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Ver la versión completa : El vigor de la sangre indígena: La Poesía de Atahualpa Yupanqui



No-Nirvana
15/11/2006, 08:55
Te recuerdo, Ata... Con todo el latido de la sangre quechua y tu amor telúrico. No podías faltar en este espacio.

Hasta el día de hoy, cuando escucho "El alazán", me sacás lágrimas... Ya estarás galopando en tu alazán alado 8)


El alazán

(Atahualpa Yupanqui)


Como una cinta de fuego
Galopando, galopando
Crin revuelta en llamaradas
Mi alazán, te estoy nombrando.

Trepo la sierra con luna
Cruzo los valles nevando
Cien caminos anduvimos
Mi alazán, te estoy nombrando.

Oscuro lazo de niebla
Te pialo junto al barranco,
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella estabas buscando?

En el fondo del abismo
Ni una voz para nombrarlo,
Solito se fue muriendo
Mi caballo, mi caballo.

Sobre la horqueta de un tala
Hay un morral solitario.
Hay un corral sin relinchos
Mi alazán, te estoy nombrando.

Si como dicen algunos
Hay cielos pa'l buen caballo,
Por ahí andará mi flete
Galopando, galopando.

Oscuro lazo de niebla
Te pialo junto al barranco,
¿Cómo fue que no lo viste?
¿Qué estrella estabas buscando?
Solito se fue muriendo
Mi caballo, mi caballo.



http://www.redpucara.com.ar/ventas/musica/imagenes/fotos/yupanqui.jpg

... "una cinta de fuego"... ¡qué bella forma de llamarle al caballo!

No-Nirvana
15/11/2006, 09:06
De "Le tengo rabia al silencio"

Cuando el amor me hizo señas
todo entero me encendí
y a fuerza de ser callado
callado me consumí

No-Nirvana
15/11/2006, 09:10
TIEMPO DEL HOMBRE



La partícula cósmica que navega en mi sangre
es un mundo infinito de fuerzas siderales.
Vino a mí tras un largo camino de milenios
cuando, tal vez, fui arena para los pies del aire.

Luego fui la madera. Raíz desesperada.
Hundida en el silencio de un desierto sin agua.
Después fui caracol quién sabe dónde.
Y los mares me dieron su primera palabra.

Después la forma humana desplegó sobre el mundo
la universal bandera del músculo y la lágrima.
Y creció la blasfemia sobre la vieja tierra.
Y el azafrán, y el tilo, la copla y la plegaria.

Entonces vine a América para nacer en Hombre.
Y en mí junté la pampa, la selva y la montaña.
Si un abuelo llanero galopó hasta mi cuna,
otro me dijo historias en su flauta de caña.

Yo no estudio las cosas ni pretendo entenderlas.
Las reconozco, es cierto, pues antes viví en ellas.
Converso con las hojas en medio de los montes
y me dan sus mensajes las raíces secretas.

Y así voy por el mundo, sin edad ni destino.
Al amparo de un Cosmos que camina conmigo.
Amo la luz, y el río, y el silencio, y la estrella.
Y florezco en guitarras porque fui la madera.