ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
17/01/2007, 11:00
Hace unos días presenté en este mismo foro unos comentarios a una entrevista que leí de Mario Brunge en tres partes. Esos comentarios los hice porque no coincido con el autor en los puntos que expuse. En resumen, el autor hablaba de la “crisis” de la filosofía, y una de sus argumentos fundamentales era el que la filosofía no da respuestas a los problemas. Brunge sostiene un tipo de filosofía de marcado rasgo cientfista:. Y si es cierto que la filosofía no puede desoír lo que ésta proponga, no lo es menos que la ciencia no ha indicar qué debe ser la actividad filosófica. En este sentido, nuestro participativo Pompilio y yo llevamos meses en discusión. Ahora bien, como contraste con aquellos comentarios, voy a hacer otros a un interesante artículo (http://www.monografias.com/trabajos32/diferencia-sujeto-desfundamentacion-nocion-identidad/diferencia-sujeto-desfundamentacion-nocion-identidad.shtml), que tiene varios de los problemas que apunta la entrevista a Brunge.
En todo el trabajo aletea la presencia de Nietzsche, pero de una interpretación mque no comparto. Se pretende una deconstrucción de la lupa del hombre para mostrar que no traduce como pensaba. Esa propuesta de engaño por principio es pesimismo epistemológico. Se trata de un salto al vacío en el que no queda más que romperse la crisma. Es fruto de la hambruna filosófica, que al no ver a dónde se dirige decide liarse a golpes con lo andado. Es una propuesta asfixiada. Por ese camino la filosofía termina con la historia, está repleta de vaciedad. Como apunta Brunge, habla de los mundos posibles y olvida el real. Soy contrario a varios excesos de la ciencia, pero este tipo de filosofia, además de esfuerzos inútiles, crea una idea peligrosa de cómo ha de ser el filosofar. Se trata de propuestas que deben ser leídas con precaución por quienes acudan a ellas. Este tipo de filosofía, que se ha practicado bastante durante el siglo XX, es una especie de suicidio filosófico. Independientemete de lo dicho hasta aquí, puede ser que abra los ojos a alguien.
En todo el trabajo aletea la presencia de Nietzsche, pero de una interpretación mque no comparto. Se pretende una deconstrucción de la lupa del hombre para mostrar que no traduce como pensaba. Esa propuesta de engaño por principio es pesimismo epistemológico. Se trata de un salto al vacío en el que no queda más que romperse la crisma. Es fruto de la hambruna filosófica, que al no ver a dónde se dirige decide liarse a golpes con lo andado. Es una propuesta asfixiada. Por ese camino la filosofía termina con la historia, está repleta de vaciedad. Como apunta Brunge, habla de los mundos posibles y olvida el real. Soy contrario a varios excesos de la ciencia, pero este tipo de filosofia, además de esfuerzos inútiles, crea una idea peligrosa de cómo ha de ser el filosofar. Se trata de propuestas que deben ser leídas con precaución por quienes acudan a ellas. Este tipo de filosofía, que se ha practicado bastante durante el siglo XX, es una especie de suicidio filosófico. Independientemete de lo dicho hasta aquí, puede ser que abra los ojos a alguien.