PDA

Ver la versión completa : U-154, Comandante Kusch (6) y último



Nicasio
13/10/2005, 08:25
EL DESTINO

Después de la muerte de su hermano Peter, el último hijo varón del Gran Almirante (el también Oficial de Marina Klaus Dönitz) fue desembarcado y al día siguiente de la ejecución de Kusch celebró su 24 cumpleaños convenciendo a sus antiguos compañeros para que le llevaran con ellos en la torpedera S-141, comisionada para efectuar un ataque contra la costa inglesa. Fatalmente, la torpedera fue destruida y Klaus resultó muerto. Un año después Hitler se pegó un tiro en su bunker pero, antes de apretar el gatillo, sorprendió a propios y extraños nombrando a Dönitz su sucesor y, leal como siempre, el desprevenido Almirante hubo de componérselas para liquidar tan horrible legado con dignidad mientras algunos cortesanos comenzaban a mudar aparatosos uniformes por más discretos disfraces. Cuando los Aliados le detuvieron tres semanas después Dönitz seguía de uniforme porque, como en todo, siempre ha habido clases, aunque hubo de vestir de paisano los once años y medio siguientes, mayormente en la prisión de Spandau. Tampoco pudieron vestir de uniforme aquellos de sus hombres que seguían en la Marina Alemana en 1981 cuando, a la muerte del Gran Almirante, asistieron a su funeral junto con otros miles de sus antiguos subordinados.

Heinrich Hagemann (el Auditor Naval que presidió el Consejo de Guerra contra Kusch) reaparece en la historia en otro juicio sonado (¡el de Nuremberg!), pero ocupando un puesto mucho más modesto como co-defensor. Debió sufrir un “declive profesional” notable, pues su siguiente reaparición ya es en calidad de acusado en dos juicios a cuenta de sendas “hazañas bélicas”, incluida su actuación en el “caso Kusch”, que le valió una acusación por “crímenes contra los derechos civiles” promovida en 1949 por el padre de su víctima. Fue absuelto en ambos casos, en el que nos ocupa por haber actuado conforme a las leyes entonces en vigor. Tras el “relevo” de Kusch, el U-154 quedó al mando del también AN Gemeiner, que consiguió sobrevivir a su primera patrulla pero no a la segunda: no habían pasado dos meses de la ejecución de su antiguo Comandante cuando, camino de su zona de operaciones en Cabo Hatteras, el U-154 cometió una indiscreción radio al NW de Madeira que le echó encima todo un Task Group. El 2 de julio de 1944 el USS Inch le cazó en el sonar... pero perdió el contacto al poner pies en polvorosa ante un par de torpedos acústicos; en su ayuda acudió el USS Frost y, trabajando en pareja, al día siguiente pudieron localizar al U-154 y liquidarlo en un par de horas mediante cuatro ataques con cargas de profundidad. La zona quedó cubierta de combustible y algunos restos de sus 57 tripulantes, entre los que no hubo supervivientes.

Como no podía ser de otra manera, Su Señoría el AN Dr. Ulrich Abel superó con éxito el curso de mando y el 1 de abril de 1944 estaba de nuevo en Lorient para tomar posesión del U-193, un tipo IXC recién adscrito a la 10 Flottille con tres patrullas y un hundimiento en su historial bajo el mando del CC Pauckstadt. No consta que los compañeros de Kusch le rompieran la cara, Rust señala como mucho “...his comrades´silent scorn” y punto; concretamente, punto final. El 23 de abril el U-193 salió de Lorient para efectuar su primera patrulla bajo el mando de Abel y, a partir de este momento, su rastro y el de sus 59 ocupantes se desvanece sin dejar un mal mensaje; durante años se pensó que había sido hundido el 28 de abril al W de Nantes por un Wellington del 612 Escuadrón británico, ahora se sabe que el atacado era el U-802, de regreso a Lorient. Resulta irónico que el acusica leguleyo compareciera ante la Corte Celestial una o dos semanas antes que su propia víctima que, con suerte, se partiría de risa al encontrarle allí. Digo con suerte porque, visto el historial de Abel, le creo perfectamente capaz de haber aprobado otra oposición en una semana con tal de recibir a Kusch en funciones de fiscal del “Supremo” (¡los hados nos protejan!).

Es opinión general que fusilar a Kusch fue una auténtica pasada, pero en el mundo naval alemán existe división de opiniones entre quienes le creen un héroe y quienes opinan que se merecía un buen tirón de orejas y que Abel hizo lo correcto al denunciarle. Personalmente creo que, en su contexto, podría llegar a comprender los motivos de los dos, por lo que reitero que esta historia me deprime. Con todo, la delación no parece ser una virtud militar particularmente prestigiada ni aún en caso de catástrofe por lo que, egoístamente, prefiero identificarme con los defectos de Kusch e imaginar que, tras el imprudente Comandante y comprometedor bocazas, también había un patriota. Impropio del pragmático siglo XX si se quiere, pero patriota al fin. Desde luego, su valor físico e integridad moral parecen estar mas allá de toda duda. Naturalmente Kusch ha terminado ganando el caso a Abel por goleada; sobre todo tras la publicación por el historiador y antiguo Oficial Naval Heinrich Walle de una monografía sobre el asunto en 1995 y la subsiguiente precipitación de acontecimientos. En 1996 Kusch fue rehabilitado legalmente y su lucha contra la injusticia reconocida en el discurso de un Vicealmirante con motivo de una celebración nacional alemana.


En 1998 la calle contigua al campo de tiro donde fue fusilado se rebautizó como “Oskar-Kusch-Strasse” con todas las bendiciones municipales de Altenholz y de Kiel (es una calle compartida). Además de una calle, los munícipes le dedicaron una placa de granito que (tras una doble traducción) viene a decir: “Su nombre representa el de muchas víctimas del sistema de injusticia Nacionalsocialista que murieron aquí y en otros lugares. Su muerte es nuestro legado”; no pierdo la esperanza de que, dondequiera que navegue, Abel palidezca de envidia. Que el Atlántico le sea leve.