karlacris
22/05/2007, 18:11
Nuestra amistad nunca fue fuerte pero pensé que iba a resistir más.
Sin embargo, la prueba fue dura y el débil lazo no resistió el estirón.
Y ahora sólo queda una incómoda convivencia en espacios compartidos, donde no hay lugar donde huir, simulacros de sonrisas y saludos gélidos.
Y es donde me pregunto si en algún momento hubo una amistad real, después de tantos años será que ¿nos conocimos en realidad? Y la respuesta no se hace esperar: no, la realidad es aplastante. Los problemas que salpicaron siempre esta seudo amistad eran la señal inequívoca de la desconfianza de ambas y de la lejanía-cercanía que siempre tuvimos.
¿Por qué con otros me conecto tan fácil? ¿Porque en ocho años nunca pude conectarme con sus sentimientos, ni ella con los míos?
Y sólo me quedaba jugando a que éramos amigas, pero al final ella hizo su decisión y dejó que se le acercasen, aún sabiendo que en el proceso mi corazón es herido…
Y no la culpo: ¿quién se quedaría con algo falso ante la posibilidad de la alegría?
Y seguiremos reuniéndonos en el grupo que sí son amigas nuestras, riendo sin naturalidad, y disfrutando de la presencia de las otras más no de la nuestra… Y no nos veremos directamente a los ojos para no reconocer la incomodidad en ambas.
Al final creo que siempre supimos que la amistad entre las dos era finita…
Sin embargo, la prueba fue dura y el débil lazo no resistió el estirón.
Y ahora sólo queda una incómoda convivencia en espacios compartidos, donde no hay lugar donde huir, simulacros de sonrisas y saludos gélidos.
Y es donde me pregunto si en algún momento hubo una amistad real, después de tantos años será que ¿nos conocimos en realidad? Y la respuesta no se hace esperar: no, la realidad es aplastante. Los problemas que salpicaron siempre esta seudo amistad eran la señal inequívoca de la desconfianza de ambas y de la lejanía-cercanía que siempre tuvimos.
¿Por qué con otros me conecto tan fácil? ¿Porque en ocho años nunca pude conectarme con sus sentimientos, ni ella con los míos?
Y sólo me quedaba jugando a que éramos amigas, pero al final ella hizo su decisión y dejó que se le acercasen, aún sabiendo que en el proceso mi corazón es herido…
Y no la culpo: ¿quién se quedaría con algo falso ante la posibilidad de la alegría?
Y seguiremos reuniéndonos en el grupo que sí son amigas nuestras, riendo sin naturalidad, y disfrutando de la presencia de las otras más no de la nuestra… Y no nos veremos directamente a los ojos para no reconocer la incomodidad en ambas.
Al final creo que siempre supimos que la amistad entre las dos era finita…