phaidros
30/12/2005, 11:43
La tesis o eslogan de "la supervivencia del mejor adaptado" es comprometedora para el neodarwinismo, para el que la evolución no es más que una mezcla de azar genético y determinismo ambiental.
Ahora bien, ésta, como toda visión reduccionista, tiende a su propio absurdo. ¿Por qué considerar sólo el azar positivo y no el negativo? El desarrollo de un nuevo órgano o función dará nuevas posibilidades brutas de supervivencia, pero también implicará nuevos riesgos (piénsese en la cantidad de accidentes que provoca el ingenio humano). En ese caso, ¿no habría sido más afortunado el que no experimentara tal mutación? ¿Cómo decidirse?
Lo que es bueno para la supervivencia, por ejemplo, tener ojos o la capacidad de construir armas, también podría ser malo. Así se hace patente que el más adaptado y el más afortunado no tienen por qué coincidir. Las cucarachas integran una de las pocas especies que, en caso de invierno nuclear, sobrevivirían en la Tierra. Su supervivencia no vendría dada, por supuesto, del hecho imposible de haberse adaptado a un medio que no las precedió, ya que fue desencadenado con posterioridad.
Además, llamamos azar a todo lo que no depende de nosotros, y eso no es exclusivo de las mutaciones. De hecho la mayoría de acontecimientos que nos suceden son, en base a la definición anterior, azarosos. Entonces, ¿es sensato valorar la adaptación de un organismo o especie a partir de elementos puramente fisiológicos y ambientales, obviando, en cambio, cualidades activas como la racionalidad o la inteligencia?
Califico como inteligente a lo que no entra en las categorías de lo mecánico o de lo azaroso. Es azaroso, pues, lo irracional, aquello de lo que no se puede dar razón; y es mecánico todo fenómeno que no contenga en sí su propia razón. Ahora bien, el actuar de los animales es razonable y depende de sus facultades intelectivas, más o menos primarias. Se sigue, en consecuencia, que no es azaroso.
Desde la perspectiva de su desarrollo histórico, es cierto que la inteligencia es producto de la evolución. Y no es menos cierto que la evolución es, en parte, producto de los mismos.
Concluyo:
Si la evolución no depende ni de la inteligencia, relativa al individuo, ni del azar, relativo a la inteligencia, sólo puede depender del orden. Como el orden no es azaroso, debe ser inteligente o mecánico. Sin embargo, para ser mecánico debería tener su razón fuera de sí. Pero no hay nada fuera de la naturaleza. Luego es inteligente.
http://justicia.bitacoras.com
Ahora bien, ésta, como toda visión reduccionista, tiende a su propio absurdo. ¿Por qué considerar sólo el azar positivo y no el negativo? El desarrollo de un nuevo órgano o función dará nuevas posibilidades brutas de supervivencia, pero también implicará nuevos riesgos (piénsese en la cantidad de accidentes que provoca el ingenio humano). En ese caso, ¿no habría sido más afortunado el que no experimentara tal mutación? ¿Cómo decidirse?
Lo que es bueno para la supervivencia, por ejemplo, tener ojos o la capacidad de construir armas, también podría ser malo. Así se hace patente que el más adaptado y el más afortunado no tienen por qué coincidir. Las cucarachas integran una de las pocas especies que, en caso de invierno nuclear, sobrevivirían en la Tierra. Su supervivencia no vendría dada, por supuesto, del hecho imposible de haberse adaptado a un medio que no las precedió, ya que fue desencadenado con posterioridad.
Además, llamamos azar a todo lo que no depende de nosotros, y eso no es exclusivo de las mutaciones. De hecho la mayoría de acontecimientos que nos suceden son, en base a la definición anterior, azarosos. Entonces, ¿es sensato valorar la adaptación de un organismo o especie a partir de elementos puramente fisiológicos y ambientales, obviando, en cambio, cualidades activas como la racionalidad o la inteligencia?
Califico como inteligente a lo que no entra en las categorías de lo mecánico o de lo azaroso. Es azaroso, pues, lo irracional, aquello de lo que no se puede dar razón; y es mecánico todo fenómeno que no contenga en sí su propia razón. Ahora bien, el actuar de los animales es razonable y depende de sus facultades intelectivas, más o menos primarias. Se sigue, en consecuencia, que no es azaroso.
Desde la perspectiva de su desarrollo histórico, es cierto que la inteligencia es producto de la evolución. Y no es menos cierto que la evolución es, en parte, producto de los mismos.
Concluyo:
Si la evolución no depende ni de la inteligencia, relativa al individuo, ni del azar, relativo a la inteligencia, sólo puede depender del orden. Como el orden no es azaroso, debe ser inteligente o mecánico. Sin embargo, para ser mecánico debería tener su razón fuera de sí. Pero no hay nada fuera de la naturaleza. Luego es inteligente.
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