karlacris
14/11/2006, 14:56
Esta noche está lloviendo, una suave lluvia cae y refresca el ambiente.
Me siento a contemplar como las gotas caen una tras otra lentamente, de manera continua hasta empapar todo lo que está fuera.
La lluvia ha venido a refrescar la noche y comienzo a sentir en mi piel los helados dedos de la brisa, más sin embargo no me levanto a cobijarme, permanezco sentada al pie de la ventana de mi alma.
Y hago una retrospección de todo lo vivido y lo sentido junto a ti... y me doy cuenta de la profundidad de las emociones experimentadas, de las ganas de vivir cada segundo a tu lado tan intensamente que siento que mi corazón no va a poder resistir tanto amor y pasión combinados.
Las gotas siguen golpeteando rítmicamente, me dejo llevar por su sonido y comprendo el compás de la lluvia, te imagino frente a mi invitándome a bailar al ritmo de esta música natural, puedo sentir como tus manos se entrelazan en mi cintura mientras tus brazos gentilmente me sostienen contra ti. Y quisiera que fuese realidad para poder recostar mi cabeza sobre tu pecho y escuchar el latir de tu corazón.
Y entonces es cuando me sorprendo de cómo llenas cada resquicio de pensamiento, que todo me lleva invariablemente a tu encuentro tal y como si todos los caminos de mi alma convergiesen en tu ser.
Y me atemorizo, me provoca miedo en pensar que tuno comprendes del todo a mi corazón, que creas que ésta es una experiencia de vida más... que al final de la jornada no se me de significado. Eso, eso es lo que me da miedo: el no tener significación...
Nuevamente las gotas de lluvia me sacan de mi ensimismamiento, vuelvo a contemplarlas: únicas, brillantes, fugaces... sobre todo fugaces: en un segundo existen y al siguiente se han fundido con otras y dejan de ser.
¿Acaso seré como una gota de lluvia sobre la ventana de tu alma?
Me siento a contemplar como las gotas caen una tras otra lentamente, de manera continua hasta empapar todo lo que está fuera.
La lluvia ha venido a refrescar la noche y comienzo a sentir en mi piel los helados dedos de la brisa, más sin embargo no me levanto a cobijarme, permanezco sentada al pie de la ventana de mi alma.
Y hago una retrospección de todo lo vivido y lo sentido junto a ti... y me doy cuenta de la profundidad de las emociones experimentadas, de las ganas de vivir cada segundo a tu lado tan intensamente que siento que mi corazón no va a poder resistir tanto amor y pasión combinados.
Las gotas siguen golpeteando rítmicamente, me dejo llevar por su sonido y comprendo el compás de la lluvia, te imagino frente a mi invitándome a bailar al ritmo de esta música natural, puedo sentir como tus manos se entrelazan en mi cintura mientras tus brazos gentilmente me sostienen contra ti. Y quisiera que fuese realidad para poder recostar mi cabeza sobre tu pecho y escuchar el latir de tu corazón.
Y entonces es cuando me sorprendo de cómo llenas cada resquicio de pensamiento, que todo me lleva invariablemente a tu encuentro tal y como si todos los caminos de mi alma convergiesen en tu ser.
Y me atemorizo, me provoca miedo en pensar que tuno comprendes del todo a mi corazón, que creas que ésta es una experiencia de vida más... que al final de la jornada no se me de significado. Eso, eso es lo que me da miedo: el no tener significación...
Nuevamente las gotas de lluvia me sacan de mi ensimismamiento, vuelvo a contemplarlas: únicas, brillantes, fugaces... sobre todo fugaces: en un segundo existen y al siguiente se han fundido con otras y dejan de ser.
¿Acaso seré como una gota de lluvia sobre la ventana de tu alma?