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Ver la versión completa : Herencia y Cultura



Pompilio Zigrino
19/09/2006, 12:09
¿Nuestras acciones dependen de nuestra herencia genética que traemos desde nacimiento o bien dependen de la influencia del medio familiar y social? ¿O dependen de ambas causas? Si se trata de este último caso, ¿En qué porcentajes aproximados?

Los nazis suponían que el hombre actúa en función exclusiva de su herencia genética; de ahí la teoría de la “raza superior”. Los marxistas, por el contrario, suponen que el hombre actúa en función exclusiva de la influencia social recibida; de ahí la teoría del “sistema social superior”. Ambas posturas condujeron a los más graves acontecimientos sociales del siglo XX, seguramente por partir de suposiciones básicas erróneas.

Si nuestra vida viniese determinada por factores genéticos, entonces sería indistinto realizar actividades para mejorar nuestras aptitudes, tanto físicas, como intelectuales y emotivas. Aún cuando no sepamos con certeza cuál es el porcentaje de influencia de cada factor (herencia y cultura) es indudable que la educación ha de mejorar notoriamente nuestra personalidad.

Así como la herencia genética es un producto de la evolución biológica, la herencia cultural es un producto de la evolución cultural del hombre. Mientras que la vida en el planeta depende del azar y de la necesidad, la vida inteligente progresa a partir de la herencia del conocimiento adquirido por las generaciones anteriores.

Mientras que la vida progresa mediante el proceso de prueba y error (variaciones al azar y selección natural), el conocimiento de la humanidad progresa de una forma similar, ya que las distintas teorías científicas propuestas son validadas exclusivamente por su grado de concordancia con la propia realidad. De ahí que Karl R. Popper escribiera: “La ciencia progresa mediante el método de prueba y error” (De “La sociedad abierta y sus enemigos”, pág. 268, Planeta-Agostini).

Los aspectos genéticos y culturales, en el hombre, pueden ser descriptos mediante una analogía con una computadora digital. Nuestra herencia genética vendría a ser similar al hardware (circuitos de la máquina), mientras que el aspecto cultural vendría a ser el software (programación). Incluso esta analogía se ha establecido para describir los procesos biológicos básicos. Así, Paul Davies escribe: “Los ácidos nucleicos almacenan el software de la vida; las proteínas son las auténticas trabajadoras y constituyen el hardware” (De “El Quinto Milagro” – Biblioteca Muy Interesante).

El proceso de adaptación biológica nos ofrece una guía para comprender la forma en que evoluciona la vida inteligente. En etapas primitivas, el hombre compartía con otras especies las funciones de la parte interna de nuestro cerebro, la cual venía programada por una serie de procesos de estímulo y respuesta que permitían nuestra adaptación a un nivel básico o elemental. Esa parte del cerebro incluso trae programada la existencia de sentimientos y sensaciones de placer y dolor.

Luego, mediante la evolución biológica, va apareciendo la parte exterior de nuestro cerebro, que es la responsable principal del proceso del razonamiento, que distingue la vida inteligente de la vida animal; algo novedoso en el proceso de la evolución biológica. José Luis Pinillos escribe:

“Estos fines vitales –conservar la vida y mejorarla- los realiza el hombre a través de dos grandes unidades funcionales del sistema nervioso: el sistema de relación, que atiende principalmente a las relaciones del organismo con el mundo exterior, y el sistema autónomo, que atiende sobre todo a la regulación de la llamada vida vegetativa. Ambos sistemas están muy vinculados entre sí, de tal modo que las necesidades interiores del organismo y la relación con el medio ambiente funcionan en estrecha coordinación, constituyendo una indisoluble unidad vital”.

“Por desgracia, en el ser humano la afectividad y la razón no marchan siempre de acuerdo en sus intervenciones. El cerebro «interno» y el cerebro «exterior», el sistema de relación y el sistema vegetativo –por decirlo de algún modo-, no siempre se coordinan de una manera ideal. Con lo cual la actividad integradora del sistema nervioso puede resentirse y originar lo que algún neurofisiólogo ha llamado esquizofisiología o escisión funcional de la unidad orgánica”.

“En definitiva, pues, lo que ocurre es que la vida afectiva del hombre, con sus emociones, sentimientos y deseos, es hasta cierto punto independiente de las actividades cognoscitivas y voluntarias en que consiste la vida de relación regida por el neocortex o cerebro «nuevo»”.

“…semejante falta de sincronía evolutiva se debe a que nuestras funciones intelectuales sean ejercidas por los estratos más recientes y desarrollados del cerebro, mientras nuestra vida afectiva y nuestros apetitos continúan siendo dominados por un sistema primitivo básicamente reptiliano. Semejante situación –que MacLean califica de esquisofisiológica- explicaría la diferencia que a menudo existe entre lo que nos dice la razón y lo que nos exige el sentimiento, y en definitiva contribuiría a explicar contradicciones entre la «bestia» y el «ángel» que acompañan, como la sombra al cuerpo, la vida de todo ser humano” (De “La mente humana” – Ediciones Temas de Hoy SA).

Vemos que el problema de “herencia y cultura” no es más que una derivación del conflicto “instintos y razón”. Así como la cultura debe predominar respecto de nuestra herencia genética, la razón debe predominar sobre nuestros instintos básicos, lo que, en realidad, no constituye ninguna novedad, al menos para la intelectualidad de distintas épocas.

Pero este predominio de la razón debe establecerse a partir de la existencia de un aceptable nivel cultural individual, y no mediante la supresión total de nuestros afectos o de nuestros deseos, tal como lo propone el budismo y algunas otras posturas filosóficas. G. Reale y D. Antiseri escriben: “Las pasiones, de las que depende la infelicidad del hombre, son para los estoicos un error de la razón o una consecuencia directa de dicho error. Dado que se trata de errores del logos, es evidente que carece de sentido para los estoicos moderar o circunscribir las pasiones. Como ya decía Zenón, hay que destruirlas, extirparlas, erradicarlas totalmente. El sabio, preocupándose por su logos y tratando de que sea lo más recto posible, no permitirá que nazcan siquiera las pasiones en su corazón o las aniquilará en el preciso momento en que nazcan. En esto consiste la famosa apatía estoica, en la eliminación y la ausencia de cualquier pasión, que en todos los casos representa nada más que una perturbación del ánimo. La felicidad, pues, es apatía, impasibilidad” (De “Historia del Pensamiento Filosófico y Científico” Tomo I – Editorial Herder SA).

De ahí que podemos definir al hombre diciendo que se distingue del animal, no por su inteligencia, sino por la forma en que su inteligencia permite regular, o controlar, sus sentimientos, porque de ellos depende nuestra felicidad. En cambio, la felicidad, en el sentido de los estoicos, implica anular una parte importante de nuestra naturaleza humana.

Emeric
21/12/2011, 08:39
Así como la herencia genética es un producto de la evolución biológica, la herencia cultural es un producto de la evolución cultural del hombre. Mientras que la vida en el planeta depende del azar y de la necesidad, la vida inteligente progresa a partir de la herencia del conocimiento adquirido por las generaciones anteriores.Sí, pero, ¿ con qué finalidad ???? :noidea: