Mircko
05/11/2006, 00:06
Fuma, abstraído, con los codos apoyados en los balaustres de la terraza. La música y las risas le llegan de lejos. Lanza la colilla hacia la oscuridad y antes de volverse para regresar al salón, una seda oscura le cubre el rostro y lo aturde un aroma a sándalo. Alguien amarra en su nuca el pañuelo que lo enceguece. Sus manos se estiran hacia adelante buscando la sedosa forma de un pecho que no encuentra. Manos ligeras se afanan en su bragueta hasta encontrar lo que buscan y dedos, que imagina largos, se deslizan sobre una piel que sabe suya pero que le parece ajena. Está atrapado por unos labios y busca apoyo sobre la balaustrada, arqueando el cuerpo por que no quiere que la succión se detenga. Una lengua dibuja jeroglíficos sobre un obelisco en crecimiento. Dedos buscan, por debajo, un camino oscuro, se detienen, acarician y se introducen en él. Sus rodillas se llenan de agua, abre la boca debajo del pañuelo para que el aire no le falte y temblando se derrama. La noche parece meterse en su garganta pero sólo es la seda húmeda del pañuelo. En los bajos del vientre palpita un placer que se va desvaneciendo. Ya no hay nadie frente a él. Alisa el foulard y lo dobla cuidadosamente. Ordena su cabello y sus ropas y vuelve al salón.
Sus ojos buscan a través del humo. La encuentra. Ella viste un breve vestido de encaje oscuro. Es la única que hace juego con el pañuelo que aprieta en la mano. Sus aretes brillan mientras mueve su cabeza y el cabello se le estira en cuchillas negras hacia las mejillas. Baila con un hombre elegante de cabellos canos.
Cuando la música cesa, los ve venir.
Se acerca y dice:
-Creo que esto le pertenece...
Y antes de que ella responda, el caballero elegante sonríe y dice:
- Me pertenece a mí.
;-)
Sus ojos buscan a través del humo. La encuentra. Ella viste un breve vestido de encaje oscuro. Es la única que hace juego con el pañuelo que aprieta en la mano. Sus aretes brillan mientras mueve su cabeza y el cabello se le estira en cuchillas negras hacia las mejillas. Baila con un hombre elegante de cabellos canos.
Cuando la música cesa, los ve venir.
Se acerca y dice:
-Creo que esto le pertenece...
Y antes de que ella responda, el caballero elegante sonríe y dice:
- Me pertenece a mí.
;-)