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juanerick
07/12/2005, 17:19
En casi todos los pueblos y culturas, existe afición a las bebidas alcohólicas desde tiempo inmemorial. Los motivos son múltiples. En cierto sentido, el alcohol es un alimento, una fuente de calorías en muchos casos más asequible y barato que otros alimentos, pero, la razón fundamental de la difusión de su uso está en los efectos que produce sobre el psiquismo.

En dosis suaves, alternando con la comida, el alcohol induce una sensación de bienestar y alegría, con visión optimista de la vida y sus problemas. Es en cierto modo, una anestesia de los estratos superiores de la personalidad, con liberación de las inhibiciones que ello impone sobre los estratos inferiores.

Este proceso es vivido subjetivamente de modo placentero y considerado "inofensivo", de ahí su enorme difusión.

Es necesario diferenciar los bebedores de los alcohólicos. Se puede definir los bebedores crónicos a aquellos que durante años, incluso toda su vida, utilizan bebidas alcohólicas, sin que ello cause trastornos importantes de su psiquismo ni de su conducta. Por otra parte los alcohólicos son aquellos bebedores incapaces de "parar" en las dosis inofensivas; estos sufren frecuentemente episodios de intoxicación aguda, es decir, de embriaguez, los cuales siempre van acompañados de trastornos de la conducta, que al suprimirse, modifican la vida del sujeto.

Se podría definir al alcohólico, como aquel sujeto cuya vida (individual, familiar y social) es distinta de cómo sería si no ingiriese bebidas alcohólicas.

En Venezuela el alcohol es un grave problema de salud pública, causante no solo de las enfermedades propias del beber en exceso (como la cirrosis hepática) sino también de al menos de la mitad de los accidentes de tránsito y hechos de violencia que despunta entre las primeras causas de muerte en el territorio nacional.

Una importante proporción de los consumidores habituales de alcohol , ignora que detrás de la resistencia a la bebida y del creciente deseo de tomar cada vez más copas, podría estar destilándose una enfermedad incurable, que no abandona a la víctima hasta el final de sus días. La única manera de no caer en el abismo es aprender a controlarla.

En términos médicos, el alcoholismo se identifica como el envenenamiento producido por el uso prolongado y repetido del alcohol . La Organización Mundial de la Salud (OMS) , la define como "una enfermedad progresiva con graves repercusiones físicas, mentales, sociales, económicas y espirituales para el individuo. Se caracteriza por la imposibilidad de detener la ingestión de licor una vez que se ha comenzado a consumir".

La aparición de este complejo mal puede deberse a factores genéticos (es decir, la persona nace con la predisposición a ser dependiente de esta sustancia), factores psicológicos (trastornos depresivos, stress), así como también a factores socioculturales y ambientales (costumbres y facilidad de acceso, climas extremos, entre otros).

Un individuo con antecedentes familiares alcohólicos, presenta un riesgo 25% mayor que otra persona sin carga hereditaria.

Lo que muchos no toman en cuenta es que el alcohol es un tóxico que genera hábito. La presencia constante de esta sustancia en el organismo altera progresivamente los procesos metabólicos y bioquímicos hasta que llega a un punto en que la bebida se convierte en un ingrediente indispensable para funcionar.

Al principio la mayor parte de la gente comienza tomándose un trago como estimulante en fiestas, o como sedante para calmar las angustias. Luego, las personas se acostumbran a usarlo incorporándolo poco a poco a su cotidianidad. Llega un momento en que no pueden detenerse porque cada vez que interrumpen su consumo sienten escalofríos, náuseas, dolores (que son algunos signos del llamado síndrome de abstinencia alcohólica) y se ven obligados a tomar de nuevo para volver a su estado normal.

Algunas personas se preguntarán, porque en los últimos años son avaladas las supuestas bondades del licor para el control de las enfermedades cardíacas. Precisamente, las recientes afirmaciones se basan en las investigaciones realizadas con personas que se tomaban una o dos copas diarias y nada más. Después de esa cantidad el peligro comienza La única forma de combatir el alcoholismo es dejando de beber, lo cual no es tan sencillo, ya que el afectado o afectada es la última persona que reconoce su enfermedad. El síndrome de abstinencia se hace tan desagradable que la persona tiende a recaer en los brazos del alcohol .

Es necesario diferenciar los bebedores de los alcohólicos. Se puede definir los bebedores crónicos a aquellos que durante años utilizan bebidas alcohólicas, sin que ello le cause trastornos psiquicos.

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juanerick
07/12/2005, 17:20
Desde el punto de vista psiquiátrico existen dos tipos de psicosis alcohólicas:

Psicosis Alcohólicas Agudas
Intoxicación Alcohólica Aguda

Se presenta en el alcoholismo crónico, como también en individuos que por primera vez ingieren bebidas alcohólicas o que lo hacen ocasionalmente.

Existen tres grados de intoxicación etílica aguda:

Intoxicación Leve: Caracterizada por sensación subjetiva y objetiva de euforia, extroversión, necesidad de afecto, locuacidad, disminución de las inhibiciones que lleva a cometer indiscreciones y faltas de educación.

Intoxicación de mediana intensidad: Se acentúan los síntomas de la fase leve, hay cambios de la afectividad, (irritabilidad, o depresión con incontinencia emotiva). Disgregación. Trastornos neurológicos, sensitivos y sensoriales: incoordinación motora, disartria, temblor, hipoestesia, disminución de la agudeza sensorial.

Intoxicación grave: Termina en coma, con anestesia, respiración entrecortada, bradicardia (disminución de la frecuencia cardiaca), bradipnea (disminución de la frecuencia respiratoria), hipotermia, abolición de los reflejos, relajación de los esfínteres.

Embriaguez Patológica o Borracheras Patológicas

Son los diversos estados de intoxicación etílica aguda, que se caracterizan por la cantidad mínima de alcohol necesaria para provocarlos. Entre ellas tenemos:

-La intolerancia alcohólica: Consiste en episodios de embriaguez, del mismo tipo común, pero desencadenados por cantidades mínimas de alcohol , perfectamente toleradas por individuos normales. Puede ser primitiva o adquirida en el curso de un alcoholismo crónico.

-La embriaguez patológica cualitativa: Caracterizada por alteraciones muy intensas del estado de ánimo, con crisis terribles de irritabilidad y agresión. Agitación psicomotriz y cierta obnubilación. Se trata de verdaderos estados crepusculares alcohólicos y se dan casi exclusivamente en epilépticos.

-La llamada epilepsia alcohólica: Entre los alcohólicos es frecuente la presentación de crisis epilépticas de todo tipo (estados crepusculares epilépticos de la embriaguez patológica cualitativa) y aproximadamente un 15% de todos los alcohólicos tienen crisis de gran mal.

Los epilépticos no pueden probar el alcohol en ninguna de sus formas, pues les aumenta notablemente la frecuencia de sus crisis. Probablemente muchos de los supuestos casos de "epilepsia alcohólica" son simplemente individuos con una epilepsia latente, con umbral convulsivógeno anormalmente bajo, pero sin manifestaciones clínicas, hasta que al tomar alcohol , por la potenciación de los ritmos eléctricos neuronales, hace que alcancen éstos el umbral y aparezcan las crisis.

-La Dipsomanía

Es un síndrome complejo en el que destacan episodios accesionales de ingestión de alcohol en individuos que, no son alcohólicos o que lo son de un modo completamente distinto a todos los demás. Es relativamente frecuente.

Se presenta en sujetos aparentemente normales, en la edad media de la vida, muchos de ellos valiosos y profesionales.

Poco a poco, la enfermedad se caracteriza por graves episodios de embriaguez, en los que el sujeto comienza a beber y ya no deja de hacerlo (generalmente sin cambiar de tipo de bebida, que busca afanosamente), puede comenzar a tomar en restaurantes incluso hasta lujosos y terminar bebiendo con alcohólicos de la calle, sin comer, dormir, ni otra actividad que seguir bebiendo, hasta que al cabo de uno, dos o tres días cae rendido y en cualquier sitio se echa a dormir. Se despierta con amnesia casi total de lo ocurrido durante el episodio de dipsomanía (en el que por la irritabilidad, especialmente al no conseguir su bebida, suele cometer agresiones; y otros trastornos de conducta en los ratos de euforia, como dar propinas fabulosas a los camareros, empleadas del guardarropa, etc.). Al darse cuenta de que ha tenido un nuevo episodio, al comprobar que lleva dos o tres días sin acudir a su trabajo (despertándose quizás en otra ciudad alejada a aquella en donde comenzó la crisis), al relatarle al sujeto sus trastornos de conducta, comprendiendo la desolación que para su mujer e hijos supone lo nuevamente ocurrido (tras la misma experiencia tantas veces ocurrida y que juró, y se juró a sí mismo que no volvería a ocurrir), entra el enfermo en una situación de desconsuelo, arrepentimiento, dolor moral y desesperanza al comprobar que no es capaz de evitar la repetición de estos episodios. Su amargura es intensa, pues no tiene ni el embotamiento afectivo ni la depravación moral de los alcohólicos crónicos, y se percata de cómo la enfermedad le destroza su vida profesional y familiar.

En su fase de abstinencia la conducta es normal, y hace todo lo posible por recuperar su perdido prestigio, trabaja con entusiasmo y es un marido y padre de familia normal. Hasta que un día presenta una disforia (alteración del estado de ánimo), que precede cada episodio.

Por otra parte los alcohólicos son aquellos bebedores incapaces de parar en las dosis inofensivas; estos sufren frecuentemente episodios de embriaguez con trastornos de la conducta que modifican la vida del sujeto.
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-El Delirium Tremens

Es la complicación aguda más grave de un alcoholismo crónico. Se presenta en alcohólicos con más de diez años de evolución de la enfermedad y síntomas de insuficiencia hepática. Se caracteriza por: insomnio, inquietud psicomotora, ráfagas de angustia, temblor, parestesias e incoordinación motora, alucinaciones visuales y táctiles.

Psicosis Alcohólicas Subagudas y Crónicas

-Alucinosis Alcohólica

Es un síndrome subagudo, consiste en la presentación de alucinaciones auditivas en un alcohólico crónico. Al principio presentan alucinación acústica, ruidos imprecisos que luego se van concretando en alucinaciones auditivas de voces, insultantes y acusatorias, de lo cual deriva un sistema delirante, persecutorio. El enfermo se cree perseguido y amenazado, le da miedo dormir solo. Este síndrome desaparece paulatinamente con la abstinencia al hospitalizar al enfermo.

-Delirio Celotípico Alcohólico

Es un síndrome delirante crónico. Se desarrollan celos en el individuo debido a que el alcohol le lleva a un estado en el que se presenta un rechazo por parte de la pareja, por el mismo hecho de ser alcohólico, este se torna en sus episodios de embriaguez, repugnante, que no despierta ningún atractivo a su pareja, además este(a) suele estar aterrorizada(o), por las amenazas y agresiones recibidas durante la embriaguez. Al llegar borracho(a) a casa, su pareja le rehuye, lo que hace pensar al sujeto en la presencia de infidelidad, además en el caso del hombre puede haber impotencia sexual debido al alcoholismo crónico.

El sujeto al día siguiente de las amenazas y maltratos a la pareja, se arrepiente e intenta reconciliarse. Tras la repetición de estos episodios, el alcohólico siente los celos independientemente de la intoxicación aguda, claro, debido a que la pareja cada vez le propina un mayor rechazo.

El delirio desaparece tras la desintoxicación alcohólica, al hospitalizar al enfermo por varios meses. La celotipia alcohólica es peligrosa, ya que puede terminar con el asesinato de la pareja, es por ello y por otras razones más que el alcoholismo se considera un problema de salud pública.

-Psicosis de Korsakov

Se presenta en alcohólicos crónicos, generalmente como consecuencia de un Delirium Tremens. Presenta tres síntomas fundamentales: amnesia de fijación, fabulación y polineuritis. Se debe a hemorragias, necrosis y una intensa reacción glial, en los cuerpos mamilares.