karlacris
18/04/2006, 10:53
Cuando encuentras a una persona en quien puedes confiar plenamente y a la cual puedes abrir tu corazón sin sentir pena o temor, atesórala porque has encontrado a un verdadero amigo.
Y yo he tenido la fortuna de encontrarla, alguien tan especial que no la puedo describir con palabras ya que estas no alcanzan para describir el corazón tan puro y cristalino que tiene,
Ella me ha visto llorar y me ha visto reír, me ha visto enojar y me ha visto dudar; ha presenciado toda la gama de sentimientos que mi corazón puede sentir y lejos de alejarse ante mi débil y despótica humanidad se ha mantenido firme en demostrarme que los amigos no sólo están presentes en ocasiones felices sino que te acompañan a través de los valles más bajos que puedes encontrar.
He perdido la cuenta de todas las veces que me ha escuchado atentamente a pesar que mi mente divaga y salta de un tema a otro, relacionando anécdotas de mi niñez con situaciones actuales y ella, cual verdadera maestra del arte de escuchar, no pierde de vista el hilo con el que zurce estos retazos de información hasta formar algo coherente.
O las veces que me ha visto llorar de tristeza o de enojo y con sus palabras ha puesto bálsamo en mis heridas y las ha vendado. Y en algunas ocasiones ha juntado sus lágrimas a las mías en clara evidencia que siente la congoja que lleva mi corazón.
Y también me ha confrontado, dulce y suavemente me ha dicho las verdades a la cara con la certeza de saberse en lo correcto y querer ayudarme a corregir el rumbo que mis sentimientos (no muy sensatos muchas veces) me han hecho tomar.
Al mirar hacia atrás puedo reconocer que no fue una casualidad el conocerla, sino que su presencia es un regalo de Dios en mi vida, regalo que ha pasado a ser parte de los tesoros que mi corazón mejor guarda.
Y es que más que una amiga se ha convertido en mi hermana por elección, en mi hermana del alma!
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Para “la Peque”, esa chiquilla que me ha demostrado con sus acciones el arte de la Amistad.
Y yo he tenido la fortuna de encontrarla, alguien tan especial que no la puedo describir con palabras ya que estas no alcanzan para describir el corazón tan puro y cristalino que tiene,
Ella me ha visto llorar y me ha visto reír, me ha visto enojar y me ha visto dudar; ha presenciado toda la gama de sentimientos que mi corazón puede sentir y lejos de alejarse ante mi débil y despótica humanidad se ha mantenido firme en demostrarme que los amigos no sólo están presentes en ocasiones felices sino que te acompañan a través de los valles más bajos que puedes encontrar.
He perdido la cuenta de todas las veces que me ha escuchado atentamente a pesar que mi mente divaga y salta de un tema a otro, relacionando anécdotas de mi niñez con situaciones actuales y ella, cual verdadera maestra del arte de escuchar, no pierde de vista el hilo con el que zurce estos retazos de información hasta formar algo coherente.
O las veces que me ha visto llorar de tristeza o de enojo y con sus palabras ha puesto bálsamo en mis heridas y las ha vendado. Y en algunas ocasiones ha juntado sus lágrimas a las mías en clara evidencia que siente la congoja que lleva mi corazón.
Y también me ha confrontado, dulce y suavemente me ha dicho las verdades a la cara con la certeza de saberse en lo correcto y querer ayudarme a corregir el rumbo que mis sentimientos (no muy sensatos muchas veces) me han hecho tomar.
Al mirar hacia atrás puedo reconocer que no fue una casualidad el conocerla, sino que su presencia es un regalo de Dios en mi vida, regalo que ha pasado a ser parte de los tesoros que mi corazón mejor guarda.
Y es que más que una amiga se ha convertido en mi hermana por elección, en mi hermana del alma!
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Para “la Peque”, esa chiquilla que me ha demostrado con sus acciones el arte de la Amistad.