Pompilio Zigrino
21/05/2006, 11:23
El periodista Mariano Grondona estableció algunas comparaciones entre la mentalidad prevaleciente en países desarrollados y la que prevalece en aquellos que no lo son. Grondona escribió: "La paradoja del desarrollo económico es que los valores económicos no son suficientes para garantizarlo. El desarrollo económico es demasiado importante como para confiárselo exclusivamente a los valores económicos. Los valores que una nación acepta o descuida pertenecen al campo cultural. Podemos decir, entonces, que el desarrollo económico es un proceso cultural" (De "La cultura es lo que importa" de Huntington y Harrison - Ed. Planeta)
Uno de los síntomas que puede apreciarse en la Argentina es la tendencia a no ahorrar y a gastar todo lo posible de manera de hacer "vida de rico" aunque sea por poco tiempo. De ahí que muchos optan por viajar al exterior antes que elevar su nivel de seguridad económica. Mientras que los islámicos tienen que viajar al menos una vez en la vida a La Meca, los argentinos, pareciera, deben viajar al menos una vez a EEUU.
El capitalismo se favorece cuando, una vez logrado cierto nivel económico satisfactorio, se sigue trabajando. Grondona escribió: "Supongamos que un país está dedicado al crecimiento económico y para conseguirlo hace hincapié en el trabajo, la producción y la inversión. Si las decisiones favorables sólo responden a un valor instrumental de naturaleza económica, como por ejemplo el aumento de la riqueza, el esfuerzo del país bajará tan pronto como se logre el grado de riqueza propuesto. ¿ Porqué una nación va a tener que seguir actuando como si fuera pobre una vez alcanzada la riqueza ? La revolución del desarrollo se produce cuando la gente sigue trabajando, compitiendo, invirtiendo e innovando, incluso cuando ya no lo necesite para ser rica".
Respecto de la influencia de la religión en el desarrollo económico, Grondona escribe: "Allí donde predomina la religión publicana, el desarrollo económico será dificil porque los pobres se sentirán justificados en su pobreza y los ricos estarán incómodos porque se verán como pecadores. Por el contrario, los ricos, en las religiones farisaicas, celebrarán su éxito como prueba de la gracia de Dios, y los pobres contemplan su condición como condena divina. Tanto ricos como pobres tienen un fuerte incentivo para mejorar su condición mediante la acumulación y la inversión". En este caso hace referencia a la religión católica (publicana según la denominación de Weber), que prevalece en los países latinoamericanos, mientras que la religión farisaica (protestante, en especial calvinista) prevalece en EEUU.
En la Argentina se considera que la riqueza ya viene otorgada por la naturaleza (como si fuera el aire o el agua) y que algunos se apoderan de ella haciendo que les falte a los demás. Pocas veces se piensa que la riqueza se debe a la producción y al trabajo, y que quien produce, no es alguien negativo para la sociedad, aunque tenga dinero suficiente.
Respecto de la confianza en el individuo, Grondona escribe: "El motor principal del desarrollo es el trabajo y la creatividad de los individuos. Lo que los induce a esforzarse e inventar es el clima de libertad que les permite controlar su propio destino. Si los individuos sienten que otros son responsables de ellos, su esfuerzo decae. Si los demás les dicen qué tiene que pensar y en qué tienen que creer, la consecuencia es la pérdida de la motivación y la creatividad, o bien la elección entre el sometimiento o rebelión. No obstante, ni la sumisión ni la rebelión generan desarrollo. La sumisión deja a la sociedad sin innovadores, y la rebelión deriva las energías del esfuerzo constructivo a la resistencia, sembrando obstáculos y destrucción".
Cuando se supone que "toda la culpa es del sistema económico", o social, se libera al individuo de toda responsabilidad. Incluso esta actitud la vemos a diario en todos los ámbitos de la sociedad debido al predominio de una mentalidad verticalista. Nadie se siente responsable de nada porque, se supone, quien está en el escalafón inmediato superior será el receptor de todas las culpas. Si ocurre un accidente automovilístico, no será por culpa de los conductores, sino que la culpa será la de quienes no pusieron semáforos, o por no estar un policía al lado de cada automovilista, o por la mala educación que recibió en la escuela, etc. De ahí que nadie se siente culpable de nada, porque siempre se transfiere la responsabilidad individual a algún nivel superior.
Uno de los síntomas que puede apreciarse en la Argentina es la tendencia a no ahorrar y a gastar todo lo posible de manera de hacer "vida de rico" aunque sea por poco tiempo. De ahí que muchos optan por viajar al exterior antes que elevar su nivel de seguridad económica. Mientras que los islámicos tienen que viajar al menos una vez en la vida a La Meca, los argentinos, pareciera, deben viajar al menos una vez a EEUU.
El capitalismo se favorece cuando, una vez logrado cierto nivel económico satisfactorio, se sigue trabajando. Grondona escribió: "Supongamos que un país está dedicado al crecimiento económico y para conseguirlo hace hincapié en el trabajo, la producción y la inversión. Si las decisiones favorables sólo responden a un valor instrumental de naturaleza económica, como por ejemplo el aumento de la riqueza, el esfuerzo del país bajará tan pronto como se logre el grado de riqueza propuesto. ¿ Porqué una nación va a tener que seguir actuando como si fuera pobre una vez alcanzada la riqueza ? La revolución del desarrollo se produce cuando la gente sigue trabajando, compitiendo, invirtiendo e innovando, incluso cuando ya no lo necesite para ser rica".
Respecto de la influencia de la religión en el desarrollo económico, Grondona escribe: "Allí donde predomina la religión publicana, el desarrollo económico será dificil porque los pobres se sentirán justificados en su pobreza y los ricos estarán incómodos porque se verán como pecadores. Por el contrario, los ricos, en las religiones farisaicas, celebrarán su éxito como prueba de la gracia de Dios, y los pobres contemplan su condición como condena divina. Tanto ricos como pobres tienen un fuerte incentivo para mejorar su condición mediante la acumulación y la inversión". En este caso hace referencia a la religión católica (publicana según la denominación de Weber), que prevalece en los países latinoamericanos, mientras que la religión farisaica (protestante, en especial calvinista) prevalece en EEUU.
En la Argentina se considera que la riqueza ya viene otorgada por la naturaleza (como si fuera el aire o el agua) y que algunos se apoderan de ella haciendo que les falte a los demás. Pocas veces se piensa que la riqueza se debe a la producción y al trabajo, y que quien produce, no es alguien negativo para la sociedad, aunque tenga dinero suficiente.
Respecto de la confianza en el individuo, Grondona escribe: "El motor principal del desarrollo es el trabajo y la creatividad de los individuos. Lo que los induce a esforzarse e inventar es el clima de libertad que les permite controlar su propio destino. Si los individuos sienten que otros son responsables de ellos, su esfuerzo decae. Si los demás les dicen qué tiene que pensar y en qué tienen que creer, la consecuencia es la pérdida de la motivación y la creatividad, o bien la elección entre el sometimiento o rebelión. No obstante, ni la sumisión ni la rebelión generan desarrollo. La sumisión deja a la sociedad sin innovadores, y la rebelión deriva las energías del esfuerzo constructivo a la resistencia, sembrando obstáculos y destrucción".
Cuando se supone que "toda la culpa es del sistema económico", o social, se libera al individuo de toda responsabilidad. Incluso esta actitud la vemos a diario en todos los ámbitos de la sociedad debido al predominio de una mentalidad verticalista. Nadie se siente responsable de nada porque, se supone, quien está en el escalafón inmediato superior será el receptor de todas las culpas. Si ocurre un accidente automovilístico, no será por culpa de los conductores, sino que la culpa será la de quienes no pusieron semáforos, o por no estar un policía al lado de cada automovilista, o por la mala educación que recibió en la escuela, etc. De ahí que nadie se siente culpable de nada, porque siempre se transfiere la responsabilidad individual a algún nivel superior.