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Ver la versión completa : Fe y violencia



Flavio Vespaciano
30/08/2006, 09:46
Es evidente que las acciones humanas vienen determinadas por las ideas y las creencias que llevamos depositadas en nuestra mente. Esas ideas y creencias pueden también ser inducidas por ideólogos que, a través de sus escritos, ejercen una efectiva influencia sobre muchos individuos. En esto consiste esencialmente el gobierno mental del hombre sobre el hombre, algo que se da en el ámbito de la política y también en el ámbito de la religión.

Cuando la influencia proviene de Dios, la acción humana se torna totalmente dependiente del que afirma ser su mensajero. La religión de la fe supone la existencia de “mensajeros verdaderos” antes que la existencia de “mensajes verdaderos”, y el fanatismo surge como una consecuencia inmediata.

El profeta, a través de sus escritos, induce, sugiere y justifica las acciones de sus seguidores. No es lícito dudar del profeta, porque esa actitud implica un sacrilegio contra el mismo Dios. La palabra Islam significa “sumisión”, tanto a Dios como al profeta. Se mencionan algunos pasajes del Corán:

Mahoma: “Diferentes profetas han venido en nombre de Dios a ilustrar sus distintos atributos. Moisés, su clemencia y providencia; Salomón, su sabiduría, majestad y gloria; Jesucristo, su justicia, omnisciencia y poder; su justicia por la rectitud de su conducta, su omnisciencia por el conocimiento de los secretos de todos los corazones, su poder por los milagros que realizó. Pero ninguno de estos atributos ha bastado para lograr la conversión; y hasta los milagros de Jesús y Moisés han sido recibidos con incredulidad. Por lo tanto, yo, el último de los profetas, soy enviado con la espada. Los que promulgan mi fe no deberán entrar en argumentaciones ni discusiones, sino acabar con todos los que se nieguen a obedecer la ley. Todo el que luche por la verdadera fe, tanto si cae como si vence, recibirá una recompensa gloriosa”

Debemos recordar que Cristo dijo: “…vendrán falsos profetas…”, mientras que la Segunda Venida de Cristo habrá de producirse en una forma abrupta, no habiendo lugar para “profetas intermedios” entre su primera aparición y la segunda. De ahí que, si Mahoma se considera a sí mismo como un enviado, lo ha de ser fuera de la predicción y de la tradición bíblica.

Mahoma escribió: “La espada es la llave del cielo y del infierno; todos los que la sacan en defensa de la fe serán recompensados con beneficios temporales; cada gota de sangre que derramen, cada peligro y tribulación que padezcan quedarán registrados en lo alto y se les atribuirá más mérito que al ayuno y a la oración. Si caen en la batalla, sus pecados quedarán perdonados en el acto y serán transportados al paraíso, en donde vivirán en medio de eternos placeres entre los brazos de huríes de ojos negros”.

Quienes piensan que la lucha histórica se da entre fe y ateísmo, o entre paganismo y revelación, deben considerar que la verdadera lucha histórica se da entre el Bien y el Mal. La violencia, provenga de la fe, del politeísmo o del ateísmo, producirá malos efectos, en todos los casos.

Mahoma escribió: “Te preguntarán por el mes sagrado y querrán saber si pueden hacer la guerra en él. Responde: luchar en ese mes es grave; pero negar a Dios, obstaculizar el camino de Dios, arrojar a los verdaderos creyentes de su sagrado templo y adorar ídolos son pecados mucho más graves que matar en los meses sagrados”. (Citado en “Mahoma”, de Washington Irving, SALVAT Editores SA, pág.97-98)

A quienes estamos familiarizados con las prédicas cristianas, nos resulta sorprendente leer estos escritos. Luego, ya no nos causará tanta sorpresa informarnos de la existencia de los “mártires de la fe”, que suponen que irán al paraíso luego de matar a algunos infieles. Nótese que para Mahoma la “adoración de ídolos” es “más grave que matar”. De ahí que, seguramente, habría considerado a Epicteto como un “adorador de dioses falsos”, ignorando el contenido moral de sus prédicas, mientras que Mahoma encubre a uno de sus seguidores luego de que éste mató para robar; eso sí, en “nombre de la verdadera fe”.

Los atentados terroristas de origen islámico resultan demasiado preocupantes. De ahí que muchos esperan cierto entendimiento con los fundamentalistas islámicos. Sin embargo, es muy difícil lograr algún acuerdo entre el que busca la verdad y aquél que supone poseerla por medio de la fe, ya se trate de un cristiano, un judío o un musulmán. Nadie quiere arriesgarse a “perder el premio” de la vida eterna y el paraíso. Por ello, el cristiano tradicional poco ha de ceder en cuestiones de creencias y de adhesión a su Iglesia. Tampoco el islámico va a dejar de lado, fácilmente, las directivas de Mahoma. De ahí que todo entendimiento sólo será posible entre personas que tengan cierta libertad de pensamiento.

Ante las divisiones y antagonismos de origen religioso, surgen las opiniones de quienes sugieren dejar de lado a la religión, considerándola como algo propio del pasado de la humanidad. A quienes suponen que la religión debe perder todo carácter social para convertirse exclusivamente en algo de dominio personal, se les debe recordar que la violencia terrorista o la violencia urbana son hechos que nos atañen directamente y que requerirán de una solución de la cual la religión deberá tener un importante lugar.

Así como el individuo que carece de conciencia moral se transforma poco menos que en un monstruo racional carente de sentimientos humanos, las sociedades que dejan de lado la religión tienden a dejar de lado toda búsqueda ética. Christopher Dawson escribió:

“Esta desviación espiritual de sus más grandes espíritus es el precio que debe pagar toda civilización cuando pierde sus bases religiosas, y se contenta con un éxito puramente material. Estamos apenas comenzando a comprender cuán íntima y profundamente está ligada la vitalidad de una sociedad con su religión. El impulso religioso es el que proporciona la fuerza cohesiva que unifica una sociedad y una cultura. Las grandes civilizaciones del mundo no producen las grandes religiones como una especie de subproducto cultural; en un sentido muy real, las grandes religiones son los cimientos sobre los cuales descansan las grandes civilizaciones. Una sociedad que ha perdido su religión se convierte más tarde o más temprano en una sociedad que ha perdido su cultura”.

“La religión es la gran fuerza dinámica en la vida social, y los cambios vitales en la civilización siempre están relacionados con cambios en las creencias e ideales religiosos” (De “Progreso y religión” – Ed. “La espiga de oro”)

Pompilio Zigrino
30/08/2006, 19:08
Esto aclara bastante respecto de la violencia de gran parte del Islam.

yodudotududas
30/08/2006, 23:24
Saludos Flavio, Pompilio

Lo que no me parece correcto es decir que sin relgion no hay etica.

Saludos

_RAMÓN_
31/08/2006, 07:30
Opino lo mismo que tú, Yodudo:

Hay que tener muy pocas miras para decir que la ética sólo existe dentro de la religión.

Si la ética sólo existiese dentro de la religión, la democrácia no sería posible, por poner un ejemplo.

Como dijo el premio nobel en física Steven Weimberg, refiriéndose a la fe y a la violencia...

"La religión es un insulto a la dignidad humana. Con o sin ella, encontrarás buena gente haciendo cosas buenas y gente malvada haciendo cosas malas. Pero para que la gente buena haga cosas malvadas, necesitas la religión".

Pompilio Zigrino
31/08/2006, 08:44
También estoy de acuerdo en que puede existir una ética natural sin estar asociada a ninguna religión.

Justamente, los conflictos que crea la religión se podrán superar cuando la religión pase a ser "ética pura".

yodudotududas
12/10/2006, 00:11
Actualizo por el tema de las aguilas guerreras.

Saludos