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Nicasio
13/10/2005, 03:44
EL SEGUNDO


Un somero vistazo al encabezamiento de su ficha bastaría para sospechar que alguien que figura como “Abel, Dr. Ulrich (03.03.12-04.44) OLt.z.S.d.R DKG: 18.6.42 Kdt. eines Minensuchbootes 03.44 - 04.44 Kommandant U-193” no es un tipo del montón porque ¿qué hace un A.N. de la Reserva recién ascendido mandando un submarino oceánico y en posesión de una Cruz de Oro Alemana obtenida durante el mando de un dragaminas ¡en el empleo de A.F.!? ¿y a qué viene su “avanzada” edad y el título de Doctor? Como ocurre tantas veces, aquí la realidad no sería creíble ni como película de aventuras. Me comentaba un amigo para justificar su extraña ocupación que, allá donde haya una trinchera, habrá un marino mercante porque, como náufragos, no tenemos precio. La Gran Depresión de los primeros años 30 y el subsiguiente “temporal económico” originó a ambos lados del Atlántico Norte el naufragio colectivo de la marina mercante, buena parte de cuyos componentes fueron arrojados por la “resaca” a las playas del paro. Uno de los involuntarios “nadadores” era Ulrich Abel, que recién aprendido el oficio hubo de cambiar de tercio para dedicarse a estudiar derecho con tal aprovechamiento que, no contento con obtener el doctorado, pocos años después ya no era un Ulrich cualquiera sino Su Señoría el Juez de Distrito Herr Doktor Ulrich Abel. Casualmente, además de esposo de Frau Herta Abel y padre de un niño parece que también era Jefe de Distrito del Partido Nacionalsocialista en Hamburgo, detalle este que apunta su posible metamorfosis de antiguo náufrago en consumado nadador. Lo que no ofrece dudas es que, a su manera, también era un patriota cabal: al mes siguiente de estallar la 2ª Guerra Mundial encontramos a Su Señoría nuevamente metamorfoseado... ¡en capullo! como uno más de los 633 miembros de la promoción X/39 de la Kriegsmarine.

La marina mercante alemana ya había aportado durante la Gran Guerra algunos más que notables oficiales a la Reichsmarine del Kaiser, pero una trágica carambola renovó los lazos cuando, en julio de 1932, el buque escuela “Niobe” zozobró con la promoción 32 a bordo, que pereció casi en su totalidad. En plena reconstrucción naval, el Almirante Raeder solicitó “refuerzos” a las navieras alemanas y quince marinos mercantes cubrieron el hueco integrándose en la promoción 33, si bien, al convalidárseles dos años, este grupo pasó a denominarse promoción 31/33. Fue un amor a primera vista: por citar a dos de los quince, allí estaban Gunther Prien, que hundiría al “Royal Oak” en su propio fondeadero de Scapa Flow además de 191.918 toneladas adicionales de mercantes y el mítico “Ajax” Bleichrodt, que se llevó por delante otras 158.957 toneladas. Los dos hicieron escuela: Prien formó a su Segundo (Engelbert Endrass, otro mercante) y Bleichrodt al suyo (el lenguaraz “Teddy” Suhren) de tal modo que también acabarían convertidos en mitos. Los cuatro se ganaron la Cruz de Caballero con Hojas de Roble (el equivalente a una Medalla Naval), aunque Prien y Endrass a costa de su vida; digamos de paso que el temperamental “Ajax” tuvo los bemoles de renunciar a su Cruz de Caballero si no le daban otra a su Segundo. Los quince primeros se lo debieron contar a sus amigos en paro, porque otros muchos les siguieron; naturalmente que, en una marina donde el periodo formativo de un A.F. estaba pasando de casi cinco años a menos de dos y medio y en cuyos submarinos había de tirar de sextante un suboficial especializado (el Obersteuermann), fueron recibidos con los brazos abiertos. Hasta se hizo la vista gorda cuando, muchas veces, los ex-mercantes comandantes de submarino pintaban en la vela “su” rosa de los vientos en lugar de la más habitual insignia de su promoción (plasta de colegas, ¡siempre dando la nota!).

Ulrich Abel debió obtener su primer empleo a primeros de 1941, siendo destinado a un dragaminas y prestando servicios en el norte de Noruega y el Báltico. Concretamente, servicios distinguidos. En la foto que acompaña este artículo se aprecia que el escaso peso de su galón de A.F. (que eso era entonces) ya está perfectamente compensado en su chaqueta con una Cruz de Hierro de 1ª Clase, otra de 2ª Clase y la Kriegsabzeichen de dragaminas. Parece bastante ufano de sí mismo y no es para menos: basándose en la colección de informes personales que sobre Abel elevó el mando de la 15 Minensuchflottille, Eric C. Rust ha escrito que “...his nautical competence and general leadership abilities were beyond doubt”. A primeros de 1942 ya era Comandante del dragaminas M-1503, constando que el 18 de febrero “...helped destroy a russian submarine in norwegian waters”. No es descartable que se lo cargara personalmente y a bofetadas, porque la Deutsche Kreuz in Gold que recompensó su hazaña era casi el equivalente a una Cruz de Caballero. Recordaba hace poco Frau Herta Abel que, aquel mismo año, al buque de su marido se le asignó un cupo de cuatro “voluntarios” para prestar servicio en submarinos y él fue uno de los cuatro, aunque Eric Rust puntualiza que Ulrich más bien “switched reluctantly”. Debió cesar como Comandante del M-1503 hacia septiembre de 1942 y, tras efectuar el curso de submarinos, en febrero de 1943 fue destinado como Segundo Comandante del U-154, perteneciente a la 2U-Flottille con base en Lorient. La idea era que permaneciera a bordo durante un crucero (digamos tres o cuatro meses) y, tras el informe favorable de su Comandante, enviarle al curso de mando (otros tres meses) y darle su propio U-boat. Un carrerón.

En un submarino alemán de la época el Segundo era conocido como IWO (Erste Wache Offizier, Oficial de la 1ª Guardia), y solía ser un A.N. Era responsable de los torpedos y sistemas asociados, así como de estar preparado para sustituir al Comandante, usualmente un T.N. informalmente apodado Herr Kaleu (de Kapitänleutnant). Completaban la Cámara el IIWO (normalmente un A.F., a cargo de cubierta, comunicaciones y A.A.) y el Jefe (el LI, de Leitender Ingenieur, que solía ser un Alférez). La denominación del IWO y IIWO no implicaba necesariamente que navegaran a dos guardias, ya que dos suboficiales, el Navegante y el Contramaestre (Obersteuermann y Oberbootsmann), montaban diariamente una guardia de oficial en la vela. En la Cámara del U-154 Abel se topó con dos elementos atípicos: un médico del Ejército destacado a bordo para prestar apoyo a otros submarinos y... ¡el Comandante!, un A.N. de 25 años que se estrenaba en el oficio, brillante, pero (digámoslo así) un tanto inmaduro (el A.F. Abel tenía 30 años y “horas de vuelo” equivalentes a otros 30).