Joaquín García Weil
22/06/2007, 03:38
Hace pocos días mi mujer constató un hecho sorprendente. En un parque infantil un padre, movido por cualquier zarandaja, amenazaba a su hijo con mandarlo a "pensar".
No es una anécdota puntual, sino que tal amenaza con "pensar" se va imponiendo como sucedáneo de castigo. (En realidad el tal rincón o cuarto de "pensar" consiste en un castigo de aislamiento). Al pedagogo que se le ocurriera tal designación para semejante método, tendrán que reconocerle la triste hazaña de lograr que al cabo de unos años, una generación entera de personas sienta aversión cuando escuchen la palabra "pensar", y quiera rebelarse no pensando en absoluto...
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No es una anécdota puntual, sino que tal amenaza con "pensar" se va imponiendo como sucedáneo de castigo. (En realidad el tal rincón o cuarto de "pensar" consiste en un castigo de aislamiento). Al pedagogo que se le ocurriera tal designación para semejante método, tendrán que reconocerle la triste hazaña de lograr que al cabo de unos años, una generación entera de personas sienta aversión cuando escuchen la palabra "pensar", y quiera rebelarse no pensando en absoluto...
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