Pompilio Zigrino
30/08/2006, 18:52
Uno de los problemas filosóficos más antiguos es el de la existencia, o no, del bien y del mal, como aspectos objetivos de la realidad. Si no existiesen, no tendría sentido la ética ni el mejoramiento individual, por cuanto no tendrían sentido conceptos tales como “hacer el bien” o “hacer el mal”.
Mencionaremos las opiniones filosóficas que históricamente se han emitido al respecto. Así como existe una filosofía por autores, es posible también establecer una filosofía por temas, tal como se presenta en el libro “Las enseñanzas de los grandes filósofos” de S.E. Frost (h), de la Editorial Claridad.
S.E.Frost: “Los primeros filósofos griegos se interesaban especialmente en el problema de la naturaleza del universo y sostenían que había leyes que lo controlaban todo. Por tanto, la bondad se encontraba, para ellos, en armonía con esas leyes. Les agradó tanto esta idea de ley, que ni aun el mal les preocupaba, pues llegó a ser, para ellos, una mera fase o nota de la armonía universal; es decir, que no era realmente mal, sino otra clase de bien, una parte necesaria del bien total”
Comentario: Al existir una transición gradual entre el bien y el mal, podemos asociar a esta variación una progresiva adaptación del hombre al orden natural. El sufrimiento humano no sería otra cosa que una desadaptación a dicho orden.
S.E.Frost: “Para Demócrito, la bondad no dependía sólo de la acción, sino también de los deseos íntimos del hombre. El hombre bueno no es aquel que hace el bien, sino el que quiere hacerlo siempre. «Se distingue el hombre sincero del falso –decía- no sólo por lo que hace, sino también por lo que desea hacer». Tal bondad acarrea la felicidad, meta de la vida”.
Comentario: A la idea del bien se le asocia la felicidad. Así, el bien sería el resultado óptimo del proceso de adaptación por el cual llegamos a la felicidad. Esta sería la meta de nuestra vida y su sentido sería el camino utilizado para llegar a esa meta.
S.E.Frost: “Con la llegada de los sofistas, el problema del bien y del mal cayó en confusiones. Si, según sostenía Protágoras, «el hombre es la medida de todas las cosas», también es la medida del bien y del mal. Los sofistas entendían por hombre al ser humano individual. Cada cual tiene el derecho a determinar por sí lo que es bueno y lo que es malo. La determinación de esto es, naturalmente, el caos. Lo que yo considero malo, otros pueden considerarlo bueno, y a la inversa. Y así quedó el problema tras los sofistas. Como resultado, cada hombre tenía su propio código del bien y del mal; desafiaba a otros para probar que estaban equivocados o para justificarse él”
Comentario: El relativismo moral surge como una consecuencia de ignorarse las leyes naturales a las cuales debemos adaptarnos. De ahí que tampoco se ha de intentar mejoramiento alguno. El caso antes mencionado se traducirá en la ausencia de un sentido objetivo de la vida, lo que implica cierta desorientación a nivel individual y social.
S.E.Frost: “Muchos sofistas representativos, como Eutidemo, Trasímaco y Calicles, sostenían que la moral era mero convencionalismo, hábito; que no había leyes morales ni principios exclusivos de bien ni de mal. Estos pensadores trataron de justificar el principio de que cada hombre debe vivir como desee, conseguir lo que quiera por cualquier medio y establecer su propio código moral. El resultado de esta teoría fue la anarquía moral, el individualismo puro y el más alto grado de egoísmo”.
Comentario: Al dejarse de lado todo tipo de acuerdo social, especialmente en lo que se refiere a la moral, se pierde la posibilidad de establecerse una estructura social, pasando una población a ser un simple agrupamiento de hombres que carece de objetivos comunes.
S.E.Frost: “Sin embargo, un estudio más detallado de estas doctrinas, revelan posibilidades aprovechables. Los sofistas hacían un llamamiento a la mente humana independiente; se revelaban contra la autoridad arbitraria en cuestiones de moral y argumentaban que la mente humana debe pensar por sí misma y, al hacerlo, descubrir el código del bien y del mal. Defendían al individuo y su independencia. Es verdad que extremaron esto y no vieron el bosque a fuerza de mirar los árboles; pero hicieron uso de algo que es indispensable para el hombre moderno: la libertad de pensar y de llegar a conclusiones acerca del bien y del mal. Desafiaron la teoría moral para justificarse ante la razón humana”.
Comentario: El relativismo moral surge, muchas veces, como una reacción al fundamentalismo de tipo religioso. La atribución de ciertos grupos, o instituciones, de ser elegidos para legislar, o para decretar, lo que es bueno o malo, lleva a reacciones que tratan de invalidar toda ley moral. La actitud fundamentalista tampoco acepta opiniones o comentarios por parte de los demás integrantes de la sociedad, por lo que se trataría de una verdadera imposición de creencias o de ideas sectoriales.
S.E.Frost: “Sócrates, aunque influido por los sofistas, no coincidía con ellos. También él estaba interesado en el problema del vivir moral, por lo que muchas de sus enseñanzas se refieren al significado del bien y del mal.
Creía firmemente que debía haber un principio básico del bien y del mal, una medida aplicable más allá de las creencias de cualquier individuo. Por ello, preguntaba con insistencia: ¿Qué es el bien? ¿Cuál es el bien supremo por el que se mide todo lo demás del universo? Su respuesta era: el bien supremo es la sabiduría”.
Todo el que conozca el bien, lo hará, pues nadie, según Sócrates, es malo por voluntad propia. Cuando sepamos que una cosa es buena, la realizaremos. Por tanto, lo decisivo en el hombre es descubrir qué es lo bueno. Sócrates pasó la vida tratando de ayudar a los hombres a descubrir el bien, única forma de vivir que él consideraba valiosa”.
Comentario: El hombre, mediante la razón, se anticipa a sus propios sentimientos y va adquiriendo una conciencia ética. Una vez que conoce las causas que siempre producen el bien y aquéllas que siempre producen el mal, no tendrá dudas al intentar realizar las primeras.
Encontramos en el hombre las cuatro actitudes básicas que materializan el bien (amor) y el mal (odio, egoísmo, negligencia). Una vez que hemos aceptado este aspecto de su comportamiento, es posible (no sin gran esfuerzo) intentar realizar el bien en toda ocasión.
S.E.Frost: “Consideraba (Platón) al hombre formado de tres partes: los apetitos, relacionados con las funciones del cuerpo y los deseos; la voluntad, parte espiritual del hombre y relacionada con la acción y la valentía; la razón, reflejo de lo más elevado y mejor que tiene el hombre. Vivirá éste una vida justa cuando la razón dirija a la voluntad y a los apetitos, pues entonces será sabio, valiente y sobrio”.
Comentario: El hombre busca los placeres del cuerpo y también los beneficios que brindan el intelecto y las satisfacciones morales, asociadas estas últimas a los sentimientos y a la conciencia moral. De ahí que el bien será una consecuencia de priorizar los sentimientos sobre el intelecto y sobre lo corporal. El comportamiento ético sólo será una consecuencia de esta prioridad adoptada.
S.E.Frost: “¿Cuál es la actitud racional? Aristóteles sostuvo que consistía en el «término medio». Por ejemplo, el valor es considerado como el término medio entre la cobardía y la temeridad. Será justo el hombre que viva de acuerdo con dichos términos medios, el que no se pierda en extremos, sino que equilibre un extremo con el otro. Por tanto, la vida buena es aquella en que el hombre realiza completamente la parte suprema de su naturaleza, la razón”.
Comentario: Parte de este equilibrio entre pasiones, razón y sentimientos es la prioridad antes comentada. En cuanto al ejemplo citado, es oportuno decir que el que no siente temor por nada, arriesgará con facilidad su propia vida, y, a veces, la de los demás, provocando perjuicios a nivel social. Por el contrario, el temeroso en exceso se alejará del medio social y es posible que la inacción sea una característica imperante en su vida.
S.E.Frost: “Epicuro sostuvo que la meta de toda actividad humana es el placer, que la felicidad es el bien supremo para todos; pero advertía que el hombre debe tener cuidado con la elección de placeres, pues algunos tienen como final el dolor y el sufrimiento. Ejemplo, un manjar delicado produce placer al comerlo; pero si se ingiere en exceso, aunque se goce con ello, acabará por producir indigestión, gota y otras molestias”.
Comentario: En esto vemos claramente que sólo podemos decir que una acción será buena o mala, luego de tener en cuenta todas las consecuencias y efectos posibles. De ahí que, a veces, resulta difícil decir que algo es bueno o malo. Sin embargo, sus consecuencias y efectos serán beneficiosos o perjudiciales aunque no podamos preverlos, o describirlos, adecuadamente.
(Sigue)
Mencionaremos las opiniones filosóficas que históricamente se han emitido al respecto. Así como existe una filosofía por autores, es posible también establecer una filosofía por temas, tal como se presenta en el libro “Las enseñanzas de los grandes filósofos” de S.E. Frost (h), de la Editorial Claridad.
S.E.Frost: “Los primeros filósofos griegos se interesaban especialmente en el problema de la naturaleza del universo y sostenían que había leyes que lo controlaban todo. Por tanto, la bondad se encontraba, para ellos, en armonía con esas leyes. Les agradó tanto esta idea de ley, que ni aun el mal les preocupaba, pues llegó a ser, para ellos, una mera fase o nota de la armonía universal; es decir, que no era realmente mal, sino otra clase de bien, una parte necesaria del bien total”
Comentario: Al existir una transición gradual entre el bien y el mal, podemos asociar a esta variación una progresiva adaptación del hombre al orden natural. El sufrimiento humano no sería otra cosa que una desadaptación a dicho orden.
S.E.Frost: “Para Demócrito, la bondad no dependía sólo de la acción, sino también de los deseos íntimos del hombre. El hombre bueno no es aquel que hace el bien, sino el que quiere hacerlo siempre. «Se distingue el hombre sincero del falso –decía- no sólo por lo que hace, sino también por lo que desea hacer». Tal bondad acarrea la felicidad, meta de la vida”.
Comentario: A la idea del bien se le asocia la felicidad. Así, el bien sería el resultado óptimo del proceso de adaptación por el cual llegamos a la felicidad. Esta sería la meta de nuestra vida y su sentido sería el camino utilizado para llegar a esa meta.
S.E.Frost: “Con la llegada de los sofistas, el problema del bien y del mal cayó en confusiones. Si, según sostenía Protágoras, «el hombre es la medida de todas las cosas», también es la medida del bien y del mal. Los sofistas entendían por hombre al ser humano individual. Cada cual tiene el derecho a determinar por sí lo que es bueno y lo que es malo. La determinación de esto es, naturalmente, el caos. Lo que yo considero malo, otros pueden considerarlo bueno, y a la inversa. Y así quedó el problema tras los sofistas. Como resultado, cada hombre tenía su propio código del bien y del mal; desafiaba a otros para probar que estaban equivocados o para justificarse él”
Comentario: El relativismo moral surge como una consecuencia de ignorarse las leyes naturales a las cuales debemos adaptarnos. De ahí que tampoco se ha de intentar mejoramiento alguno. El caso antes mencionado se traducirá en la ausencia de un sentido objetivo de la vida, lo que implica cierta desorientación a nivel individual y social.
S.E.Frost: “Muchos sofistas representativos, como Eutidemo, Trasímaco y Calicles, sostenían que la moral era mero convencionalismo, hábito; que no había leyes morales ni principios exclusivos de bien ni de mal. Estos pensadores trataron de justificar el principio de que cada hombre debe vivir como desee, conseguir lo que quiera por cualquier medio y establecer su propio código moral. El resultado de esta teoría fue la anarquía moral, el individualismo puro y el más alto grado de egoísmo”.
Comentario: Al dejarse de lado todo tipo de acuerdo social, especialmente en lo que se refiere a la moral, se pierde la posibilidad de establecerse una estructura social, pasando una población a ser un simple agrupamiento de hombres que carece de objetivos comunes.
S.E.Frost: “Sin embargo, un estudio más detallado de estas doctrinas, revelan posibilidades aprovechables. Los sofistas hacían un llamamiento a la mente humana independiente; se revelaban contra la autoridad arbitraria en cuestiones de moral y argumentaban que la mente humana debe pensar por sí misma y, al hacerlo, descubrir el código del bien y del mal. Defendían al individuo y su independencia. Es verdad que extremaron esto y no vieron el bosque a fuerza de mirar los árboles; pero hicieron uso de algo que es indispensable para el hombre moderno: la libertad de pensar y de llegar a conclusiones acerca del bien y del mal. Desafiaron la teoría moral para justificarse ante la razón humana”.
Comentario: El relativismo moral surge, muchas veces, como una reacción al fundamentalismo de tipo religioso. La atribución de ciertos grupos, o instituciones, de ser elegidos para legislar, o para decretar, lo que es bueno o malo, lleva a reacciones que tratan de invalidar toda ley moral. La actitud fundamentalista tampoco acepta opiniones o comentarios por parte de los demás integrantes de la sociedad, por lo que se trataría de una verdadera imposición de creencias o de ideas sectoriales.
S.E.Frost: “Sócrates, aunque influido por los sofistas, no coincidía con ellos. También él estaba interesado en el problema del vivir moral, por lo que muchas de sus enseñanzas se refieren al significado del bien y del mal.
Creía firmemente que debía haber un principio básico del bien y del mal, una medida aplicable más allá de las creencias de cualquier individuo. Por ello, preguntaba con insistencia: ¿Qué es el bien? ¿Cuál es el bien supremo por el que se mide todo lo demás del universo? Su respuesta era: el bien supremo es la sabiduría”.
Todo el que conozca el bien, lo hará, pues nadie, según Sócrates, es malo por voluntad propia. Cuando sepamos que una cosa es buena, la realizaremos. Por tanto, lo decisivo en el hombre es descubrir qué es lo bueno. Sócrates pasó la vida tratando de ayudar a los hombres a descubrir el bien, única forma de vivir que él consideraba valiosa”.
Comentario: El hombre, mediante la razón, se anticipa a sus propios sentimientos y va adquiriendo una conciencia ética. Una vez que conoce las causas que siempre producen el bien y aquéllas que siempre producen el mal, no tendrá dudas al intentar realizar las primeras.
Encontramos en el hombre las cuatro actitudes básicas que materializan el bien (amor) y el mal (odio, egoísmo, negligencia). Una vez que hemos aceptado este aspecto de su comportamiento, es posible (no sin gran esfuerzo) intentar realizar el bien en toda ocasión.
S.E.Frost: “Consideraba (Platón) al hombre formado de tres partes: los apetitos, relacionados con las funciones del cuerpo y los deseos; la voluntad, parte espiritual del hombre y relacionada con la acción y la valentía; la razón, reflejo de lo más elevado y mejor que tiene el hombre. Vivirá éste una vida justa cuando la razón dirija a la voluntad y a los apetitos, pues entonces será sabio, valiente y sobrio”.
Comentario: El hombre busca los placeres del cuerpo y también los beneficios que brindan el intelecto y las satisfacciones morales, asociadas estas últimas a los sentimientos y a la conciencia moral. De ahí que el bien será una consecuencia de priorizar los sentimientos sobre el intelecto y sobre lo corporal. El comportamiento ético sólo será una consecuencia de esta prioridad adoptada.
S.E.Frost: “¿Cuál es la actitud racional? Aristóteles sostuvo que consistía en el «término medio». Por ejemplo, el valor es considerado como el término medio entre la cobardía y la temeridad. Será justo el hombre que viva de acuerdo con dichos términos medios, el que no se pierda en extremos, sino que equilibre un extremo con el otro. Por tanto, la vida buena es aquella en que el hombre realiza completamente la parte suprema de su naturaleza, la razón”.
Comentario: Parte de este equilibrio entre pasiones, razón y sentimientos es la prioridad antes comentada. En cuanto al ejemplo citado, es oportuno decir que el que no siente temor por nada, arriesgará con facilidad su propia vida, y, a veces, la de los demás, provocando perjuicios a nivel social. Por el contrario, el temeroso en exceso se alejará del medio social y es posible que la inacción sea una característica imperante en su vida.
S.E.Frost: “Epicuro sostuvo que la meta de toda actividad humana es el placer, que la felicidad es el bien supremo para todos; pero advertía que el hombre debe tener cuidado con la elección de placeres, pues algunos tienen como final el dolor y el sufrimiento. Ejemplo, un manjar delicado produce placer al comerlo; pero si se ingiere en exceso, aunque se goce con ello, acabará por producir indigestión, gota y otras molestias”.
Comentario: En esto vemos claramente que sólo podemos decir que una acción será buena o mala, luego de tener en cuenta todas las consecuencias y efectos posibles. De ahí que, a veces, resulta difícil decir que algo es bueno o malo. Sin embargo, sus consecuencias y efectos serán beneficiosos o perjudiciales aunque no podamos preverlos, o describirlos, adecuadamente.
(Sigue)