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Ver la versión completa : Tenemos el Pte. que merecemos



Oribaa San
09/12/2006, 18:33
La creencia general anterior era que CAP no servia. La creencia General actual es que Chávez no sirve. Y, cuando pase el tiempo, la creencia general será que el que venga después de Chávez tampoco sirvirá para nada. Por eso estoy empezando a sospechar que el problema no está en lo alcohólico que haya sido Lusinchi o en lo balurdo que fue CAP. El problema está en nosotros. Nosotros como pueblo, como personas, como ciudadanos. Nosotros como materia prima de un país. Porque pertenezco a un país donde la viveza es la moneda que siempre es valorada más que el dólar.
Un país donde hacerse rico de la noche a la mañana pegando un Kino es
una virtud más apreciada que formar una familia. Un país donde una persona tranca la salida del garaje de una casa, y, si uno toca mucha corneta para llamar la atención del abusador y hacer que aparezca a retirar su vehículo, entonces esa persona llega y se molesta y le reclama a uno la presión y el corneteo, como si el infractor fuese uno y no ellos. Un país donde un par de señoras pueden recorrer todo un supermercado, y, mientras compran, hablan pestes de la moral del gobierno y del incumplimiento de las leyes, y de lo
terrible de tales o cuales medidas, pero después, a pesar que su carrito tiene 27 artículos, se hacen las *******s y se meten disimuladamente en la cola que es para un máximo de 10 artículos y si uno osa reclamarles o quejarse ante el gerente uno queda ante ellas y ante los demás como un pa-juo y un so-plón, sólo por intentar hacer cumplir una norma tan sencilla. Pertenezco a un país donde, lamentablemente, los periódicos jamás se podrán vender como se venden en EEUU, es decir, poniendo unas cajitas en las aceras donde uno paga por un solo periódico Y SACA UN SOLO PERIODICO DEJANDO LOS DEMÁS DONDE ESTAN. Porque si aquí los vendieran así, El Nacional y El Progreso
quebrarían en sólo 3 meses. Pertenezco al país donde las empresas
privadas son librerías particulares de sus empleados deshonestos, que
se llevan para su casa, como si tal cosa, resmas de papel, bolígrafos,
carpetas, marcadores, y todo lo que pueda hacer falta para la tarea de
sus hijos. Pertenezco a un país donde el turismo no progresa, no
porque no tengamos bellezas naturales que mostrar sino porque nos
cuesta conseguir venezolanos para los cuales la hermosa profesión de
servir y atender visitantes no sea considerada una vejación y una
humillación. Pertenezco a un país donde la gente se siente triunfal si
consigue a buen precio la tarjeta chimba de DirecTV, donde la gente
inventa como García Márquez a la hora de llenar sus planillas del
Seniat para no pagar impuestos, donde a Carlos Andrés y a Lusinchi no
les reclama ningún medio el que estén viviendo fuera del país disfrutando de lo que robaron.
Pertenezco a un país, donde hay que dejar pasar al "vivo" que, en una cola mas no menos ordenada, adelantó por el hombrillo a quince o veinte carros que, por *******s, no se metieron por el hombrillo antes que él. Un país donde, desde hace 40 años, un vehículo sufre mas daños y sale peor parado después que es recuperado por la policía que cuando lo roban los ladrones. Un país donde cualquier persona puede hacer una fiesta y poner música a volumen pornográfico toda la noche, sin que haya nadie que proteste ni autoridad alguna que les haga apagar esa música ni siquiera a las cinco de la mañana. Pertenezco a un país donde colearse es una institución. Donde todos vuelan a robarse llamadas en un teléfono publico cuando se corre la voz que se ha quedado "directo" . Un país de gente que está llena de faltas, pero que disfruta criticando a sus gobernantes, sean adecos, copeyanos o
sea Chávez, porque criticar a los adecos, copeyanos o criticar a Chávez, crea una ilusión psicológica que aparentemente eleva la estatura moral y espiritual del que critica. Mientras más le digo rata a CAP, mejor soy yo como persona, a pesar que apenas ayer me consiguieron todas las preguntas del examen de matemáticas de mañana.
Mientras mas le digo desgraciado a Chávez, mejor soy yo como
venezolano, a pesar que apenas esta mañana me quede con el vuelto
de 10 mil bolívares que me dio la señora del abasto a pesar que yo
le pague con un de cinco mil. No. No. No. Ya basta. Solo cuando Renny
hizo aquellas cuñas de transito con las vacas fue cuando más o menos
la gente respeto un poco. Pero sólo ahí. De resto, las intersecciones
de Caracas y del Interior en horas pico son un verdadero infierno y se
convierten en un infierno porque nos empeñamos en meternos, aunque
quedemos atravesados, sabiendo perfectamente que el semáforo va a
cambiar y que no nos va a dar tiempo de pasar y de no quedar atravesados. Ya basta. Como materia prima de un país, tenemos muchas cosas buenas. Pero todavía dejamos mucho que desear. Esos defectos, esa "viveza" congénita, esa deshonestidad a pequeña escala que después crece y evoluciona hasta convertirse en Recadi o en Cruz Weffer, esa calidad humana que en realidad es falta y carencia de toda verdadera calidad humana, eso, más que CAP o que Chávez, es lo que nos tiene real y francamente jodidos. Aunque Chávez caiga hoy mismo, el próximo presidente que lo suceda tendrá que seguir trabajando con la misma materia prima defectuosa que, como pueblo, somos nosotros mismos. Y no podrá hacer nada, igual que no hicieron nada los adecos o copeyanos igual que no podrá hacer mucho Chávez. No tengo ninguna garantía que el gritón de Peña o el sifrino de Borges lo puedan hacer mejor. Y mientras nadie señale un camino destinado a erradicar primero los vicios que tenemos como pueblo, nadie servirá. Ni sirvió CAP, ni sirve
Chávez, ni servirá el que venga. Aquí hace falta otra cosa, más que cerolazos, apagones o cohetones. Y mientras esa "otra cosa" no empiece a surgir desde abajo hacia arriba, o desde arriba hacia abajo, o del centro pa los lados, o como quieran, seguiremos igualmente condenados, igualmente estancados. Es muy sabroso ser venezolano, y vivir a "a la venezolana". Pero cuando esa venezolanidad autóctona empieza a hacerle daño a nuestras posibilidades de desarrollo como Nación, ahí la cosa cambia... Prefiero encenderle una velita a los Santos, a ver si, en vez de seguir esperando un Mesías, bien sea un Mesías Bolivariano o un Mesías sifrino de La Lagunita,
comenzamos cada uno de nosotros a ser guiados por algo o por alguien
que termine convirtiéndonos a cada uno de nosotros en nuestro propio
Mesías, para nosotros y para los otros. Ojalá que cambiemos todos,
porque si no, cambiar de Presidente no cambiará nada. Porque cambiar
de Presidente, sin que cambiemos nosotros, es lograr que nada cambie
jamás.

Br. Oliver García. Estudiante de Educación Integral V semestre UNEG.
(Se tomó un pequeño extracto de un email de Carlos Sicilia).

Anaximander
11/12/2006, 14:34
Pertenezco a un país donde el turismo no progresa, no
porque no tengamos bellezas naturales que mostrar sino porque nos
cuesta conseguir venezolanos para los cuales la hermosa profesión de
servir y atender visitantes no sea considerada una vejación y una
humillación.
No puedo comentar acerca de la mayoría de las quejas apuntadas, pero no coincido con todo lo citado.

Visité Venezuela hace pocos años y no tenía ningún problema en el país, a lo contrario: desde el primer momento de llegada he encontrado taxistas, mozas/camareros y empleados de los hoteles como personas honestas, amables y sumamente corteses. He visto toda la ciudad de Caracas, incluso algunos barrios que normalmente son desaconsejados por los oriundos del país. He tenido la suerte de visitar lugares preciosos, y bastante interesantes cerca de la capital, incluyendo la colonia de los Alemanes.

Pese a mi español imperfecto, la gente me trataron con hospitalidad y cortesía. No creo que me hayan tratado diferente a los demás. Todavía tengo varias invitaciones abiertas de personas muy cultas y de buena onda, aunque en partes lejanos del país y nos hemos quedamos en contacto - a pesar de que no tuvimos la oportunidad de profundizar la amistad porque solo fue un encuentro corto y una conversación interesante comparando la economía y el sistema socio-político de Alemania y Venezuela. Me llevé buenos recuerdos de este país.

Saludos

Carlos Alberto Carcagno
12/12/2006, 08:28
Hola:

Yo pienso que más que tener el presidente que nos merecemos, es el que más se nos parece. (Paráfrasis de un pensamiento ajeno: "Los pueblos no tienen los gobiernos que se merecen, sino los que se les parecen". Trataré de encontrar el autor)

Toda generalización es injusta cuando se trata de conductas humanas. En mi país, Argentina, una gran parte de los sindicalistas viven en casas de gran lujo, manejan automóviles caros y, seguramente no muestran todo lo que tienen, porque somos tontos, pero no tanto.

Sin embargo, recuerdo haber escuchado en radio o en televisión la historia de un sindicalista argentino que vivió durante la gran crisis de 1929-1930. Un día se desmayó en la calle. La gente lo auxilió y, al revisar sus pertenencias encontraron una gran suma de dinero en efectivo en sus bolsillos. En esa época la moneda era el Peso Moneda Nacional y el kilogramo de pan costaba algo así como cinco centavos (o céntimos). Al fin, una persona que probablemente era médico logró que reaccionara y dijo que había perdido el conocimiento por falta de glucosa en el cerebro. El hombre hacía varios días que no comía.

Le preguntaron por qué no había comido si tenía tanto dinero en el bolsillo. El hombre respondió que el dinero era del sindicato y no de él. Lamento que mi memoria me haga cometer la bochornosa acción de no rendirle homenaje a su nombre.

En nuestro bapuleado país, lleno de traidores y desamorados que se llenan la boca de patriotismo y los bolsillos de dinero, hemos encontrado, de vez en cuando, grandes hombres como Lisandro De La Torre, Leandro N. Alem, Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Martín Miguel de Güemes, Arturo Humberto Illia, José de San Martín, Alfredo Palacios y mujeres como Juana Azurduy y la señora Alicia Moreau de Justo. La mayoría de ellos despreciados, desaprovechados, cuando no eliminados o sacados del medio.

Ellos no tuvieron los gobiernos que se merecían ni los que se les parecían. A cada uno de nosotros, los demás, nos queda un examen de conciencia

rapipu
12/12/2006, 08:51
Hola:

Yo pienso que más que tener el presidente que nos merecemos, es el que más se nos parece. (Paráfrasis de un pensamiento ajeno: "Los pueblos no tienen los gobiernos que se merecen, sino los que se les parecen". Trataré de encontrar el autor)



El mismo autor de esta otra frase;
He aprendido que una vida no vale nada, pero también que nada vale una vida.

André Malraux

Emeric
12/12/2006, 08:57
En muchos casos, un Presidente que vence a su predecesor, lo logra porque la mayoría del electorado ha rechazado al vencido; no necesariamente porque goce de une verdadero respaldo popular.

Carlos Alberto Carcagno
12/12/2006, 09:34
Gracias, Rapipu.

Emeric
12/12/2006, 09:47
En muchos casos, un Presidente que vence a su predecesor, lo logra porque la mayoría del electorado ha rechazado al vencido; no necesariamente porque goce de une verdadero respaldo popular.
Y cuando el pueblo está satisfecho con la labor del Presidente saliente, lo reelige.

rapipu
12/12/2006, 10:00
Y cuando el pueblo está satisfecho con la labor del Presidente saliente, lo reelige.

Los que gobiernan en democracia lo hacen gracias a aquellos que no saben lo que votan, ya que cada partido tiene sus propios intransigentes.