Observador
24/08/2006, 16:42
Parte I
Sectas Contemporáneas
Imagen Utópica, Realidad Infernal
Dr. Louis Jolyon West
Dos diferentes tipos de imágenes públicas encajan con las organizaciones religiosas que llamamos sectas. Una imagen muy común es la utópica. La imagen utópica sugiere la aparición de un sectarismo espiritual nuevo y saludable. Masas de peregrinos, que después de una búsqueda de significado, verdad y autorrealización, han encontrado un grupo de espíritus afines. Bajo la benigna guianza de algún profeta, gurú, maestro o patriarca divinamente inspirado, se ocupan en vivir felices para siempre. Esta felicidad es ocasionalmente perturbada sólo por los recuerdos de una sociedad condenada que han dejado atrás, que generalmente incluye a la mayoría de sus familiares (aunque en algunas sectas, como la del Templo del Pueblo, familias enteras son engañadas). Pueden también ser perturbados por intromisiones injustificadas de familiares ignorantes y mal intencionados y por sus monstruosos agentes llamados desprogramadores.
Afortunadamente, bajo este punto de vista, la riqueza y la fuerza de las sectas son suficientes para nulificar los planes de estos intrusos. En contra de los esfuerzos de las familias y de los desprogramadores, pueden entrar en batalla los talentos de costosos abogados, el compañerismo de grupos afines, otras sectas, los medios de comunicación, las cortes, la Unión Americana de Libertades Civiles, las leyes de la tierra, la mayor parte de la comunidad académica, y el frente común de la mayoría de las religiones organizadas quienes, sin tomar en cuenta las diferencias que puedan tener con una u otra de las sectas, hacen causa común con ellas cuando se dicta alguna ley, por ejemplo, en el estado de California.
La imagen opuesta de las sectas, la imagen infernal, invoca el espíritu de Dante Alighieri y su visión del infierno del siglo XIV. Vemos un lugar donde hombres, mujeres y niños están ligados a un amo satánico. Confiaron en él en los momentos de mayor felicidad, creyendo en sus promesas, después se hundieron más y más por etapas imperceptibles en la profundidad de su poder, entregando sus posesiones, sus niños y aún sus mismas almas a su propósito misterioso. Con Dante seguimos a estas víctimas a un lugar distante donde, como él mismo lo describe, quejas, lamentos y gemidos estrepitosos resuenan a través del ambiente sin estrellas, de tal manera que nos hacen llorar. Escuchamos palabras de dolor, tonos de ira, voces altas y enronquecidas y con éstos los sonidos de manos realizando un alboroto, lo cual gira en ese ambiente para siempre como la arena en un torbellino. Sobre los susurros de los condenados se escucha la voz de un niño que dice: "Yo moriré por ti, papá". Es una grabación del suicidio colectivo en Jonestown.
Yo llegué al estudio de las sectas como resultado de investigaciones anteriores sobre drogas alucinógenas, que me condujeron sucesivamente al Haight-Ashbury, a la contracultura, y a las diversas rebeliones de los 60s. Desde entonces he seguido algunos de mis sujetos desde las sendas de Haight hasta las comunas del condado de Mendocino, y posteriormente a los ejércitos de Sun Myung Moon. Mi perspectiva de las sectas no es ni utópica ni infernal. Es, eso espero, objetiva y científica. Para mantenerme aparte en ocasiones he tenido que emplear todo el entrenamiento y la experiencia que he acumulado durante treinta y dos años de practicar la psiquiatría. Un observador completamente desligado tendría que venir de otro planeta.
Se ha estimado que existen cerca de 2,500 sectas en los Estado Unidos. La mayoría de ellas podrían llamarse religiosas, no obstante también existen sectas psicoterapeutas, sectas de adoradores de Satanás, sectas de platillos voladores, sectas políticas, y otras. Las sectas por lo general tienen: (1) un líder fuerte o carismático con una estructura de poder de algún tipo; (2) un manifiesto, libro, doctrina, o código que, como lo interpreta el liderazgo, gobierna el comportamiento de los miembros a través de varias reglas y disposiciones; y (3) una fuerte frontera que define claramente quien está adentro, quien está afuera, y quien puede pasar en cualquiera de las dos direcciones.
Las comunas difieren de las sectas en cada una de estas consideraciones. Son simplemente la continuación de la contracultura. Pero las sectas representan una reacción cíclica, vista de tiempo en tiempo a través de la historia, en las sociedades en gran turbulencia. Existieron muchas sectas durante la decadencia y la caída del Imperio Romano y muchas otras en Europa durante la Revolución Industrial. También existieron muchas sectas en América durante la expansión hacia el oeste -cincuenta sociedades utópicas bien estudiadas tan solo en California de 1850 a 1950. La mayoría de las sectas contemporáneas son lo mismo de antes, sólo que con tecnología moderna añadida. Como tal, son tan parecidas a las sectas religiosas de la era medieval, como lo sería la guerra atómica a las batallas con arcos y flechas.
Durante los años que he observado el crecimiento y la evolución de las sectas en Estados Unidos, iniciando con la dianética en 1950, una enorme cantidad de datos han sido recolectados. Trataré de resumir algunas de mis más convincentes conclusiones.
La postura de muchas sectas, amenaza significativamente la libertad personal y el bienestar de sus miembros. A pesar del incremento en la evidencia de una variedad de delitos cometidos en el nombre de la religión o de otras creencias, estas amenazas son en un grado considerable encubiertas, minimizadas y obscurecidas, y la sociedad ha dado la espalda al problema. La información se ha ido acumulando sobre algunos escándalos relacionados con sectas, sobre refugiados de sectas, familiares y amigos de víctimas de las sectas y algunas pocas investigaciones directas. Es difícil obtener datos porque las sectas sistemáticamente engañan al público, ocultan información, hostigan a los críticos, e intimidan y dominan a sus miembros -todo con el fin de impedir el libre flujo de la información. Yo mismo muchas veces he sido amenazado tanto con daño físico como con acciones legales.
Sectas Contemporáneas
Imagen Utópica, Realidad Infernal
Dr. Louis Jolyon West
Dos diferentes tipos de imágenes públicas encajan con las organizaciones religiosas que llamamos sectas. Una imagen muy común es la utópica. La imagen utópica sugiere la aparición de un sectarismo espiritual nuevo y saludable. Masas de peregrinos, que después de una búsqueda de significado, verdad y autorrealización, han encontrado un grupo de espíritus afines. Bajo la benigna guianza de algún profeta, gurú, maestro o patriarca divinamente inspirado, se ocupan en vivir felices para siempre. Esta felicidad es ocasionalmente perturbada sólo por los recuerdos de una sociedad condenada que han dejado atrás, que generalmente incluye a la mayoría de sus familiares (aunque en algunas sectas, como la del Templo del Pueblo, familias enteras son engañadas). Pueden también ser perturbados por intromisiones injustificadas de familiares ignorantes y mal intencionados y por sus monstruosos agentes llamados desprogramadores.
Afortunadamente, bajo este punto de vista, la riqueza y la fuerza de las sectas son suficientes para nulificar los planes de estos intrusos. En contra de los esfuerzos de las familias y de los desprogramadores, pueden entrar en batalla los talentos de costosos abogados, el compañerismo de grupos afines, otras sectas, los medios de comunicación, las cortes, la Unión Americana de Libertades Civiles, las leyes de la tierra, la mayor parte de la comunidad académica, y el frente común de la mayoría de las religiones organizadas quienes, sin tomar en cuenta las diferencias que puedan tener con una u otra de las sectas, hacen causa común con ellas cuando se dicta alguna ley, por ejemplo, en el estado de California.
La imagen opuesta de las sectas, la imagen infernal, invoca el espíritu de Dante Alighieri y su visión del infierno del siglo XIV. Vemos un lugar donde hombres, mujeres y niños están ligados a un amo satánico. Confiaron en él en los momentos de mayor felicidad, creyendo en sus promesas, después se hundieron más y más por etapas imperceptibles en la profundidad de su poder, entregando sus posesiones, sus niños y aún sus mismas almas a su propósito misterioso. Con Dante seguimos a estas víctimas a un lugar distante donde, como él mismo lo describe, quejas, lamentos y gemidos estrepitosos resuenan a través del ambiente sin estrellas, de tal manera que nos hacen llorar. Escuchamos palabras de dolor, tonos de ira, voces altas y enronquecidas y con éstos los sonidos de manos realizando un alboroto, lo cual gira en ese ambiente para siempre como la arena en un torbellino. Sobre los susurros de los condenados se escucha la voz de un niño que dice: "Yo moriré por ti, papá". Es una grabación del suicidio colectivo en Jonestown.
Yo llegué al estudio de las sectas como resultado de investigaciones anteriores sobre drogas alucinógenas, que me condujeron sucesivamente al Haight-Ashbury, a la contracultura, y a las diversas rebeliones de los 60s. Desde entonces he seguido algunos de mis sujetos desde las sendas de Haight hasta las comunas del condado de Mendocino, y posteriormente a los ejércitos de Sun Myung Moon. Mi perspectiva de las sectas no es ni utópica ni infernal. Es, eso espero, objetiva y científica. Para mantenerme aparte en ocasiones he tenido que emplear todo el entrenamiento y la experiencia que he acumulado durante treinta y dos años de practicar la psiquiatría. Un observador completamente desligado tendría que venir de otro planeta.
Se ha estimado que existen cerca de 2,500 sectas en los Estado Unidos. La mayoría de ellas podrían llamarse religiosas, no obstante también existen sectas psicoterapeutas, sectas de adoradores de Satanás, sectas de platillos voladores, sectas políticas, y otras. Las sectas por lo general tienen: (1) un líder fuerte o carismático con una estructura de poder de algún tipo; (2) un manifiesto, libro, doctrina, o código que, como lo interpreta el liderazgo, gobierna el comportamiento de los miembros a través de varias reglas y disposiciones; y (3) una fuerte frontera que define claramente quien está adentro, quien está afuera, y quien puede pasar en cualquiera de las dos direcciones.
Las comunas difieren de las sectas en cada una de estas consideraciones. Son simplemente la continuación de la contracultura. Pero las sectas representan una reacción cíclica, vista de tiempo en tiempo a través de la historia, en las sociedades en gran turbulencia. Existieron muchas sectas durante la decadencia y la caída del Imperio Romano y muchas otras en Europa durante la Revolución Industrial. También existieron muchas sectas en América durante la expansión hacia el oeste -cincuenta sociedades utópicas bien estudiadas tan solo en California de 1850 a 1950. La mayoría de las sectas contemporáneas son lo mismo de antes, sólo que con tecnología moderna añadida. Como tal, son tan parecidas a las sectas religiosas de la era medieval, como lo sería la guerra atómica a las batallas con arcos y flechas.
Durante los años que he observado el crecimiento y la evolución de las sectas en Estados Unidos, iniciando con la dianética en 1950, una enorme cantidad de datos han sido recolectados. Trataré de resumir algunas de mis más convincentes conclusiones.
La postura de muchas sectas, amenaza significativamente la libertad personal y el bienestar de sus miembros. A pesar del incremento en la evidencia de una variedad de delitos cometidos en el nombre de la religión o de otras creencias, estas amenazas son en un grado considerable encubiertas, minimizadas y obscurecidas, y la sociedad ha dado la espalda al problema. La información se ha ido acumulando sobre algunos escándalos relacionados con sectas, sobre refugiados de sectas, familiares y amigos de víctimas de las sectas y algunas pocas investigaciones directas. Es difícil obtener datos porque las sectas sistemáticamente engañan al público, ocultan información, hostigan a los críticos, e intimidan y dominan a sus miembros -todo con el fin de impedir el libre flujo de la información. Yo mismo muchas veces he sido amenazado tanto con daño físico como con acciones legales.