-AXEL-
13/11/2005, 21:28
La Biblia a diferencia de los demas libros presenta un doble origen (humano y divino). Es un libro humano, escrito por hombres, para los hombres, en el estilo de los hombres; además y sobre todo un libro un libro divino hecho por Dios para transmitir a los hombres, por medio de los mismos hombres, un mensaje sobrenatural de cordialidad y misericordia. (esta fisionomía presenta graves problemas)
El autor principal de la Biblia es Dios que se sirve del escritor humano para hablar con los hombres. Dios sin embargo ni anula, ni lesiona en nada las facultades intelectivas y volitivas del autor secundario, que es el hombre. Dios ilumina el entendimiento del hagiógrafo para que pueda juzgar con certeza divina sobre unas verdades que él conoce (por experiencia propia, o porque se lo han dicho otros de palabra o por escrito) o porque el mismo Dios se lo ha revelado. En esto consiste la inspiración
Si Dios es el autor de la Biblia, tenemos que concluir que en ella no puede haber error alguno; a veces nos encontramos con el caso del escritor que pretende tan solo dar un fin de orden práctico, para este fin puede hacer uso de expresiones literarias que él juzga en funcion de sus pretenciones. las afirmaciones en este caso no pueden ser juzgadas especulativamente como si de hecho contuvieran objetivamente una verdad absoluta, pues él las juzgó solo en cuanto le interesaban y eran aptas para el fin psicológico intentado.
La disparidad del método entre la historiografía moderna y la bíblica radica en la diferencia de los fines que persiguen sus respectivos autores. Los hagiógrafos tienen como finalidad ofrecer una interpretación religiosa de la historia, adoctrinarnos acerca de la acción de Dios sobre el mundo, y de un modo particular sobre el pueblo escogido. Por ello sería erroneo pedirles una narración técnica de hechos y sucesos, exigirles una escrupulosa exactitud para acomodarse a la exigencias científicas o satisfacer nuestra natural curiosidad.
El hecho de que los autores sagrados adoptaran este método histórico ha sido la causa de que omitiran la narración de muchos hechos y sucesos; que dejaran en la penumbra muchos sucesos importantes, y fijaran su atención sobre otros más secundarios: que no sintieran la preocupación de encuadrar los sucesos históricos dentro del marco general de su tiempo.
:wink: :wink:
El autor principal de la Biblia es Dios que se sirve del escritor humano para hablar con los hombres. Dios sin embargo ni anula, ni lesiona en nada las facultades intelectivas y volitivas del autor secundario, que es el hombre. Dios ilumina el entendimiento del hagiógrafo para que pueda juzgar con certeza divina sobre unas verdades que él conoce (por experiencia propia, o porque se lo han dicho otros de palabra o por escrito) o porque el mismo Dios se lo ha revelado. En esto consiste la inspiración
Si Dios es el autor de la Biblia, tenemos que concluir que en ella no puede haber error alguno; a veces nos encontramos con el caso del escritor que pretende tan solo dar un fin de orden práctico, para este fin puede hacer uso de expresiones literarias que él juzga en funcion de sus pretenciones. las afirmaciones en este caso no pueden ser juzgadas especulativamente como si de hecho contuvieran objetivamente una verdad absoluta, pues él las juzgó solo en cuanto le interesaban y eran aptas para el fin psicológico intentado.
La disparidad del método entre la historiografía moderna y la bíblica radica en la diferencia de los fines que persiguen sus respectivos autores. Los hagiógrafos tienen como finalidad ofrecer una interpretación religiosa de la historia, adoctrinarnos acerca de la acción de Dios sobre el mundo, y de un modo particular sobre el pueblo escogido. Por ello sería erroneo pedirles una narración técnica de hechos y sucesos, exigirles una escrupulosa exactitud para acomodarse a la exigencias científicas o satisfacer nuestra natural curiosidad.
El hecho de que los autores sagrados adoptaran este método histórico ha sido la causa de que omitiran la narración de muchos hechos y sucesos; que dejaran en la penumbra muchos sucesos importantes, y fijaran su atención sobre otros más secundarios: que no sintieran la preocupación de encuadrar los sucesos históricos dentro del marco general de su tiempo.
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