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Ver la versión completa : Nubes en La Habana



Rodolfo Carmona
04/12/2006, 19:07
Nubes sobre La Habana, sobre el malecón, sobre una plaza cualquiera donde recorre la candela unas piernas de mulata tendida en la hierba. Nubes acá sobre mi ciudad, Torrevieja. Nubes a punto de nieve y agua. Lluvia prometida y descargada como una inmensa ola en los cristales y tejados. Música sobre La Habana. Música de amor sobre las calles, sobre la infancia habanera del aire. Música, también, acá. Música donde escribir el sudor de un requinto, donde hablarte a solas de nuevo.
Ya no sé si llueve sobre Méjico, si resbala el agua por las piedras antiguas, por los resquicios de un olvido que aprieta con fuerza sobre el tiempo. Ya no sé si llueve en alguna parte, si en Mar del Plata canta un ángel en la planta infantil de un hospital o si un gato aún descubre secretos en la alcoba de Maria. Ya no sé qué cauces siguen las palabras cuando parte el escritor hacia su infierno, cuando el abecedario escupe sangre entre los dedos y mancha el papel el óleo de la nada.

Se ha metido La Habana esta mañana por el ventanal inmenso de Internet. Ventanal sin cerrojos para el mundo, donde cabe la humanidad en esta habitación desde donde escribo. No parpadean los sueños, tienen los ojos abiertos y una nota manuscrita en los bolsillos. Una nota que dice “vida”. Y vida pido hoy a manos llenas.

Mil tonos de gris en este cielo encapotado. Aúlla el trueno tras el rayo que ilumina un horizonte amenazador. Reclama la tormenta su sitio en el fugaz anecdotario de los días. Llega el mediodía empapado y tembloroso. Encuentra los quicios desquiciados, la gramática revuelta en la ceniza y un humo de incienso sin iglesia en el ambiente. Llega a la par de Omara Portuondo. Y se hace entonces Torrevieja La Habana y La Habana Torrevieja. Se confunden sus cielos y sus lluvias, su sones y habaneras. Y soy aun tiempo un escritor habanero en Torrevieja y un escritor torrevejense en La Habana.

Llueve. Y…
Y se me ha ido el santo al cielo.
Lo bueno de la creación es que uno puede hacer lo que le venga en gana. Que quede bien ya es otra historia. Confieso que escribo desde y para el caos. Aunque suene pomposo no es la mecánica de Newton lo que mueve mi literatura sino la física cuántica. Parto de una emoción o de una imagen para llegar al lado opuesto si se tercia. Navego por el abecedario y naufrago en más de una ocasión. Pero no concibo la escritura sin algo de riesgo. Sin ese punto de zozobra con el nos enfrentamos al mundo. No hay certezas hay afuera y yo no las tengo aquí dentro. Si acaso comparto la idea de Jodorowsky de que el arte debe sanar. Entendiendo sanar –en el caso de la escritura– como el de no dejar indiferente al lector. Es decir, que tras la lectura sea él mismo pero no lo mismo.

La vida busca su equilibrio entre la fealdad y la belleza, entre el azar y la rutina, entre la luz y la oscuridad, entre la risa y el llanto. Y la literatura es una recreación de la vida. No hay mayor placer para un escritor que conseguir que un texto palpite, grite, exalte, emocione. Persigo eso con ahínco. Y aprendí bien pronto que sólo desde el atrevimiento, citando de cara cada frase, no escabullendo lo cuernos del idioma, puede uno lograrlo.

Los puntos y aparte nunca esconden un punto y final. Escribimos siempre en la misma página con distintos colores de tinta.
Anochece. Se fue la tormenta con su sonata de truenos a otra parte. Se hizo el silencio en la estancia. Afuera, la noche descarga su software de luces y tráfico, de regresos y partidas, de bares y cafés, de beep con sus promesas de sexo y mendigos que nunca desearon ser reyes. La noche ya está aquí con su hábito de humedad y salitre. Autobuses urbanos recorren las calles buscando un hogar donde dormir. Hoy por hoy mi ciudad tiene el rostro de una parada de autobús. Gentes –no extranjeros– de los cinco continentes, el planeta entero se sube en los urbanos a cada hora y recorren su piel de asfalto y sal. Pongamos algo de blues en este texto.
Sonny Boy Williamson II entona su “I cant´t be alone”. Y resulta ser la banda sonora perfecta para esta cerveza fría en que se ha convertido el día.
Y aunque no venga a cuento confieso que los que más me gusta son las nalgas de una mujer. Las nalgas de mujer, algunos poemas de Walt Whitman, Celaya, Luis Alberto de Cuenca, Neruda, Nicanor Parra… Me gusta el batir del mar sobre las calas, la música de Bach, los ojos de mi ciudad, el nombre de Rebeca, la luz de Mar del Plata… Vivir.

Ya lo dijo Rocío Carrasco: Se nos rompió el amor de tanto usarlo. Pero que se rompa si es preciso la magia del instante, el verso, la frase final, el paréntesis del deseo. Que se rompa las piernas la locura como se parte en dos la bahía de Torrevieja atiborrada de cemento y arena. Que se quiebre el aire como se nos desgarraron a todos los paisajes de la infancia. Porque Torrevieja ya no duerme. Tiene un insomnio de décadas para no soñar con el suicidio de sus hijos.

Baten las banderas en La Habana. Y hacen sonar los timbales y maracas las gotas de espuma sobre el malecón. El viento recupera su imperio de mástil y océano. Llega el jazz. Llegan la voz de una trompeta y la garganta desnuda de un contrabajo sin melancolías. Dispongamos la mesa y la botella para no desandar los caminos recorridos. Para no olvidar que el abrazo nocturno de la gente de a píe no ha merecido nunca un solo párrafo en las páginas de la Historia y que anda Marco Aurelio por las calles enfrascado en sus soliloquios y nadie le escucha pues se han llenado los papeles de la gran Alejandría de palabras falseadas, corrompidas. De un lenguaje poder de advenedizos y gregarios de medio pelo. Palabras que ni nombran ni pronuncian. Palabras políticas que son como fotografías trucadas, rompecabezas incompletos de una realidad fantasmal y esquiva que ya no tiene muertos, ni heces, ni miseria, ni problemas; sino daños colaterales o pequeños desajustes que han de quedar como nuevos con un poquito de baba de caracol. Pague un tarro del milagroso ungüento y llévese dos. Admitimos visa y mastercard.
Se posan las palomas en el antiguo cementerio de La Habana sobre lejanas lápidas de letras ya borradas y en Torrevieja se ajan las flores de noviembre y se apagan los cirios rojos del recuerdo. Porque no descasan los muertos en los nichos sino en el corazón de los que aún respiran el tibio latido de la vida. Porque a dos metros bajo tierra no se escucha la melodía de una carcajada, ni el grito del recién nacido, ni el roce de unos labios sobre el mármol lejano.
Porque, finalmente –ya lo han dicho otros–, la vida nos despierta con la muerte.
Todo se hace madrugada. Todo el tiempo se resume en esta milésima, en este ahora que se hace eternidad no por lo que tiene de pasado o de futuro sino por lo que atesora de presente perpetuo. Hay infinitud mientras hay tiempo. Hay vida mientras tiembla tu piel ante un abrazo, ante un te quiero bajo el calor de una sábana empapada en sexo.
Virgilio calla en estos días en que los dioses no tienen más Olimpo que el papel satinado. Virgilio sonríe junto al mar que nos inventa y escribe para sí mismo nuevas odas a la sabiduría de existir. Pero hace mucho que olvidamos las palabras antiguas para caer en manos de santones contemporáneos y algún gurú con túnica naranja.

Y llegados aquí admito que ya no estoy para colocarme un peluquín sobre la calva.
Atardece en La Habana. Se reencuentran un hombre y una mujer como la desembocadura de un río y el mar. El océano desde la calle 23 es el sueño de Miami. Se marcha el sol con sus bártulos a otra parte. Oscuridad. Besos.

Mi noche tiene la voz de un ciego, una canción de amor, el nombre de Torrevieja, tu lectura.
Despunta la luz en el levante mientras La Habana duerme. Apura el jardín su copa de rocío. Retorna el gato de su sueño de tigre liberado. Trae la luz el cheque en blanco del amanecer.

eter
04/12/2006, 19:30
olé! :hail:

me recordo a la escritura espontánea defendida por la generación beat!
muy bueno, tremendo!

Dr.Linares
04/12/2006, 21:34
Extraordinario.
Gracias, amigo Cardona.

rapipu
05/12/2006, 11:47
Espléndido Rodolfo.

No-Nirvana
05/12/2006, 12:07
Tremendo, sos un escritor de gran calidad, llegás a tocar nuestras esencias mismas. 8)

Santiago bolso
06/12/2006, 17:12
Buena utilización del lenguaje. Trozos de genialidad, párrafos que permiten vislumbrar más allá de las apariencias. En su totalidad, a mí no me gustó, me agarraba la modorra al leerlo. Quizá soy muy esquemático, prefiero cuando se cuenta algo más concreto. Yo creo en abreviar, no utilizar palabras de más. Igual espero ansioso más material tuyo Rodolfo.

Otra cosa que me parece importante, ¿es un cuento completo?, ¿es un fragmento?, me interesaría saber cómo lo definirías.

Ah, y una aclaración, yo no se escribir ni un cuento corto con un mínimo de coherencia, así que mi crítica la hago "desde afuera" de la sensibilidad literaria, solo como lector.

Chau.

ALEJANDRANATALY
07/12/2006, 03:15
Me voy tantos años... y q encuentro??

Q sigues acaparando el sinsentido... a ver si ya te creas tu propio espacio y nos dejas respirar a los demás...

Dr.Linares
07/12/2006, 06:47
¿Alguien me puede explicar que pasa aquí?
Con todo repeto, señorita, ¿Se refiere Ud.a Rodolfo?

Su servidor,
Dr.Linares.

No-Nirvana
07/12/2006, 10:37
¿Alguien me puede explicar que pasa aquí?
Con todo repeto, señorita, ¿Se refiere Ud.a Rodolfo?

Su servidor,
Dr.Linares.

Lo más probable que hay sido un error, que el epigrama originalmente haya estado destinado a otro apartado. ¿? ¿? ¿? :confused: