ranefi
22/12/2006, 12:42
Una vez, cuando yo apenas tenía 8 años, yo me encontraba totalmente entusiasmado, ya que esa noche, se me había asegurado que Santa Claus llegaría y me entregaría el camión que yo tanto había deseado; para serles sincero, una parte de mí no creía que fuera a suceder, ya que los medios de comunicación y los amigos me mostraban totalmente lo contrario sobre la existencia de Santa, pero aún así estaba nervioso y dispuesto a atrapar a Santa "In fraganti", pero las horas pasaban y pasaban, terminamos nuestra cena de Noche Buena que la familia tiene ya como costumbre y yo me encontraba totalmente desanimado, ya que Santa no había llegado. Pero en eso, cuando me disponía ya a irme a dormir, escuché unos pasos en el techo de la casa, le dije a mi familia que si ellos también los escuchaban, y en tono de broma ellos dijeron "De seguro es Santa"; pero en ese entonces no sabía diferenciar entre un tono de broma y un tono de verdad, así que me emocioné, mi corazón comenzó a latir como nunca antes lo había hecho; los pasos terminaron de escucharse al final de la parte superior de la casa (por la entrada), y en eso, escuché que tocan la ventana, inmediatamente le dije a todos que alguien estaba tocando en la ventana, pero me dijeron que era sólo el viento, entonces, yo confiado en que sólo era el viento, hice a un lado la cortina de la ventana para poder ver hacía afuera, pero ¡oh! Gran sorpresa, que voy viendo a un hombre regordete con ropas rojas y adornos color blanco; de mejillas color rosa y piel blanca como la nieve que se veía mucho en las películas de la televisión; yo, como era de esperarse, me quedé totalmente inerte, estupefacto, perplejo. No supe qué hacer ni tampoco qué decir; inmediatamente el personaje regordete dio vuelta a mi derecha y desapareció de mi vista por completo, entonces me armé de valor y decidí abrir la puerta, mi familia me dijo que no lo hiciera, que estaba muy frío; pero la euforia que me invadía me impidió acatar dicha orden a tiempo, y cuando ya se encontraba abierta dicha puerta, noté, con gran asombro, que estaba mi muy deseado camión, un hermoso camión amarillo (de los camiones duraderos muy famosos) con un ninja negro dentro, simulando que éste lo manejaba. Después de eso, mis experiencias con lo mágico fueron decayendo pero mi euforia y entusiasmo por pasar la Navidad en familia reforzándose.