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Ver la versión completa : U-154, comandante Kusch



Nicasio
13/10/2005, 03:41
Buscando por la red, he encontrado la historia de un suceso interesante, ocurrido en el arma submarina alemana duranate la 2º Guerra Mundial.
El relato está bien contado por lo que lo trancribo tal cual.
Es largo por lo que para no fatigar a los lectores lo podré en varias entregas.
El autor es un , parece ser, marino mercante, de nombre Luis Jar Torre.
He aquí la primera entrega.

Nicasio
13/10/2005, 03:42
Leyendo hace poco una obra británica sobre el arma submarina alemana, tropecé con el dato escueto de que el Comandante del U-154 había sido fusilado por derrotista en 1944 tras haber dado parte de él su propio Segundo. Un periodista hubiera dicho que la historia prometía, yo me quedé con las ganas de saber que había detrás del dato antes de pasar página (¡cosas de nazis!, pensé). Debo estar haciéndome viejo porque cuando, tras un mes de tirar del hilo (sobre todo, tras leer un trabajo monográfico de Eric C. Rust), pude hacerme una idea cabal de la historia, la evidencia de la poquita cosa que podemos llegar a ser cualquiera de nosotros ya me había producido un impacto emocional rayano en la depresión. Incluso llegué a pensar que alguien había ocultado caritativamente el suceso bajo la alfombra de la Historia para evitar desmoralizar a las generaciones futuras, porque es un caso ante el que pocos profesionales de la milicia pueden permanecer indiferentes, especialmente si peinan canas. La historia evoca buena parte de los espectros de nuestra vida a bordo: los temas que nos enseñaron a no sacar en la Cámara, la prudencia en el ejercicio del mando, la lealtad que debemos al superior, el respeto que el superior nos debe... Y el parte, claro, porque en un sentido o en el otro ¿quién no tiene un parte en su vida?

Una de las características más fascinantes de la vida militar es la potestad de administrar justicia entre quienes, en otro ámbito, podrían considerarse simples compañeros de trabajo, y una de las pruebas más incontrovertibles de la calidad del material humano con el que se construyen los ejércitos es que el sistema funciona. Un juez de primera instancia necesita casi un decenio de formación bastante más que exhaustiva para poder llegar a juzgar una falta tras una temporada de reflexión y con el auxilio de todo un juzgado, pero de un simple Alférez de Navío comandante de buque se espera mucho más: la capacidad de juzgarla instantáneamente a la vista de un parte y en base a la mala copia de un código. No resulta menos admirable que el parte sea cotidiana “herramienta de trabajo” en una institución donde el compañerismo lo es casi todo sin que su estructura social se resienta. Sería explicable si el parte funcionara de arriba hacia abajo, pero se trata de una herramienta también utilizable horizontalmente y, si se tercia, de abajo hacia arriba. Un sociólogo podría definirlo como un sistema de delación institucionalizada y advertirnos que tales sistemas suelen cargarse las sociedades donde se instalan, pero de nuevo hay que descubrirse ante la sabiduría de la institución: se da parte de un subordinado en caso de necesidad, de un compañero en caso de emergencia y de un superior en caso de catástrofe. Así, no se producen “averías sociales” que no pueda reparar un discreto desbarre (del que, por supuesto, también habría que dar parte).

La que sigue es la historia de una “avería social” catastrófica producida por un parte, fruto a su vez de la inmadurez de un “actor” (le va grande el papel) y del carácter de “primadonna” de otro, (sobreactúa). Que el escenario sea la Alemania nazi propicia sin duda que lo que podía haber sido un drama degenere en tragedia, pero no quita un ápice de ejemplaridad a un “guión” que es intemporal. Un par de compañeros me han criticado que este relato les prive de otro de “mis” naufragios cuando, a mi juicio, es más de lo mismo. La dotación de un buque viene a ser lo que el sistema operativo para un PC y, aquí, el sistema “casca”. Pero que nadie se altere, al final no sólo se hundirá un buque, sino dos. Y morirán tres comandantes.