jorgesalaz
07/01/2006, 04:21
¿ES IGUAL EL SEXO SIN AMOR PARA HOMBRES Y MUJERES?
Tanto para el hombre como para la mujer es posible practicar el sexo sin amor, para esta, sin embargo, existe una mayor implicancia de lo afectivo en todo el tema de la sexualidad.
La mujer no puede disociar la intimidad sexual de lo afectivo; ella es más relacional que el hombre, y por eso, para poder implicarse a nivel sexual con alguien, necesita ante todo, la toma en cuenta de sus sentimientos.
Quizá por eso también es posible que la promiscuidad se dé con más frecuencia en los hombres que en las mujeres, porque para el hombre es más fácil prescindir de la sexualidad (afectividad) en las actividades sexo – genitales. Y también por lo mismo, las heridas que deja en la mujer toda frustración amorosa, suelen ser más profundas y complicadas que en el caso del hombre en general. Como suele ocurrir, también aquí se dan las excepciones.
EL DEBATE MORAL DEL SEXO SIN AMOR.
El amor da al sexo una especie de ética que hace que la vida sexual pueda vivirse sin culpas. Esa moralidad está constituida por un conjunto de normas que nos dicta lo que está bien hacer y lo que está mal. "Definitivamente está mal tomar al otro como objeto sexual", nos dictan las convenciones culturales y sociales.
Pero llegado el momento de la intimidad ¿quién podría afirmar si es sujeto u objeto de deseo?. ¿No se es, acaso, las dos cosas al mismo tiempo?.
POSTURAS ENFRENTADAS.
La moralidad es siempre un debate abierto, por lo que transcribimos dos opiniones opuestas. Nos limitamos a analizar las dos opiniones, obviando sacar conclusiones.
a. Predominio del amor.
La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano.
La sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino también en el psicológico y espiritual. La sexualidad orientada, elevada e integrada por el amor adquiere verdadera calidad humana. En el cuadro del desarrollo biológico y psíquico, crece armónicamente y sólo se realiza en sentido pleno con la conquista de la madurez afectiva que se manifiesta en el amor desinteresado y en la total donación de sí.
La sexualidad no es algo puramente biológico, sino que mira a la vez al núcleo íntimo de la persona.
b. Predominio de la sexualidad.
¿Realmente no se puede disfrutar de la sexualidad sin que haya un compromiso de por medio?. A menudo se critica esta postura, ¿por qué?. Parece que practicar el amor es una catarsis del sexo, una práctica éticamente correcta, que nos libera de cualquier sentimiento de culpabilidad por practicarlo. ¿Acaso está mal tomar al otro simplemente como objeto sexual?.
¿Por qué renunciar a la sexualidad cuando no se encuentra a la persona amada.?. El problema esencial del sexo por sexo es para los que no se conforman y buscan algo más. Esto conduce a una sensación de vacío y frustración cuando se está con una persona con la que hay química pero sólo hay sexo...cuando realmente se quiere algo más. En estas ocasiones, el que sólo busca sexo puede causar un daño moral a la otra persona (el que no quiere sólo sexo).
Tanto para el hombre como para la mujer es posible practicar el sexo sin amor, para esta, sin embargo, existe una mayor implicancia de lo afectivo en todo el tema de la sexualidad.
La mujer no puede disociar la intimidad sexual de lo afectivo; ella es más relacional que el hombre, y por eso, para poder implicarse a nivel sexual con alguien, necesita ante todo, la toma en cuenta de sus sentimientos.
Quizá por eso también es posible que la promiscuidad se dé con más frecuencia en los hombres que en las mujeres, porque para el hombre es más fácil prescindir de la sexualidad (afectividad) en las actividades sexo – genitales. Y también por lo mismo, las heridas que deja en la mujer toda frustración amorosa, suelen ser más profundas y complicadas que en el caso del hombre en general. Como suele ocurrir, también aquí se dan las excepciones.
EL DEBATE MORAL DEL SEXO SIN AMOR.
El amor da al sexo una especie de ética que hace que la vida sexual pueda vivirse sin culpas. Esa moralidad está constituida por un conjunto de normas que nos dicta lo que está bien hacer y lo que está mal. "Definitivamente está mal tomar al otro como objeto sexual", nos dictan las convenciones culturales y sociales.
Pero llegado el momento de la intimidad ¿quién podría afirmar si es sujeto u objeto de deseo?. ¿No se es, acaso, las dos cosas al mismo tiempo?.
POSTURAS ENFRENTADAS.
La moralidad es siempre un debate abierto, por lo que transcribimos dos opiniones opuestas. Nos limitamos a analizar las dos opiniones, obviando sacar conclusiones.
a. Predominio del amor.
La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano.
La sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino también en el psicológico y espiritual. La sexualidad orientada, elevada e integrada por el amor adquiere verdadera calidad humana. En el cuadro del desarrollo biológico y psíquico, crece armónicamente y sólo se realiza en sentido pleno con la conquista de la madurez afectiva que se manifiesta en el amor desinteresado y en la total donación de sí.
La sexualidad no es algo puramente biológico, sino que mira a la vez al núcleo íntimo de la persona.
b. Predominio de la sexualidad.
¿Realmente no se puede disfrutar de la sexualidad sin que haya un compromiso de por medio?. A menudo se critica esta postura, ¿por qué?. Parece que practicar el amor es una catarsis del sexo, una práctica éticamente correcta, que nos libera de cualquier sentimiento de culpabilidad por practicarlo. ¿Acaso está mal tomar al otro simplemente como objeto sexual?.
¿Por qué renunciar a la sexualidad cuando no se encuentra a la persona amada.?. El problema esencial del sexo por sexo es para los que no se conforman y buscan algo más. Esto conduce a una sensación de vacío y frustración cuando se está con una persona con la que hay química pero sólo hay sexo...cuando realmente se quiere algo más. En estas ocasiones, el que sólo busca sexo puede causar un daño moral a la otra persona (el que no quiere sólo sexo).