juanerick
23/08/2005, 12:53
El amor verdadero es incompatible con el egoísmo.
El rencor no daña al que se le tiene, daña al que lo tiene y lo conserva.
¡Es muy cierto! Qué para pedir perdón hace falta tener humildad, pero, también es cierto, que para perdonar hace falta amor. Quien no es humilde no pide perdón y quién no ama no será capaz de perdonar.
Gustavo Adolfo Becquer escribe en su Rima XXX lo que acontece en la vida de los enamorados cuando el orgullo se apodera de la relación. Ellos se han ofendido, el orgullo no le permite a él pedir perdón, y es el orgullo lo que no le permite a ella perdonar. Después viene el arrepentimiento de ambos, quizá cuando ya poco, o ya nada, se puede hacer...
“Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
Pero al pensar en nuestro mutuo amor,
Yo digo aún: “¿Por qué callé aquel día?”,
Y ella dirá: “¿Por qué no lloré yo?”.
Y esta es nuestra más triste realidad. Las parejas quieren solucionar sus conflictos pero olvidan de que las relaciones humanas siempre serán un movimiento de dos.
El rencor no daña al que se le tiene, daña al que lo tiene y lo conserva.
¡Es muy cierto! Qué para pedir perdón hace falta tener humildad, pero, también es cierto, que para perdonar hace falta amor. Quien no es humilde no pide perdón y quién no ama no será capaz de perdonar.
Gustavo Adolfo Becquer escribe en su Rima XXX lo que acontece en la vida de los enamorados cuando el orgullo se apodera de la relación. Ellos se han ofendido, el orgullo no le permite a él pedir perdón, y es el orgullo lo que no le permite a ella perdonar. Después viene el arrepentimiento de ambos, quizá cuando ya poco, o ya nada, se puede hacer...
“Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mis labios una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
Pero al pensar en nuestro mutuo amor,
Yo digo aún: “¿Por qué callé aquel día?”,
Y ella dirá: “¿Por qué no lloré yo?”.
Y esta es nuestra más triste realidad. Las parejas quieren solucionar sus conflictos pero olvidan de que las relaciones humanas siempre serán un movimiento de dos.