Claumar
19/01/2006, 15:45
Algo interesante que lei...saluditosssss
Lograr la tranquilidad y la quietud que nuestra mente, cuerpo y alma necesitan, no es muy fácil en el mundo de hoy. Sin embargo, es necesario tener esos espacios de relajación para encontrar el equilibrio y seguir funcionando con éxito, soltura y alegría.
La serenidad tiene múltiples beneficios sobre todo a nivel mental, ya que nos entrega claridad y una forma más creativa de pensar. Además, esa sensación de paz se extiende durante todo el día, lo que además provoca múltiples beneficios físicos como reducir los niveles de colesterol y grasas en la sangre y reforzar el sistema inmunológico. Como ves, hay muchas razones para mantenerse serena siempre.
Descansar adecuadamente todos los días, es imprescindible para recuperar la energía gastada ya sea por trabajo mental o ejercicio físico.
Si no descansas o no lo haces el tiempo adecuado, lo más probable es que estés bajo de ánimo, agotada y confundida mentalmente.
Si te sientes muy tensa, refúgiate en un lugar tranquilo, acuéstate de espaldas, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo y las piernas un poco separadas, con los pies caídos hacia los lados.
Fíjate que tu cuello y nuca estén lo más rectos posible, la mandíbula relajada pero con la boca cerrada y los ojos cerrados. En ese tiempo, que ojalá sea por 15 minutos todos los días, concéntrate en tu respiración y cuando termines, abre tus ojos lentamente, estira tu cuerpo y levántate muy pausadamente.
No hay nada mejor para encontrar la serenidad que salir a caminar. Hazlo, si puedes, durante media hora al día, o bien unos minutos en la mañana y otros en la noche. Da los pasos pausadamente, disfruta del paisaje, las personas y la brisa. Verás cómo te sentirás mucho mejor.
Pon música suave y llena la tina con agua que oscile entre los 30 y 32 grados. Echa aceites esenciales en el agua (ojalá de romero o lavanda) y si no tienes, añade un cuarto de taza de aceite de bebé con algunas gotas de tu perfume favorito.
Además, agrega al agua caliente, media taza de bicarbonato de sodio o media taza de leche en polvo, lo que te ayudará a mantener la piel suave.
Una vez terminado este baño relajante, date una ducha con agua fría de manera ascendente, para estimular la circulación, cerrar los poros y tonificar. Recuerda que tu baño de tina no puede superar los 15 minutos, para que tu piel no se reseque.
Cuando todo esté ocurriendo a tu alrededor, las voces altas impidan entender el contenido, la bulla cierre tus oídos y el cansancio te agobie… Para y cierra los ojos un minuto.
Usa tu imaginación y viaja a un lugar paradisíaco o a uno íntimo, donde te sientas cobijada, tranquila, querida, como por ejemplo, a la casa de tu abuela. Un minuto allá, te dará la paz que necesitas acá
Lograr la tranquilidad y la quietud que nuestra mente, cuerpo y alma necesitan, no es muy fácil en el mundo de hoy. Sin embargo, es necesario tener esos espacios de relajación para encontrar el equilibrio y seguir funcionando con éxito, soltura y alegría.
La serenidad tiene múltiples beneficios sobre todo a nivel mental, ya que nos entrega claridad y una forma más creativa de pensar. Además, esa sensación de paz se extiende durante todo el día, lo que además provoca múltiples beneficios físicos como reducir los niveles de colesterol y grasas en la sangre y reforzar el sistema inmunológico. Como ves, hay muchas razones para mantenerse serena siempre.
Descansar adecuadamente todos los días, es imprescindible para recuperar la energía gastada ya sea por trabajo mental o ejercicio físico.
Si no descansas o no lo haces el tiempo adecuado, lo más probable es que estés bajo de ánimo, agotada y confundida mentalmente.
Si te sientes muy tensa, refúgiate en un lugar tranquilo, acuéstate de espaldas, con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo y las piernas un poco separadas, con los pies caídos hacia los lados.
Fíjate que tu cuello y nuca estén lo más rectos posible, la mandíbula relajada pero con la boca cerrada y los ojos cerrados. En ese tiempo, que ojalá sea por 15 minutos todos los días, concéntrate en tu respiración y cuando termines, abre tus ojos lentamente, estira tu cuerpo y levántate muy pausadamente.
No hay nada mejor para encontrar la serenidad que salir a caminar. Hazlo, si puedes, durante media hora al día, o bien unos minutos en la mañana y otros en la noche. Da los pasos pausadamente, disfruta del paisaje, las personas y la brisa. Verás cómo te sentirás mucho mejor.
Pon música suave y llena la tina con agua que oscile entre los 30 y 32 grados. Echa aceites esenciales en el agua (ojalá de romero o lavanda) y si no tienes, añade un cuarto de taza de aceite de bebé con algunas gotas de tu perfume favorito.
Además, agrega al agua caliente, media taza de bicarbonato de sodio o media taza de leche en polvo, lo que te ayudará a mantener la piel suave.
Una vez terminado este baño relajante, date una ducha con agua fría de manera ascendente, para estimular la circulación, cerrar los poros y tonificar. Recuerda que tu baño de tina no puede superar los 15 minutos, para que tu piel no se reseque.
Cuando todo esté ocurriendo a tu alrededor, las voces altas impidan entender el contenido, la bulla cierre tus oídos y el cansancio te agobie… Para y cierra los ojos un minuto.
Usa tu imaginación y viaja a un lugar paradisíaco o a uno íntimo, donde te sientas cobijada, tranquila, querida, como por ejemplo, a la casa de tu abuela. Un minuto allá, te dará la paz que necesitas acá