Jack Nicholson
22/08/2007, 08:53
A la que fuera sultana
De esa cárcel de la llana
A la reina morisca que vino desde el sur,
La cual entre sus cerros no tenía sabana
A la princesa que amé como me amas tú.
Al final de la estación estival llegaste,
Y sin que tú lo supieras,
El don de tu presencia me regalaste
Aunque tú no lo dedujeras.
Eras de piel de bronce y mirada de plata,
Con intención de iniciar una gran amistad
Yo me presente sin intención de dar lata,
Y como buena sultana dijiste:” ¡quita ya! ¡Que más me dará!”
Luego entendiste que yo no era como los demás
Siempre entendiste que yo no era príncipe
Que desde siempre fui mendigo
Tú jamás me entendiste
Y desde entonces yo me retiro,
Me retiro porque no quisiste rondarme
Cuando de placeres solitarios tú me mataste,
Te filtrabas en mis quimeras carnales,
Y en opresiones de cortejos me tomaste
Al pasar los días me comentaste que pa’l sur te ibas
Que el príncipe que te enamoraba al patriarca pidió tu mano
Te largaste de la llana, de la que dejaste de ser sultana,
Y te fuiste a tu palacete, sin que te dijera adiós.
Pronto, viste que el príncipe era un impostor
Y que yo verdaderamente era tu primer amor
Pero, ¡Ya ves! La vida en la llana también pasa
Y descubriste que el mendigo también arrasa
A él no le hace falta tu capital
Anda, vete, ¡que no te vaya mal!
No me guardes rencor, (yo no te lo guardo a ti)
Sigue con esa vida de lujos y vicios
Acaríciatelo mientras piensas en mí
¡No te deprimas presa de los delirios!
De esa cárcel de la llana
A la reina morisca que vino desde el sur,
La cual entre sus cerros no tenía sabana
A la princesa que amé como me amas tú.
Al final de la estación estival llegaste,
Y sin que tú lo supieras,
El don de tu presencia me regalaste
Aunque tú no lo dedujeras.
Eras de piel de bronce y mirada de plata,
Con intención de iniciar una gran amistad
Yo me presente sin intención de dar lata,
Y como buena sultana dijiste:” ¡quita ya! ¡Que más me dará!”
Luego entendiste que yo no era como los demás
Siempre entendiste que yo no era príncipe
Que desde siempre fui mendigo
Tú jamás me entendiste
Y desde entonces yo me retiro,
Me retiro porque no quisiste rondarme
Cuando de placeres solitarios tú me mataste,
Te filtrabas en mis quimeras carnales,
Y en opresiones de cortejos me tomaste
Al pasar los días me comentaste que pa’l sur te ibas
Que el príncipe que te enamoraba al patriarca pidió tu mano
Te largaste de la llana, de la que dejaste de ser sultana,
Y te fuiste a tu palacete, sin que te dijera adiós.
Pronto, viste que el príncipe era un impostor
Y que yo verdaderamente era tu primer amor
Pero, ¡Ya ves! La vida en la llana también pasa
Y descubriste que el mendigo también arrasa
A él no le hace falta tu capital
Anda, vete, ¡que no te vaya mal!
No me guardes rencor, (yo no te lo guardo a ti)
Sigue con esa vida de lujos y vicios
Acaríciatelo mientras piensas en mí
¡No te deprimas presa de los delirios!