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Nicasio
20/09/2005, 08:49
La Legión Décima!. La legión favorita de Julio César. Una de las más famosas unidades de combate de toda la Historia, realizadora de prodigios asombrosos, la legión más temida por sus enemigos y convertida en una leyenda casi mítica. Sin embargo, sus proezas no fueron resultado de hechizos ni conjuros, sino de un espíritu de equipo y una conciencia de unidad de élite como pocas, muy pocas unidades a lo largo de la Historia han poseido. En primer lugar está la absoluta y completa identificación con su jefe, con aquel procónsul que un día se presenta en su campamento, baja de un salto de un caballo con cascos en forma de dedos, convoca a los legionarios y les dice tan tranquilo que 368.000 helvecios están avanzando hacia ellos, que las otras tres legiones a su mando no pueden llegar a tiempo y que deben entablar combate ellos solos... pero que no se preocupen, porque la diosa Fortuna que a él le protege también les protege a ellos. Evidentemente, como eran disciplinados legionarios romanos, en lugar de salir corriendo de allí (que hubiera sido lo más lógico) dejando a aquel loco con su Fortuna y sus discursos, los legionarios de la Décima marcharon tras aquel hombre para entrar con él en la Historia por la puerta más grande. Y contra los 368.000 helvecios marcharon César y sus 4.800 muchachos a esperar el milagro... Y el milagro ocurrió. Junto a Ginebra, Julio César y "sus muchachos" de la Décima frenaron en seco a los 368.000 helvecios atrincherados tras la línea fortificada que trabajando día y noche habían construido con sus propias manos entre el lago Leman y el monte Jura... ¡28 kilómetros de fortificaciones levantadas como por un milagro!. No es de extrañar que tras esta proeza el mundo viera a aquellos hombres más como héroes mitológicos que como soldados.

Pero la leyenda de la Décima no había hecho más que empezar. En la campaña contra Ariovisto César convirtió a los legionarios de la Décima en jinetes, por lo que sus compañeros los llamaban "los caballeros" y recibió el sobrenombre de Equestris. En la campaña belga, los nervios consiguieron sorprender a las legiones en orden de marcha atacándolas en su momento más crítico. Las legiones se vieron asaltadas por todas partes y sin tiempo para formar en línea de batalla el desastre era seguro. Pero César, en un arranque genial desenvainó su espada, le arrebató a un legionario el escudo y se lanzó a primera línea para mandar a sus muchachos a pie firme. Allí, peleando contra los nervios a la vez que ordenaba las líneas consiguió formar una precaria línea de combate con siete de sus ocho legiones. ¿Cuál era la que faltaba?. Evidentemente la Décima.

La Décima resistió ella sóla la carga de los atrebates en el flanco izquierdo de César. Los legionarios sostuvieron sus posiciones a pie firme y después cargaron contra sus enemigos llevándose tras ellos a la Novena. Empujaron a los atrebates nervios a golpe de gladius hasta el río Sambre donde los masacraron y después atacaron el campamento nervio que tomaron al asalto masacrando a sus estupefactos enemigos y luego, tranquilamente, volvieron sobre sus pasos para atacar por la retaguardia a los nervios que al verlos llegar cubiertos de la sangre de sus camaradas masacrados debieron pensar que aquellos soldados habían salido del mismísimo infierno. De los 60.000 guerreros nervios que habían atacado a las legiones sólo sobrevivieron 500.

Sus hazañas en las Galias la convirtieron en una unidad mítica, pero su momento de gloria llegaría en plena Guerra Civil. La Décima siguió a César contra Pompeyo. Combatió en España, en Ilerda y cruzó el Adriático para enfrentarse a las legiones de Pompeyo. En Farsalia César la situó en su ala derecha y allí tuvo lugar su famoso combate en el que despedazó ella sóla a todo el ala izquierda pompeyana ,obligando a las legiones de Pompeyo a retirarse a la carrera por las laderas del Dogandzis.

Volveremos a encontrar a la formidable Décima combatiendo incansablemente junto a César en Tapsos y finalmente en Munda, donde de nuevo, una vez más, sus muchachos se convirtieron en un puño de hierro que destrozó a los enemigos.

Si hay una palabra que define la carrera de la Décima legión bajo las órdenes de César es: IMPRESIONANTE. Pero no hubo milagros, sino trabajo, esfuerzo y sacrificio. Ellos confiaron ciegamente en la Fortuna de su líder y ésta les acompañó durante toda su existencia convirtiéndolos en leyenda.



Sus veteranos recibieron tierras en Narbona. Tras el asesinato de César, muchos de ellos se realistaron para vengar a su jefe y en Filipos, de nuevo, aquellos hombres de acero fueron la clave de la victoria.

La Décima sirvió después a las órdenes de Marco Antonio hasta Accio. Augusto les dio tierras a los veteranos en Patras, Grecia. Pero la legión se amotinó (ignoramos las razones) y Augusto la castigó quitándole el sobrenombre de Equestris y refundiéndola con veteranos de otras legiones por lo que su nuevo sobrenombre fue Gemina (gemela). Destacada a España, sirvió en las guerras Cántabras del 25-13 aC y permaneció en España hasta el año 63 dC en que fue acantonada en Carnuntum, Panonia. Volvió unos años a España y fue de nuevo enviada al limes germano, a Noviomagus (Nimega) en la Germania Inferior. En el año 89 el gobernador de la Germania Superior se sublevó y la Décima marchó contra él venciéndole y ganándose su tercer sobrenombre: Pia Fidelis Domitiana. En el año 103 fue transferida a la Panonia, en concreto a Budapest para ir después a Viena. Participó en la campaña dacia de Trajano y quedó acantonada en los alrededores de Viena hasta principios del siglo V.