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Ver la versión completa : ¿Seguimos adelante o nos divorciamos?



juanerick
12/10/2007, 04:37
Peleas constantes, infidelidades, dificultades sexuales, rutina y aburrimiento, relaciones tóxicas, expectativas diferentes, conflictos domésticos, discusiones a los gritos... La felicidad de la pareja requiere un esfuerzo continuado por parte de sus miembros, pero hay ocasiones en las que, por mucho ahínco que se ponga, las desavenencias parecen ser insuperables.

Antes de llegar al punto en que se plantea el dilema de si seguir adelante juntos o no, muchos matrimonios y parejas de hecho luchan desesperadamente para salvar la situación, se dedican más tiempo el uno al otro, y acuden a terapias psicológicas para intentar entender qué es lo que va mal y cómo remediarlo, para recuperar la armonía y la felicidad de otras épocas.

Pero al final de ese camino se encuentra de nuevo con el mismo reto: hay que decidir qué hacer, y hacerlo lo antes posible, para evitar el sufrimiento.

¿Vale la pena hacer algo para mantener la relación o es mejor romperla? Para esta pregunta, que llena de dudas y desasosiego, no hay respuestas sencillas, ni vías rápidas, pero sí algunas tácticas eficaces para decidir mejor en cada caso.

Para la psicóloga Irene Alonso, “para decidir hay que dejar de ver en el otro lo que queremos ver, y observar si su forma de vida nos hace felices, es decir ver la realidad en lugar de las fantasías”.

Pero ¿cuándo y cómo hay que dejar una relación?. Según la experta, “una razón determinante para dejarlo es una gran discrepancia u oposición en los temas que son importantes para cada uno, como la religión, las opiniones políticas, los valores, las expectativas de futuro o los proyectos, u otro aspecto de la vida”.

LAS RAZONES DE LAS CRISIS

“Uno de los problemas que inducen más rupturas son los noviazgos muy largos, de 7 ú 8 años o más, y que a medida que se alargan son cada vez más difíciles de llevar, por lo que llevan a un punto en el que se aumenta el compromiso o se rompe la relación”, explica la psicóloga.

“En ese caso hay que hablar claro con la pareja y decirle lo que se quiere, ya sea casarse o irse a vivir juntos, y preguntarle si opina lo mismo, actuando según su respuesta”, señala.

Según Alonso, “otro escollo que lleva a separaciones, incluso entre personas muy razonadoras, es el reparto de las tareas de la casa, una cuestión que no se habla directamente porque se da por supuesta una división tradicional de los roles, en la que por ejemplo la mujer se dedica a la cocina y el varón a la jardinería”.

Las disputas indican la salud de la relación: pueden ser una válvula de escape en la convivencia o una señal de que hay un problema serio que puede terminar con ella, según la psicóloga clínica Angeles Sanz.

Las peleas son positivas cuando persiguen un acuerdo o una solución, sin violencia, insultos ni humillaciones, cuando sirven para que la relación funcione, como un nexo de atracción para revivir la sexualidad, o por el placer que supone la reconciliación posterior, pero siempre y cuando los dos estén dispuestos a utilizar la misma fórmula.

Pueden ser negativas cuando involucran a terceras personas para conseguir un fin o implican una crítica constante, la infravaloración o juicios personales sobre la otra persona, o recurren al chantaje psicológico: “Si no haces esto, no haré aquello”. También son nocivas cuando se producen en lugares públicos o ante amigos a los que se pide que actúen como jueces, lo cual indica que la relación se deteriora.

Finalmente, las riñas son un punto de no retorno cuando comienzan exigiendo a la pareja concesiones que no está dispuesta a dar, se reacciona siempre negando para no perder la batalla o cediendo para no discutir más, y en vez de sugerir se intenta imponer algo al otro o doblegarlo.

También son muy peligrosas las riñas que terminan en el silencio, dando la callada por respuesta, haciendo caso omiso de lo que el otro cuenta para minar su paciencia con la indiferencia, lo cual indica que el conflicto está en una fase terminal y puede acabar con la relación.

Además, para decidir si conviene continuar o decir basta, los psicólogos aconsejan responder estas preguntas: ¿Está dispuesto a hacer lo posible para resolver los conflictos? ¿Cree que si pone fin a su relación tendrá pocas posibilidades de establecer un nuevo vínculo? ¿El deterioro se debe más a motivos prácticos de convivencia que a la falta de amor, cariño o pasión? ¿Los beneficios de seguir con la relación superan a sus costes?.

Si la respuesta es “SI” la pareja tiene posibilidades de salvarse y proseguir una relación satisfactoria una vez resueltas las diferencias, aunque para lograrlo, es imprescindible que el deseo de salvar la relación esté presente en ambos; porque “si uno de los dos no quiere o no está dispuesto a trabajar para normalizar la relación, es mejor romper”.

Emeric
18/10/2007, 18:36
A la vez aleccionador y escalofriante tema, Juanerick. En todo caso, útil, como los que acostumbras plantearnos. De verdad que la convivencia conyugal es algo para lo cual no todos somos aptos. :yo: