karlacris
09/04/2007, 14:53
Ahora es el tiempo en el que tengo que escribir el punto y aparte, pasar la hoja y comenzar el capítulo nuevo.
Cerrar para siempre una historia que ahora comprendo que no tuvo que suceder jamás, que causó más dolor que felicidad.
Y ahora es el tiempo de escribir ese punto final y así poder escribir una historia nueva que, al igual que todo, tendrá sus puntos altos y bajos pero será nueva.
Es mi momento de ver hacia delante, ya no hacia atrás, de descubrir nuevos horizontes, de creer que el cielo es el límite, de encontrar nuevas experiencias en nuevas personas, darme el chance de vivir mi vida, no de verla pasar.
Y escribo el punto y aparte, el punto final de esa historia, con una sonrisa en mis labios, ansiosa por escribir la palabra inicial de mi capítulo siguiente: Sol, sol que ahuyenta la oscuridad de la noche, sol que disipa las tinieblas de la tristeza. Sol que da calor a mi piel, sol que me da energía para correr y dar vueltas disfrutando del aire y de todo a mi alrededor. Sol que me muestra el camino perdido, donde no intercambiaré jamás mis valores por nada ni por nadie.
¡Sol! Sol que tanto anhelé pero que no lo busqué, hoy salgo a tu encuentro buscando tus rayos para poder dar calor a los restos de mi corazón.
Y juntaré uno a uno sus pedazos, limaré sus astilladuras y lo volveré a vivir y tu sol, con tu calor, lo revivirás para que pueda disfrutar conmigo, para que vuelva a saltar y a cantar, a jugar y a creer. Sí, a creer.
Hoy escribo ese punto y aparte, ese punto final. Y me hace bien, me libera y me sana. Me hace feliz otra vez.
“Mas á vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salud” Malaquías 4:2.
Cerrar para siempre una historia que ahora comprendo que no tuvo que suceder jamás, que causó más dolor que felicidad.
Y ahora es el tiempo de escribir ese punto final y así poder escribir una historia nueva que, al igual que todo, tendrá sus puntos altos y bajos pero será nueva.
Es mi momento de ver hacia delante, ya no hacia atrás, de descubrir nuevos horizontes, de creer que el cielo es el límite, de encontrar nuevas experiencias en nuevas personas, darme el chance de vivir mi vida, no de verla pasar.
Y escribo el punto y aparte, el punto final de esa historia, con una sonrisa en mis labios, ansiosa por escribir la palabra inicial de mi capítulo siguiente: Sol, sol que ahuyenta la oscuridad de la noche, sol que disipa las tinieblas de la tristeza. Sol que da calor a mi piel, sol que me da energía para correr y dar vueltas disfrutando del aire y de todo a mi alrededor. Sol que me muestra el camino perdido, donde no intercambiaré jamás mis valores por nada ni por nadie.
¡Sol! Sol que tanto anhelé pero que no lo busqué, hoy salgo a tu encuentro buscando tus rayos para poder dar calor a los restos de mi corazón.
Y juntaré uno a uno sus pedazos, limaré sus astilladuras y lo volveré a vivir y tu sol, con tu calor, lo revivirás para que pueda disfrutar conmigo, para que vuelva a saltar y a cantar, a jugar y a creer. Sí, a creer.
Hoy escribo ese punto y aparte, ese punto final. Y me hace bien, me libera y me sana. Me hace feliz otra vez.
“Mas á vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salud” Malaquías 4:2.