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Ver la versión completa : El Sabor De Las Emociones En Oriente Y En Occidente



Joaquín García Weil
01/09/2007, 00:04
En Occidente se utiliza con frecuencia el sabor para referirse a estados de ánimo, así como a caracteres. Se habla de momentos dulces, también de personas con este sabor o carácter. Se habla de humores ácidos, de ingenios picantes, de gentes amargadas, así como de personas saladas, incluso se dice “agridulce” de algunas situaciones.

Esta asociación metafórica entre sabores y emociones o caracteres funciona porque, primero, determinados sabores producen de hecho determinadas emociones y, segundo, porque determinadas emociones provocan determinados sabores. Ya mencionamos la relación que se establece entre los órganos y las emociones. Los órganos y las entrañas segregan y procesan determinados sabores o sustancias de esos sabores. Por ejemplo, algunos jugos gástricos son de naturaleza ácida. La bilis que segrega el hígado y recoge y administra la vesícula es amarga, el bazo-páncreas procesa el azúcar del cuerpo, los riñones regulan la sal. Si las emociones se relacionan con los órganos y los órganos con los sabores en el cuerpo, es lógico que las emociones y los sabores estén en relación de mutua causalidad, o sea, los unos son causa de los otros y viceversa.

Es experiencia común y cotidiana que las personas procuren regular de un modo consciente o inconsciente sus humores abundando en uno u otro sabor. En los momentos de desazón (otra metáfora de sabor) o sinsabor (también) o desamor, se procura lo dulce. En el Ayurveda se dice que se procura en estos casos también lo graso. Las tabletas o bombones de chocolate, por ejemplo, combinan ambas cualidades en un solo alimento. Para tonificarse se busca lo ácido y lo picante. Para activarse se procura lo amargo, como el café o el chocolate, que en su estado puro tiene ese sabor. Para animarse se quiere lo salado, sabor abundante en los aperitivos. Y luego las combinaciones entre sabores y humores en estados de ánimo y alimentos son tan numerosas como la combinatoria matemática permite y, en muchos casos, aparentemente contradictorias.

El cuerpo humano tiene una peculiaridad con respecto al de otros mamíferos: los músculos cutáneos que en otros animales se reparten por diferentes zonas del cuerpo, en nuestra especie se concentran en el rostro. Como es conocido estos músculos son sensibles a las emociones, pero a los sabores también y de modo parejo. En ocasiones, viendo las expresiones faciales de las personas, se me representa como si estuvieran degustando caramelos emocionales con estos sabores: amargura, dulzor, salado, ácido, picante o sus posibles combinaciones.

Estas observaciones nos sirven para constatar la estrecha relación que existe entre el cuerpo y el carácter o los vaivenes emocionales del alma.

Para centrarnos en el asunto principal que nos ocupa, existe un cuerpo físico y otro cuerpo que podemos llamar místico, pero que también, para entendernos, podemos llamar “espíritu”.

Volviendo al asunto de los sabores, pero sin abandonar el del espíritu, en el Ayurveda se tiene este conocimiento muy sistematizado. Del mismo modo que se relacionan los sabores con las emociones, también se relacionan con los caracteres o las constituciones. También en Occidente se atribuyen sabores a los caracteres aunque no sea de un modo tan sistemático: se habla de caracteres dulces y de tipos amargados o también salados.

Un detalle interesante: desde una perspectiva espiritualista, se dice que para encarnarse un espíritu, para existir en la tierra, ha de hacerlo de un determinado modo, con una determinada constitución o carácter.

Según el Ayurveda, dentro de cada constitución prima un sabor o varios de ellos. Conseguir el equilibrio entre los sabores significa preservar la salud. Si alguien abunda y consumen en exceso el sabor o los sabores que le caracterizan entonces enferma. Pero si, como es natural, los evita, permanece sano.

Este sistema de sabores y emociones o caracteres va cobrando sentido conforme se conoce con mayor profundidad. Podríamos profundizar en este sentido pero necesitamos concentrarnos en la línea central de estos argumentos.


(http://yogasala.blogspot.com/2007/09/el-sabor-de-las-emociones-en-oriente-y.html)

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
03/09/2007, 03:31
Joaquín García Weil, interesante tema. La problematización del espíritu es lo que caracteriza a occidente como sujeto, algo que ya le comenté en otro foro sobre el yoga, Nietzsche y Schopenhauer.
Veo bastante acertada su expresión de espíritu, pues lo aleja de la cultura humanista occidental. La visión del espíritu de oriente es todo menos ajena. Existe un forista por aquí llamado Alfeón, que defiende ideas parecidas a las suyas, pero las quiere justificar con una idea de la física moderna basada en la comprensión y Hegel, cuando fue el pensador que engañó a occidente con manejos charlatanes sobre su superioridad. Ya que usted parace conocer a Schopenhauer, entenderá su molestia porque Hegel tuviese éxito (popularidad) tratando de perseguir y dar caza a un fantasma; su filosofía es para estudiantes de filosofía, no filósofos. Creo que entendió profundamente qué hacía crítico el espíritu, pero se liaba con indeterminaciones y reflexiones que parecían contener tesoros inexistantes propuestos como La Verdad.

Joaquín García Weil
03/09/2007, 11:35
ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO, gracias por su comentario.

Estoy en medio de una indagación cuyos resultados todavía desconozco aunque ya intuyo.

La cuestión es que la así llamada ciencia se traiciona a sí misma por su afán cientifista. La principal víctima de esta traición es el principio de causalidad, sacrificado en aras de su antitética casualidad. (Shopenhauer también dijo lo suyo respecto a este principio).

A mi modo de ver la lógica funciona dentro de sistemas cerrados, donde, aceptados ciertos principios y conceptos, los discursos cobran sentido. Pero cada sistema cerrado raramente se entiende con otro.

Mi formación, como la de muchos, es cientifista occidental, pero eso no me impide lanzar una mirada lógica y aplicar lo que yo entiendo por ciencia sobre asuntos que no por difíciles dejan de interesarnos, como el así llamado "espíritu".


(http://yogasala.blogspot.com)

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
03/09/2007, 12:09
Estamos de acuerdo. Aun así, los sistemas cerrados, como los ha llamado usted, encuentran su confianza en su pereza, algo que suelo insistir a Pompilio.
Le repito que eche un vistazo a algunos de los temas de Alfeón. Está claramente interesado en el espíritu, las energías, la mística, la intuición y el holismo. He tenido repetidas discusiones con él, que por lo general violan el marco común necesario para el diálogo; es algo que no entiendo en alguien que habla de energía. En cualquier caso, tal vez le interesen.
"aceptados ciertos principios y conceptos, los discursos cobran sentido. Pero cada sistema cerrado raramente se entiende con otro". Creo que más allá de la obsesión objetiva, el sujeto se fundamenta a sí mismo, aunque eso sea una vaga inclinación. El sujeto crea la unidad necesaria. La ciencia moderna está haciendo avances que nos ayudarán a comprender mejor el asunto, aunque como tal, sea siempre el mismo.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
04/09/2007, 13:00
Joaquín, respecto de tu “La cuestión es que la así llamada ciencia se traiciona a sí misma por su afán cientifista”, te adjunto una cita de Popper sobre ello: “Los grandes científicos siempre han sido enemigos de lo que hoy denominamos “cientificismo”; lo que no parece haber sido comprendido por los modernos “anticientificistas”, que no han comprendido tampoco que el falibilismo supone una superación del cientificismo. Su actitud no es tanto de rechazo a la creencia ciega en la autoridad de la ciencia, sino que es más bien el producto dogmático de una ideología anticientífica”.