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Ver la versión completa : Educación sexual



Pompilio Zigrino
08/01/2007, 11:24
Debido a los inconvenientes que las acciones humanas libres producen en la sociedad, es recomendable una educación adecuada referida a cada uno de los aspectos del comportamiento humano. De ahí que se propone establecer una educación sexual en los establecimientos educacionales con el fin de evitar nacimientos indeseados, abortos, contagios de enfermedades, etc.

Existe, sin embargo, cierto temor en cuanto al criterio con que se ha de establecer esa educación. Incluso se sospecha que podrá ser una simple legitimación de cierto libertinaje básico de la sociedad con algunos agregados de información sobre la salud y los aspectos reproductivos del individuo. Se establecería en realidad una especie de “educación genital” por cuanto se habrían desvinculado los aspectos afectivos del comportamiento sexual básico.

Es indudable que lo sexual, en el hombre, responde a la previa existencia de sentimientos y afecto existentes entre individuos de distinto sexo. De ahí que, para mejorar el aspecto sexual de los seres humanos, debería mejorarse simultáneamente el aspecto emotivo, o los sentimientos humanos, lo que implica, además, una mejora en el aspecto ético del individuo. Por lo tanto, se llega a la conclusión de que no existe una educación sexual distinta o separada de la educación general basada en la ética individual.

Es oportuno mencionar que nuestra propia conducta está constituida por procesos fisiológicos regulados por leyes naturales invariantes, y que el hombre no sólo deberá adaptarse al medio social sino al propio orden natural.

Si deseamos orientar a la juventud hacia una vida sexual plena, en primer lugar habría que informarla de que, para su logro, debe establecerse una actitud afectiva sólida, que no es otra cosa que el sentimiento del amor. Si no existe ese sentimiento básico, al menos en grado suficiente, todo lo sexual se convierte en genital y las sensaciones eróticas ya no serán sentidas en el “corazón” (como se dice habitualmente) sino exclusivamente en los propios órganos sexuales. Ello lleva a desvirtuar los vínculos íntimos entre hombre y mujer. El hombre deja de tener “alma” para tener sólo órganos sexuales.

Uno de esos aspectos desvirtuados es la tendencia hacia la eliminación de las sensaciones de intimidad, ya que se supone que los vínculos afectivos sólo son promovidos por gente que trata de limitar la libertad llenando al individuo de prejuicios que atentan contra la efectiva realización individual. Se va llegando a la búsqueda del sexo-diversión y del sexo-perversión, porque se ha dejado de lado el fundamento afectivo de esa búsqueda.

Uno de los problemas que afrontan los individuos es el de la impotencia sexual. Motivada en muchos casos por problemas físicos, nos interesa en este caso la motivada por problemas psicológicos. Es oportuno mencionar cómo se va deteriorando la conducta sexual individual a partir de cierta mentalidad generalizada que se va imponiendo en la sociedad. Noël Lamare escribió:

“Se trata, en efecto, de un verdadero fenómeno social, de una nueva manifestación –una más y no de las menores- de la sinrazón que se ha apoderado de nuestras sociedades modernas. Nos referimos a esta forma de «educación» -o de no educación- que consiste en hacer del niño simplemente un dios. Un dios tiránico a placer, al cual se le satisfacen sistemáticamente todos los caprichos, todas las fantasías. Adulado, idolatrado, mimado, manda, exige y obtiene todo lo que quiere. Sus más extravagantes deseos son complacidos, peor todavía, previstos. Tanto en los medios más elevados, como en los más modestos, es decir, los más necesitados, se comporta como dueño. Nunca una voluntad se opone a la suya, o si casualmente, «casualidad extraordinaria» alguno de sus familiares se excede, y aparenta querer resistírsele, estalla un drama formidable y el adulto capitula sin lucha, llegando a prestarse a las más humillantes exigencias”.

“Para el niño-rey de los tiempos actuales, todo está permitido. Le basta decir «quiero», o, si todavía no sabe expresarse suficientemente, designar el objeto deseado, «levantar el dedo meñique», para ser obedecido y servido. Ningún límite existe para sus fantasías. Y además, no se contentan con dejárselo hacer todo, sino que le animan continuamente a querer cada vez más”.

“¿Puede imaginarse para el pequeño-hombre peor condicionamiento psíquico, moral y social que esta inconcebible relajación de las más elementales reglas de educación? Acostumbrado, arrastrado como está a obtener el placer desde el momento en que formula el deseo, habituado a ver sus caprichos inmediatamente satisfechos, ¿Cómo puede adquirir el niño la noción de esfuerzo y de mérito? ¿Cómo aprenderán a ver la existencia distinta a cómo se le enseña, es decir espantosamente fácil?”.

“¿De qué modo estará preparado para una existencia viril, es decir caracterizada, por definición, por la acción, cuando se le inculca el gusto y el culto a la pasividad?”.

“Ahora bien, la pasividad es una característica de esencia femenina. Por ello un hombre pasivo se encuentra en estado de desequilibrio y no puede asumir su destino sexual. El sujeto que ha crecido en la ilusión constantemente mantenida de que la satisfacción no es asunto personal sino asunto de otros, ¿cómo podrá aprender que nada se obtiene sin sacrificio, y que la vía que lleva de la necesidad a la satisfacción es, normalmente, larga y sembrada de obstáculos, que antes de entrar en posesión de lo que se desea hay que esperar, que no basta proponerse un fin para conseguirlo?”

“Si insistimos hasta tal punto sobre estas nociones de mérito, de esfuerzo, de acción, de voluntad, es porque revisten una importancia capital con respecto a todas las funciones que dependen del psiquismo y de la función sexual especialmente, de la cual estas nociones condicionan estrechamente el feliz ejercicio. Su ignorancia o su inobservancia engendran ineluctablemente una disfunción que se traduce en la práctica por una impotencia social y erótica responsable de numerosos tormentos, tanto para el individuo como para aquellos que le rodean”. (De “El conocimiento sexual del hombre” – Editorial Fontanella)

En los escritos mencionados se hace evidente que el hombre actual no necesita una educación sexual, sino de una educación ética general. Cuando están en crisis varios sistemas sociales en forma simultánea, se debe al simple hecho de que es el individuo quien está en crisis.

Cecilia López Herrera
25/01/2007, 19:08
Exelente reflexión acerca del tratamiento al sexo y a la sexualidad. La educación sexual es solo una parte de la educación general, como afirmas en tu comentario, necesaria desde las primeras etapas del a vida ,pues solo de esta manera podemos formar hombres y mujeres sensibles al amor ,respetuosos a la intimidad ajena que no es otra cosa que dignificar la propia .Ojalá que muchas personas personas interioricen positivamente esta reflexión.

cecilia. :-)