jorgesalaz
28/01/2007, 15:43
¿Conoces a alguno? ¿Los has padecido? ¿Puedes identificarlos? Aqui se te dice como y quienes son:
Sabihondo: que presume de sabio sin serlo.
Sabidillo, sabelotodo: que presume de docto o enterado sin serlo.
El diccionario castellano reserva más de una palabra para este numeroso colectivo de insoportables y representativos individuos de la fauna urbana actual.
Los sabihondos están en todas partes y siempre se hacen notar. Tanto, que en más de una ocasión ocupan puestos de responsabilidad en la sociedad y es muy probable que alguno de ellos sea nuestro jefe, nuestro alcalde o el presidente de la asociación de vecinos de nuestro barrio (por citar algunos ejemplos). Debido al alto porcentaje de ineptos que habitan este planeta, los sabidillos, con sus magníficas dotes interpretativas, engañan a los susodichos, haciéndoles creer que son seres humanos mentalmente superdotados y de ahí que a más de un sabelotodo le vaya mejor en la vida de lo que debería irle.
Si algún conocido tuyo rara vez reconoce que se ha equivocado, si habla sin saber, si te lleva la contraria continuamente, si siempre quiere dejarte como tonto, si le gusta explicar las películas de Buñuel, si emplea palabras que desconoce y, especialmente, si todo eso lo hace con absoluta seguridad en sí mismo, no te confundas, estás tratando con un sabihondo de muy mala calaña, el cual probablemente necesite urgente tratamiento psicológico, porque hay que estar muy amargado para comportarse de esa manera tan ridícula.
Y es que nunca pueden estar callados, tienen que participar en todas las conversaciones, les hayan dado o no vela en el entierro. Se sienten aludidos por cualquier tema, por muy trivial que sea. Son capaces de hablar mal a alguien, insultando su inteligencia, sólo porque, por ejemplo, se ha equivocado al decir la fecha del día (hoy es 15 de octubre, chaval, ¿y tú has estudiado una carrera?).
Sus, en muchas ocasiones, escasos conocimientos son estirados como chicles y, por citar un caso, el saber programar en Visual Basic de manera rápida, pero totalmente chapucera y desorganizada, les hace parecer, ante los ojos de algunos ingenuos, auténticos ingenieros informáticos de Silicon Valley. Y, ****, no es raro que muchas empresas quiebren cuando depositan su confianza en semejantes vainas. Por no hablar de cosas peores: históricos equipos de fútbol que bajan a segunda, catástrofes ecológicas, abundantes accidentes laborales, etc. (ojo, ya no estoy hablando de los malos programadores en Visual Basic).
Incluso por su forma de hablar son fáciles de reconocer, ¿o no hay gente muy aficionada a contestar, en tono grosero y prepotente, con frases como?: ¡claro!, ¡pues claro!, ¡hombre, claro!, ¡dímelo tú!, ¡tú sabrás!, ¡eso a mí no me lo tienes que preguntar!, ¡parece mentira que no lo sepas!, ¡es un poco grave que no lo sepas!, ¡ya te lo he dicho antes!, ¡y una leche!, ¡no se puede suponer!, ¡olvídate de todo lo que has aprendido!, ¡déjame a mí, que no tienes ni **** idea!, ¡cállate, que eres tonto!, ¡no te enteras de nada!, ¡éste todavía no se han enterado!, ¡mira que eres corto!, ¡pues como no me des más pistas, no podré ayudarte!,¡¿a mí me lo vas a decir?!, ¿no lo ves?...
Pero...¿cómo combatirlos?
Mantén con ellos en todo momento un tono jocoso e irónico; diles cosas como: silencio, que el gran maestro va a darnos su bendición. No te enfades y mucho menos les muestres vergüenza o debilidad. Trátales como lo que son, unos inútiles y sobre todo... no los mojes ni les des de comer después de media noche.
Sabihondo: que presume de sabio sin serlo.
Sabidillo, sabelotodo: que presume de docto o enterado sin serlo.
El diccionario castellano reserva más de una palabra para este numeroso colectivo de insoportables y representativos individuos de la fauna urbana actual.
Los sabihondos están en todas partes y siempre se hacen notar. Tanto, que en más de una ocasión ocupan puestos de responsabilidad en la sociedad y es muy probable que alguno de ellos sea nuestro jefe, nuestro alcalde o el presidente de la asociación de vecinos de nuestro barrio (por citar algunos ejemplos). Debido al alto porcentaje de ineptos que habitan este planeta, los sabidillos, con sus magníficas dotes interpretativas, engañan a los susodichos, haciéndoles creer que son seres humanos mentalmente superdotados y de ahí que a más de un sabelotodo le vaya mejor en la vida de lo que debería irle.
Si algún conocido tuyo rara vez reconoce que se ha equivocado, si habla sin saber, si te lleva la contraria continuamente, si siempre quiere dejarte como tonto, si le gusta explicar las películas de Buñuel, si emplea palabras que desconoce y, especialmente, si todo eso lo hace con absoluta seguridad en sí mismo, no te confundas, estás tratando con un sabihondo de muy mala calaña, el cual probablemente necesite urgente tratamiento psicológico, porque hay que estar muy amargado para comportarse de esa manera tan ridícula.
Y es que nunca pueden estar callados, tienen que participar en todas las conversaciones, les hayan dado o no vela en el entierro. Se sienten aludidos por cualquier tema, por muy trivial que sea. Son capaces de hablar mal a alguien, insultando su inteligencia, sólo porque, por ejemplo, se ha equivocado al decir la fecha del día (hoy es 15 de octubre, chaval, ¿y tú has estudiado una carrera?).
Sus, en muchas ocasiones, escasos conocimientos son estirados como chicles y, por citar un caso, el saber programar en Visual Basic de manera rápida, pero totalmente chapucera y desorganizada, les hace parecer, ante los ojos de algunos ingenuos, auténticos ingenieros informáticos de Silicon Valley. Y, ****, no es raro que muchas empresas quiebren cuando depositan su confianza en semejantes vainas. Por no hablar de cosas peores: históricos equipos de fútbol que bajan a segunda, catástrofes ecológicas, abundantes accidentes laborales, etc. (ojo, ya no estoy hablando de los malos programadores en Visual Basic).
Incluso por su forma de hablar son fáciles de reconocer, ¿o no hay gente muy aficionada a contestar, en tono grosero y prepotente, con frases como?: ¡claro!, ¡pues claro!, ¡hombre, claro!, ¡dímelo tú!, ¡tú sabrás!, ¡eso a mí no me lo tienes que preguntar!, ¡parece mentira que no lo sepas!, ¡es un poco grave que no lo sepas!, ¡ya te lo he dicho antes!, ¡y una leche!, ¡no se puede suponer!, ¡olvídate de todo lo que has aprendido!, ¡déjame a mí, que no tienes ni **** idea!, ¡cállate, que eres tonto!, ¡no te enteras de nada!, ¡éste todavía no se han enterado!, ¡mira que eres corto!, ¡pues como no me des más pistas, no podré ayudarte!,¡¿a mí me lo vas a decir?!, ¿no lo ves?...
Pero...¿cómo combatirlos?
Mantén con ellos en todo momento un tono jocoso e irónico; diles cosas como: silencio, que el gran maestro va a darnos su bendición. No te enfades y mucho menos les muestres vergüenza o debilidad. Trátales como lo que son, unos inútiles y sobre todo... no los mojes ni les des de comer después de media noche.