husifer2k
12/10/2007, 15:51
Día de la Raza.
]Mariano Baptista G., autor boliviano de varios libros, en su Historia gráfica de Bolivia plantea el siguiente Tema de Reflexión: “¿Qué habría sucedido si América hubiera sido descubierta y colonizada por los ingleses? Por los árabes? Por los alemanes? O si no hubiera sido descubierta sino en 1700? Si los imperios inca y azteca hubieran continuado su evolución sin sobresaltos?”
Hoy, en pleno siglo 21, ¿estaríamos igual, mejor o peor? ¡Digan ustedes!
Hasta 1492, año en que Cristóbal Colón descubrió América, los europeos desconocían completamente la existencia de dichas tierras donde ya reinaban imperios con gran organización económica y social como el de los Aztecas en México, o el de los Incas en Perú, o la civilización Maya de Guatemala; o aún antes, hacia el año 1000 d. C. cuando ya florecía, en el hoy rebelde Altiplano Aimara de La Paz, la notable cultura de Tiahuanacu.
Muchos historiadores, investigadores de nuestra estirpe, aseguran que son muy pocas las cosas buenas que nos legó la cruel, sangrienta y ambiciosa conquista española. Sin discutir por ahora detalles de tal aseveración, por el limitado espacio disponible, por una parte y, por otra, porque la conquista empieza después de 40 años del descubrimiento de América, uno de los acontecimientos más trascendentales de la Historia; entonces hoy, Día de la Raza, corresponde rendir justo homenaje sólo al descubrimiento. Y que mejor, agradeciendo una de esas pocas cosas buenas que heredamos, la mejor, el castellano; la preciosa lengua romántica, nacida del dialecto de Castilla la Vieja, que fue extendida al resto de España, México, las Grandes Antillas, Centro y Sudamérica y que hoy, ya en otro milenio, seguimos gozando de su singular hermosura, cuya armoniosa fonética—superada solamente por la pronunciación del francés o/y del quechua, idiomas dulces del amor—, paladeamos cotidianamente gracias a la inspiración de tantos hispanoamericanos, verbigracia el magistral nicaragüense Rubén Darío, autor de composiciones poéticas que no tienen otra música ni otra forma que las exigidas por las reglas métricas del idioma castellano, cuando musita, en tan poco espacio, tanta belleza literaria.
“El verso que pasa o se posa # Sobre la mujer o sobre la rosa, # Beso puede ser o ser mariposa”.
Hasta la próxima. Hugo SF.
]Mariano Baptista G., autor boliviano de varios libros, en su Historia gráfica de Bolivia plantea el siguiente Tema de Reflexión: “¿Qué habría sucedido si América hubiera sido descubierta y colonizada por los ingleses? Por los árabes? Por los alemanes? O si no hubiera sido descubierta sino en 1700? Si los imperios inca y azteca hubieran continuado su evolución sin sobresaltos?”
Hoy, en pleno siglo 21, ¿estaríamos igual, mejor o peor? ¡Digan ustedes!
Hasta 1492, año en que Cristóbal Colón descubrió América, los europeos desconocían completamente la existencia de dichas tierras donde ya reinaban imperios con gran organización económica y social como el de los Aztecas en México, o el de los Incas en Perú, o la civilización Maya de Guatemala; o aún antes, hacia el año 1000 d. C. cuando ya florecía, en el hoy rebelde Altiplano Aimara de La Paz, la notable cultura de Tiahuanacu.
Muchos historiadores, investigadores de nuestra estirpe, aseguran que son muy pocas las cosas buenas que nos legó la cruel, sangrienta y ambiciosa conquista española. Sin discutir por ahora detalles de tal aseveración, por el limitado espacio disponible, por una parte y, por otra, porque la conquista empieza después de 40 años del descubrimiento de América, uno de los acontecimientos más trascendentales de la Historia; entonces hoy, Día de la Raza, corresponde rendir justo homenaje sólo al descubrimiento. Y que mejor, agradeciendo una de esas pocas cosas buenas que heredamos, la mejor, el castellano; la preciosa lengua romántica, nacida del dialecto de Castilla la Vieja, que fue extendida al resto de España, México, las Grandes Antillas, Centro y Sudamérica y que hoy, ya en otro milenio, seguimos gozando de su singular hermosura, cuya armoniosa fonética—superada solamente por la pronunciación del francés o/y del quechua, idiomas dulces del amor—, paladeamos cotidianamente gracias a la inspiración de tantos hispanoamericanos, verbigracia el magistral nicaragüense Rubén Darío, autor de composiciones poéticas que no tienen otra música ni otra forma que las exigidas por las reglas métricas del idioma castellano, cuando musita, en tan poco espacio, tanta belleza literaria.
“El verso que pasa o se posa # Sobre la mujer o sobre la rosa, # Beso puede ser o ser mariposa”.
Hasta la próxima. Hugo SF.