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Mircko
14/04/2007, 12:17
Existe la fantasía popular de que la virginidad canina contraría las leyes de la naturaleza.
Parece que el celibato, sin discriminación de sexo, altera la conducta de muchos de los perros que habitan la gran ciudad.
Dicho de otro modo, existe la fantasía popular de que la virginidad canina contraría las leyes de la naturaleza.
Sin embargo, algunos especialistas sostienen que no existen pruebas de que tal estado dañe la salud del animal.

El veterinario norteamericano James Kinney, sostiene: "Con frecuencia me convencía de que el celibato había sido la causa de desórdenes en algunos canes, pero después se me presentaban casos con idénticos desórdenes en perros que habían sido regularmente apareados".

Al margen de tal apreciación, resulta obvio que el dictado de la naturaleza debería causarles trastornos en la medida en que el celibato les es impuesto. De todos modos, no es necesariamente así.

Casi todos los propietarios de machos que pretenden que su pichichus salga de perdedor saben que dependen de la buena voluntad del dueño de una hembra para realizar la cruza. Pero la realidad indica que, en un alto porcentaje, el encuentro tiende a complicarse: ya sea porque los dueños de la perra no tienen ganas, tiempo, lugar o, simplemente, no cuentan con el dinero para afrontar los gastos que genera una lechigada.

Esta situación aparentemente perjudicaría la salud del perro, en especial su equilibrio psíquico. Así puede ocurrir que sorprenda (sobre todo a las visitas) con un comportamiento excitado y carente de pudor.

En la naturaleza, cuando esos animales viven en jauría, el único que reproduce es el jefe y no el resto de los machos, que no por eso sufren problemas emocionales.

En conclusión: de existir desequilibrios podrían deberse a efectos de la convivencia con el ser humano y no como producto de la insatisfacción del torrente hormonal.