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Ver la versión completa : Navio San Telmo. Naufragado en sept.1819



Nicasio
10/09/2005, 19:21
Construído por Romero Landa.
En 1819 las posesiones españolas en el Nuevo Continente estaban amenazadas por los movimientos independentistas y la insurrección. En la metrópoli reinaba el desorden y la insatisfacción por el Gobierno de la nación. La armada española -casi deshecha despues de Trafalgar- se encontraba en un estado lastimoso. En este ambiente y ante las insistentes peticiones de los gobernadores de las provincias en el Pacífico, con el propósito de enviar fuerzas navales fue organizada con premura -a principios de 1819- una escuadra para reforzar a la que un año antes zarpó de Cádiz, al mando del capitán de navío don Francisco Monvelle, la que fue denominada División del Mar del Sur. La componían cuatro buques: Dos navíos, una fragata de guerra y un mercante. Los buques designados eran los que estaban en mejores condiciones: El navío San Telmo -de 74 cañones, construido en 1788 en los Astilleros de Esteiro de El Ferrol cuyos fondos se encontraban ya en mal estado: el navío Alejandro, de 74 cañones, uno de los cinco navíos que dos años antes habían sido comprados a Rusia, en tan lamentable estado que poco después tuvieron que ser desguazados; la fragata Prueba, de 34 cañones, y la fragata mercante Mariana, para el transporte de tropas.
El jefe nombrado para el mando de la División debía, asimismo, relevar al Comandante del Apostadero del Callao, capitán de navío don Antonio Vacaro, quien había cumplido ya los tres años reglamentarios al frente del mismo. Lo anterior, junto con lo precario de los buques designados pudo ser el motivo de la ausencia de voluntarios para asumir el mando. Debido a ello el nombramiento para el mando de la División y relevo del Apostadero recayó en el capitán de navío don Rosendo Porlier, quien izó su insignia en el navío San Telmo el 19 de marzo de 1819.
Consta que el pesimismo de Porlier sobre la suerte de su navío era tan grande, que al despedirse en Cádiz de su íntimo amigo el Capitán de Fragata don Francisco Espelius, le dijo: "Adiós Francisquito, probablemente hasta la eternidad...". En la mañana del día 11 de mayo de 1819, con viento fresco del este, zarpó de Cádiz la División, a excepción del navío Alejandro que demoró un día por una avería de última hora en el cabestrante mayor. No sería el único percance de este navío, ya que a los pocos días de ir navegando en convoy y cruzar el Ecuador, Porlier fue notificado sobre la excesiva cantidad de agua que el navío hacía por el fondo del casco. Ante tan crítica situación lo hace regresar a Cádiz para su reparación. Los restantes tres buques continuaron su derrota, recalando en Río de Janeiro y Montevideo, para una vez llegado el mes de septiembre intentar doblar el tormentoso cabo de Hornos.
Al comienzo los tres buques consiguieron mantenerse juntos y penetrar en el mar de Drake. Pronto la suerte comienza a serles desfavorable; los fuertes vientos del poniente hacen abatir a la Escuadra hacia el sur, donde encontrarían mejores vientos, pero el mal tiempo y las tormentas se suceden causando graves daños al viejo navío y dispersando a los buques. Sólo las dos fragatas consiguen por separado dar noticia al puerto de destino, Callao. El día 2 de octubre lo hace la Prueba y siete días después la Mariana, la que informa haberse separado del San Telmo el día 2 de septiembre en la latitud 62º sur y longitud 70º oeste, dejándole con averías en el timón, tajamar y ***** mayor. En el oficio que el Jefe del Apostadero despacha informando sobre la demora del navío, informa:
"...cabe dudar en que el navío pueda haber remontado el cabo y si lo hubiera conseguido es de recelar una arribada en los puertos de Chiloé o Valdivia a repararse de donde espero en breve noticias para participarle a V.E....".
Pero las noticias no llegaron y el 6 de mayo de 1822 se determina: "En consideración al mucho tiempo que ha transcurrido desde la salida del navío San Telmo del puerto de Cádiz el 11 de mayo de 1819 para el Mar Pacífico y a las pocas esperanzas de que se hubiera salvado este buque, cuyo paradero se ignora, resolvió el Rey, que según propuesta del Capitán General de la Armada fuera dado de baja el referido navío y sus individuos...". Frío final para un viejo navío de la armada española con 644 hombres a bordo. Pero hubo dudas de que el navío naufragase y se creía que pudiera haber llegado a las islas que rodean la Antártida. Hubieran sido, (para su desgracia nadie lo sabría jamás), los primeros en observar el continente helado. En 1603 el español Gabriel de Castilla fue la primera persona que atisbó el mundo helado antártico al desviarse su barco por las tormentas, pero al contrario del San Telmo, si pudo volver a casa y contarlo. Probablemente los primeros grupos en avistar el continente en el siglo XIX fueron el del cazador de focas estadounidense Nathaniel Palmer y el de los oficiales navales británicos William Smith y Edward Branfield; ambos navegaron cerca de la punta de la península Antártica en 1820. Pero uno de los componentes de esa expedición, el capitán Robert Fildes describió en la Isla del Rey Jorge (islas Sethland) los restos de un barco y que el atribuyó al San Telmo. Esa misma conclusión llegó otro famoso navegante antártico que recorrió las aguas entre 1821 y 1822 James Weddell que incluso aventuró la posibilidad que los náufragos sobrevivieran algún tiempo alimentándose de focas de las que se encontraron abundantes huesos. En la actualidad hay una Placa Conmemoratoria en Playa Media Luna, Cabo Shirreff, Isla Livingston, Islas Shetland del Sur, que recuerda a los marineros, soldados y oficiales del navío San Telmo, naufragado en septiembre de 1819, posiblemente los primeros hombres que llegaron a la Antártida.