Carlos Alberto Carcagno
30/09/2006, 11:47
LA LÓGICA, IMPOTENTE ANTE EL LENGUAJE HUMANO
Desde la Lógica Informal de Aristóteles, hasta la Lógica Formal y sus desarrollos, ampliaciones y variaciones posteriores, el lenguaje humano ha demostrado ser más rico y complejo de lo que la ciencia puede someter a análisis.
Julio Rey Pastor colocaba un ejemplo en su legendario “Análisis Matemático I”. Afirmaba, con razón, que de la expresión “Hoy, el capitán está sobrio” no podía deducirse lógicamente que ayer no lo estaba. En la escritura corriente, la expresión humana está seriamente limitada, pues sus símbolos no indican el tono, el ritmo, los gestos, los ademanes, que suelen acompañar a una comunicación oral y visual. Por eso, en la escritura de guiones teatrales o cinematográficos se debe agregar comentarios pertinentes a la interpretación del texto frío.
Es claro que si digo “Hoy, el capitán está sobrio” y uso un tono especial, acompañado de una expresión facial adecuada y algún movimiento de las manos, todos entenderán que ayer no lo estaba. Todos, incluidos los lógicos que, sin embargo, no podrán utilizar su “arsenal” de recursos para describir el significado y las consecuencias de lo dicho. No hay técnicas descriptivas y de tratamiento lógico del lenguaje que lleguen a tal profundidad y abarquen la totalidad de la riqueza expresiva.
El lenguaje humano está poco adaptado al tratamiento formal, por abuso de lenguaje, ambigüedad, vaguedad y otros vicios. Ni hablar del doble sentido, ni del uso de algún argot o lunfardo, ni hablar al revés (“alvesre”) o cosas parecidas. Veamos un ejemplo.
La situación es que hay dos personas; una realizó una pregunta y el texto se refiere a la respuesta que la segunda persona dio al cuestionamiento de la primera.
- ¿Cómo, cómo como? (La pregunta se enuncia en un tono de desagrado y sorpresa; dando a entender que se le ha cuestionado la forma en que come)
- Como, como como. (La respuesta del mismo sujeto tiene cierto grado de énfasis, pero no como para poner signos de admiración. Da el sentido “Como de la forma que lo hago, como me da la gana”)
- ¿Como como como? (Ahora el tono debe indicar que la persona cuestionada en su manera de comer se pregunta a sí misma si come de la manera que fue descripta por la otra persona)
-Como, como como. (La persona se responde a sí misma y reafirma y reivindica la manera en que come. Podría admitir el uso de signos de admiración –yo no soy un buen escritor-)
Con una misma expresión escrita, hemos dado a entender varias cosas diferentes, simplemente variando el tono, las pausas y la intensidad de la voz). Para desesperación de los lógicos, que, para defenderse, dirán: “la Lógica no se ocupa de tales cosas”. Y tendrán razón
Saludos.
Carlos
Desde la Lógica Informal de Aristóteles, hasta la Lógica Formal y sus desarrollos, ampliaciones y variaciones posteriores, el lenguaje humano ha demostrado ser más rico y complejo de lo que la ciencia puede someter a análisis.
Julio Rey Pastor colocaba un ejemplo en su legendario “Análisis Matemático I”. Afirmaba, con razón, que de la expresión “Hoy, el capitán está sobrio” no podía deducirse lógicamente que ayer no lo estaba. En la escritura corriente, la expresión humana está seriamente limitada, pues sus símbolos no indican el tono, el ritmo, los gestos, los ademanes, que suelen acompañar a una comunicación oral y visual. Por eso, en la escritura de guiones teatrales o cinematográficos se debe agregar comentarios pertinentes a la interpretación del texto frío.
Es claro que si digo “Hoy, el capitán está sobrio” y uso un tono especial, acompañado de una expresión facial adecuada y algún movimiento de las manos, todos entenderán que ayer no lo estaba. Todos, incluidos los lógicos que, sin embargo, no podrán utilizar su “arsenal” de recursos para describir el significado y las consecuencias de lo dicho. No hay técnicas descriptivas y de tratamiento lógico del lenguaje que lleguen a tal profundidad y abarquen la totalidad de la riqueza expresiva.
El lenguaje humano está poco adaptado al tratamiento formal, por abuso de lenguaje, ambigüedad, vaguedad y otros vicios. Ni hablar del doble sentido, ni del uso de algún argot o lunfardo, ni hablar al revés (“alvesre”) o cosas parecidas. Veamos un ejemplo.
La situación es que hay dos personas; una realizó una pregunta y el texto se refiere a la respuesta que la segunda persona dio al cuestionamiento de la primera.
- ¿Cómo, cómo como? (La pregunta se enuncia en un tono de desagrado y sorpresa; dando a entender que se le ha cuestionado la forma en que come)
- Como, como como. (La respuesta del mismo sujeto tiene cierto grado de énfasis, pero no como para poner signos de admiración. Da el sentido “Como de la forma que lo hago, como me da la gana”)
- ¿Como como como? (Ahora el tono debe indicar que la persona cuestionada en su manera de comer se pregunta a sí misma si come de la manera que fue descripta por la otra persona)
-Como, como como. (La persona se responde a sí misma y reafirma y reivindica la manera en que come. Podría admitir el uso de signos de admiración –yo no soy un buen escritor-)
Con una misma expresión escrita, hemos dado a entender varias cosas diferentes, simplemente variando el tono, las pausas y la intensidad de la voz). Para desesperación de los lógicos, que, para defenderse, dirán: “la Lógica no se ocupa de tales cosas”. Y tendrán razón
Saludos.
Carlos