mr. peralta
26/06/2007, 00:14
Se me antoja verte rondando mi habitación, tendida en mi cama o simplemente recostada de la pared, jugando con las cuerdas de la guitarra que adoraría tocar esta noche, tu cuerpo, ese que me hace deslizar en pensamientos fuera de lo común a cualquier hora del día, el que deseo como juguete nuevo y convertirlo en el mas preciado tesoro de la historia.
Se me antoja darte besos en las partes de tu cuerpo que aun no existen, arroparte de ellos, creer que la piel se te despega de tantos que te he dado, que pierdas la cuenta aunque los estés anotando en la libreta de tus pensamientos, que no te des cuenta que estas siendo devorada por deseos de hombre.
Se me antoja escucharte en notas diferentes, hablando de forma alocada e indecente, mencionando el nombre de cualquiera de la forma en que quieras, pidiendo mas y necesitando menos, dando giros imposibles para el espacio donde estamos, me gustaría verte sonreírle al techo, suspirarle al tiempo.
Se me antoja robarte la poca inocencia que te queda, moldearla a mi manera, retorcer tus pensamientos de manera que complementen los míos, para que la noche sea eterna entre nuestras piernas, que sea eterno el olor a sexo que dejemos en nuestras sabanas, en mi almohada, en las paredes que nos rodean, en tu extensa espalda.
Se me antoja darte besos en las partes de tu cuerpo que aun no existen, arroparte de ellos, creer que la piel se te despega de tantos que te he dado, que pierdas la cuenta aunque los estés anotando en la libreta de tus pensamientos, que no te des cuenta que estas siendo devorada por deseos de hombre.
Se me antoja escucharte en notas diferentes, hablando de forma alocada e indecente, mencionando el nombre de cualquiera de la forma en que quieras, pidiendo mas y necesitando menos, dando giros imposibles para el espacio donde estamos, me gustaría verte sonreírle al techo, suspirarle al tiempo.
Se me antoja robarte la poca inocencia que te queda, moldearla a mi manera, retorcer tus pensamientos de manera que complementen los míos, para que la noche sea eterna entre nuestras piernas, que sea eterno el olor a sexo que dejemos en nuestras sabanas, en mi almohada, en las paredes que nos rodean, en tu extensa espalda.