminación racial. Es el caso de Nelson Mandela, que estuvo encarcelado por 27 años y que, luego de ser librado, evitó cualquier actitud de venganza contra quienes lo privaron por tanto tiempo de la libertad. Siguió en parte el ejemplo del Mahatma Gandhi, quien fuera abogado de una empresa hindú en Sudáfrica y que tuvo que padecer personalmente tal tipo de discriminación. Mandela también fue abogado y defendió a la gente pobre de su país. Llega a la presidencia de su Nación y recibe el Premio Nobel de la Paz.

Por lo general, predomina la hipocresía respecto de la verdadera capacidad de amar. Incluso muchos creen que sentir pena o lástima por el que fracasa, o el que odia, implica una actitud favorable para esas personas, o para la sociedad en general. La intelectualidad actual, o gran parte de ella, pocas veces promueve el ejemplo de los hombres exitosos y antiimperialistas (Cristo, Gandhi, Mandela), mientras que se inclinan a favor de los fracasados y los violentos (Marx, Nietzsche, Che Guevara), que favorecieron una mentalidad que promovió el imperialismo y la división entre los hombres. Si la intelectualidad está en crisis, no podemos esperar que la sociedad logre mejoras apreciables en un corto plazo.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
22/10/2007, 05:45
“Podemos denominar como “ideología” a un sistema descriptivo de la realidad, que promueve cierta acción social,”

No veo claro si con “acción social” se refiere al propio actuar o si incluye el pensar, como en Max Weber y la acción social http://foros.monografias.com//showthread.php?t=38087&highlight=weber. En el sentido de Weber, que apoyo, es un “en todas sus posibilidades”. Es decir, la acción no es sólo la conclusión del acto, sino lo que da su dirección (intención).

No veo problema a la acción social como mera acción, pero pierde buena parte de "social", es acción a secas. La teoría de la acción en Marx como la labor de la filosofía fue presentada como conclusión necesaria y coherente con las inevitables leyes históricas. Tremendo engaño debe ser denunciado en cuanto se sirva del poder de las generalizaciones falsas para inculcar su “teoría de la revolución”.

“los nacional-socialistas eligieron como sus precursores a Schopenhauer y a Nietzsche y no a Kant o Hegel”

Mejor dicho, ¿por qué hicieron uso de Hegel y no de Schopenhauer? ¿Quién y con qué argumentos está justificada esa afirmación? ¿Conoce ese autor qué pensaba Schopenhauer de la historia y qué pensaba Hegel? ¿Conoce el sentimiento vergonzoso que sentía Schopenhauer por su pueblo?

En efecto, Nietzsche de Kant poco, pero ¿Schopenhauer? Vigile esas citas Pompilio.

“los instintos contra la razón”

Pues fíjese que Hume tiene una teoría bien parecida como el hombre salvaje. Pompilio, el instinto es una realidad del hombre. Cámbielo por la razón contra los instintos. En los instintos se esconde una gran verdad acerca del hombre.

En cualquier caso, salvo por interpretar a ciertos autores de una forma que desapruebo, estoy en general de acuerdo con el peligro de las ideologías que esconden su falsedad y debilidad.